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Salarios bajos, opción que crece en EU

La práctica de externalizar el empleo deja desprotegidas a las personas, dice Josh Freedman; el sistema de franquicias exime a grandes empresas como McDonald's de la responsabilidad laboral.
mar 27 mayo 2014 06:04 AM
Un empleado general de McDonald's debería trabajar más de un millón de horas para poder percibir el sueldo del CEO de la cadena. (Foto: Getty Images)
mcdonalds

La semana pasada, más de 2,000 activistas y trabajadores de comida rápida se manifestaron afuera de la reunión anual de accionistas de McDonald's para protestar por los bajos salarios.

Las manifestaciones en Oak Brook, Illinois, son un recordatorio de la creciente desigualdad económica en Estados Unidos. En McDonald's, los trabajadores que ganan el salario mínimo federal perciben 7.25 dólares por hora, mientras que los de Illinois ganan 8.25 dólares bajo el salario mínimo estatal. En contraste, el presidente ejecutivo de la cadena, Don Thompson, ganó aproximadamente 9.5 millones de dólares el año pasado, lo cual significa que le tomaría a un empleado que gana el salario mínimo más de un millón de horas de trabajo ganar el salario anual de Thompson.

Podríamos culpar de la brecha salarial a los codiciosos ejecutivos corporativos, pero eso sería demasiado simplista. Eso no refleja las cambiantes estructuras corporativas cruciales para entender el surgimiento del empleo de bajos salarios en algunas de las empresas más grandes de Estados Unidos.

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McDonald's, por ejemplo, no emplea a la mayoría de sus trabajadores; en vez de ello, los empleados trabajan para restaurantes individuales de franquicia que operan como empresas independientes y pagan cuotas por usar la marca de la empresa y vender sus productos. Sin embargo, más allá de eso, el propietario individual es, por tanto, responsable de fijar y pagar los salarios de los trabajadores.

Es importante destacar la estructura de negocio de franquicias porque plantea más cuestiones que un simple caso de un trabajador que contrata a un empleado. En el caso de McDonald's, ¿quién es exactamente el empleado? ¿Es la corporación nacional, la cual cobra cuotas a los propietarios de las franquicias y dicta la apariencia, el ambiente y el funcionamiento de los restaurantes? ¿O son los franquicitarios individuales, que son legalmente responsables de la contratación de los trabajadores?

Estas ambigüedades yacen en el corazón de las disparidades salariales en McDonald's y en otras empresas más allá de la industria de la comida rápida. Las empresas externalizan el empleo directo hacia terceras partes como contratistas independientes, dueños de franquicias o coordinadores de logística a lo largo de la cadena de suministro. Las nuevas tecnologías y un ambiente legal más favorable han permitido a las empresas mantener su capacidad para hacer cumplir los estándares que quieren para una marca incluso aunque no sean el empleador directo de la mayoría de su fuerza de trabajo. A medida que más relaciones laborales comienzan a “fisurarse” -como lo llama un economista de la Universidad de Boston, David Weil-, trastocan la manera en que entendemos los acuerdos de trabajo típicos.

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Esta tendencia es clara en todos los lugares de trabajo de bajos salarios. Además de McDonald's, empresas de limpieza como Coverall están organizadas ya sea como franquicias o como subcontratistas independientes. Las compañías de camiones clasifican a los trabajadores como propietarios-operadores, lo cual exime a las empresas de pagar compensaciones a los trabajadores o seguro de desempleo.

Incluso las porristas de futbol americano son a menudo clasificadas como trabajadoras independientes en lugar de empleadas, lo cual ha impulsado a que cinco plantillas de la NFL, desde las Ben-Gals de Cincinnati hasta las Flight Crew de New York Jets demanden a sus equipos. La separación del empleo puede abarcar también muchos niveles: en un incidente con una antena de telefonía móvil de AT&T en Talladega, Alabama, 2006, la empresa de telecomunicaciones contrató a una firma de gestión, quien subcontrató a una empresa de antenas, que subcontrató a otra empresa de antenas para realmente hacer el trabajo.

La táctica para accionistas

Al externalizar el empleo, las empresas ya no tienen que lidiar con la fijación de salarios, proporcionar beneficios o cumplir con los requisitos de las leyes laborales. Como resultado, muchos de los riesgos y costos asociados con un acuerdo de empleo estándar están fuera de los libros de la empresa. Esto ha aumentado la rentabilidad, sobre todo ante los ojos de los accionistas: sus empresas pueden impulsar sus ingresos netos al reducir drásticamente sus costos.

Estos cambios no han eliminado los riesgos, sin embargo. Los han trasladado hacia otros negocios y empleados. Los subproveedores tienen márgenes de beneficio más bajos, lo cual les dificulta aumentar los salarios de los trabajadores. Un analista de la industria de la comida rápida estima que hasta uno de cada cuatro McDonald's de hecho pierde dinero y es apuntalado por las franquicias “hermanas” más rentables del mismo propietario. También aumenta la probabilidad de condiciones de trabajo injustas: un estudio de 2012 de Weil y Min Woong Ji encontró que las tiendas propiedad de franquicias eran 24% más propensas a violar las leyes y tenían 50% más salarios atrasados por empleado. En suma, Weil escribe: “Trasladar el trabajo hacia el exterior permite la redistribución de los ingresos hacia arriba”.

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Por consiguiente, los manifestantes fuera de la sede de McDonald's están ante un punto muerto. Por un lado, los trabajadores no pueden llegar a fin de mes para ellos o sus familias con bajos salarios, sin prestaciones y con empleos inestables. Por el otro lado, a menos que se altere la estructura del “lugar de trabajo fisurado”, hay poco margen para mejorar en las industrias donde los empleadores directos mismos están también restringidos. Los franquiciatarios ya están frustrados con los bajos márgenes y los altos costos de las mejoras, que tienen que pagar ellos mismos. Una encuesta reciente de Janney Capital Markets encontró que los franquiciatarios de McDonald's calificaron su relación con la gestión corporativa en 1.73 de una escala del uno al cinco.

Resolver la nueva historia de inseguridad económica en Estados Unidos requiere de corregir las causas subyacentes de esta economía de bajos salarios. Las pequeñas correcciones como el aumento del salario mínimo o perseguir más agresivamente a los infractores de las leyes laborales son importantes, pero por sí solas serán insuficientes para alterar la trayectoria hacia una economía de bajos salarios en la que los costos están aumentando más rápido que los ingresos. Y ayudar a los trabajadores de bajos salarios a través de subsidios fiscales podría aliviar parte del dolor a corto plazo, pero no servirá de nada para resolver los problemas estructurales en estas nuevas relaciones laborales que reducen los salarios y hacen el trabajo más endeble que en el pasado.

En vez de eso, tenemos que repensar la forma como entendemos el lugar de trabajo en la economía moderna. Las políticas para conectar la parte inferior y la parte superior —en lugar de solo el fondo con el nivel que le sigue hacia arriba— asegurarán que las empresas compartan de forma más equitativa los riesgos y costos laborales. Las estructuras legales actuales sirven de poco para cubrir estos desequilibrios en los lugares de trabajo: a pesar del reciente acuerdo histórico entre Walmart y los trabajadores empleados por su mayor subcontratista, Schneider Logistics, la mayoría de los tribunales no han hecho responsables a las empresas por los problemas laborales surgidos dentro de las franquicias, los subcontratistas, o a lo largo de la cadena de suministro.

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Mientras McDonald's pueda afirmar que no tiene ninguna responsabilidad por los aprietos de los trabajadores que tuestan los panes, los accionistas en la reunión en Oak Brook se beneficiarán del lugar de trabajo que desplaza los riesgos hacia los trabajadores y los franquiciatarios. Pero los trabajadores de bajos salarios en todas partes solo recibirán una enorme factura.

*Josh Freedman es analista de políticas del programa de crecimiento económico de la New America Foundation, donde escribe e investiga sobre las políticas sociales de Estados Unidos.

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