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Brasil, del auge a un escandaloso colapso

El país superaba en crecimiento y economía a países desarrollados, hasta que sobrevino la caída; ahora enfrenta un escándalo político masivo en Petrobras, y una crisis económica y de Gobierno.
vie 20 febrero 2015 06:03 AM
Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, dice que el país necesita más electricidad y la mejor manera de obtenerla es embalsando los ríos de la selva amazónica. (Foto: Reuters)
Dilma Rousseff

Hace unos años, Brasil parecía la próxima gran historia de éxito económico, justo después de China. ¿Cómo es que las cosas se pusieron tan mal, tan rápido?

Su economía crecía tres veces más rápido que la de Estados Unidos hace cinco años. En 2011, su tamaño económico superó al de Gran Bretaña. Millones de brasileños pasaron de la pobreza a la clase media, y el presidente de aquella época, Luiz Inácio Lula da Silva, tenía un índice de aprobación del 83%.

Eike Batista, alguna vez la persona más rica de Brasil, dijo a 60 Minutes que su nación estaba alcanzando su potencial.

“Brasil ha puesto en orden sus asuntos”, dijo Batista a 60 Minutes en 2010. “Estamos entrando en una fase de casi pleno empleo... Es increíble”.

Y sin duda fue increíble.

La economía de Brasil ha tenido una dramática caída. La nación se ha visto envuelta en un escándalo político masivo, ha registrado una bancarrota histórica. Su impopular presidenta, Dilma Rousseff, está tratando de preservar la economía del país.

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"Brasil se encontraba en una posición mejor hace cinco años”. Perdió el momento para mejorar su economía, dice Paulo Sotero, director del Brazil Institute en el Wilson Center en Washington. D.C.

El caso de corrupción que involucró al petróleo  y a los políticos de Brasil ha envuelto a su economía en el pesimismo, dicen los expertos.

Los investigadores brasileños están desenterrando un enorme caso de lavado de dinero y sobornos en torno a Petrobras, la compañía petrolera estatal de Brasil. Decenas de políticos, algunos en el partido de Rousseff, están acusados de aceptar millones en pagos.

Petrobras ha perdido 60% de su valor de mercado desde septiembre. Al mismo tiempo, el índice de acciones de Brasil, el Bovespa, se ha desplomado también.

Funcionarios del Gobierno que visitaron Nueva York la semana pasada trataron de inyectar algo de positividad en el lío.

Joaquim Levy, el nuevo ministro de Hacienda de Brasil, dijo que Petrobras es una empresa transparente. “Estoy muy confiado en que van a superar todos los obstáculos acerca de sus cuentas (bancarias)”, dijo.

El escándalo político de Brasil es sólo el comienzo del melodrama de la nación. Batista, el multimillonario que habló para 60 Minutes, ahora está en bancarrota.

La petrolera de Batista, OGX, se declaró en quiebra en octubre de 2013, convirtiéndose en la mayor bancarrota corporativa en la historia latinoamericana.

“Eike Batista vendió este sueño de que había esta nueva fiebre del oro”, dice Fernando Lara, director del Brazil Center en la Universidad de Texas-Austin. “La historia de OGX y Batista representa el lado ficticio del auge (económico)”.

Batista ahora debe más de 1,000 millones de dólares, lo cual le da el raro título de “multimillonario negativo”. Él está en la Corte por cargos de información privilegiada y la policía allanó su casa la semana pasada y tomó posesión de todos sus bienes.

Batista alguna vez tuvo vínculos con la presidenta Rousseff, que está luchando su propia batalla cuesta arriba: la reactivación de la economía.

La presidenta Dilma Rousseff apenas se ha mantenido en el poder, luego de ganar la reelección por un estrecho margen y prometer reformas económicas. Pero reformar no será fácil. Su índice de aprobación es del 23%, según Datafolha, una encuesta brasileña.

Los problemas han sacudido la confianza del público en el Gobierno y en la economía. “Hay un pesimismo en general, y ese pesimismo ciertamente ha tenido un gran impacto en el mercado de valores”, dice Lara. “Petrobras es una parte de ese pesimismo”.

El auge de las materias primas había impulsado la economía de Brasil. Ahora, el precio de muchas de las principales exportaciones de Brasil, como el petróleo y la soya, se ha reducido debido a la disminución de la demanda de China, el mayor socio comercial de Brasil.

La moneda brasileña, el real, está perdiendo valor también. Un dólar estadounidense valía alrededor de 1.55 reales brasileños poco después de que Rousseff asumió el cargo en 2011. Ahora un dólar equivale a 2.80 reales, un preocupante signo para un país que estuvo plagado por la hiperinflación durante los años 1980 y 1990.

Muchos expertos consideran que Brasil finalmente surgirá de su actual crisis económica, pero dicen que los próximos años serán inestables para Rousseff y Brasil.

“Eso significa que las cosas podrían ser un poco desagradables en un par de años”, dice Harold Trinkunas, un experto en América Latina de la Brookings Institution. El gobierno “puede ver la desaceleración avanzado hacia ellos”.

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