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Cuatro estrategias para reactivar la economía de Estados Unidos

A seis meses de las elecciones, los economistas opinan que el próximo presidente debe impulsar una reforma fiscal y corregir los programas de asistencia social.
jue 19 mayo 2016 06:04 AM
A los estadounidenses les preocupa su futuro financiero.
Incertidumbre A los estadounidenses les preocupa su futuro financiero. (Foto: BRENDAN MCDERMID/REUTERS)

La economía es el tema más importante en la mente de los votantes estadounidenses... por el momento.

Con seis meses restantes hasta el día de la elección, están muy preocupados por su futuro financiero. La crisis de 2008 perdura en la mente de las personas y muchos sienten que están a un paso del desastre financiero, incluso aunque tengan empleo y las cosas estén mejorando económicamente para la gente a su alrededor.

Entonces, ¿cómo se está desempeñando realmente la economía estadounidense? Hay dos conclusiones principales:

1. Estados Unidos está en una posición mucho mejor de la que estaba hace ocho años en la Gran Recesión.

2. Sin embargo, la economía definitivamente no está de vuelta con toda su fuerza. Está creciendo alrededor de 2% al año, menos que el promedio histórico de más de 3%.

Entonces, ¿qué puede hacer el próximo presidente —ya sea Hillary Clinton, Donald Trump, Bernie Sanders o un “caballo negro”— para impulsar el crecimiento?

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De hecho, hay consenso entre los economistas sobre lo que debe hacerse.“La economía de esto es muy simple”, dice el economista Robert Denk de la National Association of Home Builders. “La política es lo difícil de entender”.

Estás son las principales ideas para la economía:

1. Reforma fiscal corporativa

“Nuestro sistema fiscal es extremadamente poco competitivo a nivel internacional”, dice Lynn Reaser, economista en jefe del Fermanian Business and Economic Institute de la Point Loma Nazarene University.

Es tan malo que las empresas estadounidenses se trasladan al extranjero solo para reducir sus facturas fiscales. La tasa impositiva corporativa máxima marginal de Estados Unidos es del 39%. La siguiente tasa más alta en Occidente es la de Francia con una tasa máxima corporativa de 34.4%, según la Tax Foundation. El promedio mundial es menor al 23%. Además de eso, Estados Unidos tiene un sistema muy complejo de créditos y deducciones.

Reaser argumenta que reducir las tasas es “probablemente el impul so más veloz a corto plazo que podríamos dar a la economía”.

Marcos Hamrick, el director de buró en Washington de Bankrate.com, cree que la reforma fiscal corporativa tiene la “mayor oportunidad de apoyo bipartidista” el próximo año.

2. Reducir la incertidumbre

“La incertidumbre es una de las razones por las que las empresas no están invirtiendo”, dice Bill Watkins, director ejecutivo del Center for Economic Research and Forecasting at Cal Lutheran y execonomista de la Reserva Federal.

Casi nadie quiere poner su dinero en juego cuando están altamente inseguros acerca del futuro. ¿Cuáles serán los impuestos? ¿Cuáles serán las regulaciones? ¿Qué hay de los costos por préstamos?

Algunas declaraciones decisivas por parte del líder del país serían de ayuda.

Por el momento, hay mucho en el aire acerca de lo que sucederá con el Obamacare, con los impuestos, con los acuerdos comerciales, y con las decisiones de las tasas de interés de la Reserva Federal. Eso, además de una de las elecciones presidenciales más impredecibles en la historia moderna de Estados Unidos.

La reacción de las empresas ha sido mantener en reserva montones casi récord de efectivo. Para cambiar esta situación, los presidentes ejecutivos y los economistas están pidiendo cada vez con más frecuencia a los legisladores redactar leyes más claras y observar qué regulaciones necesitan quedarse y cuáles pueden eliminarse.

3. Gasto en infraestructura

El Congreso tiene que elevar el dinero destinado a la infraestructura: carreteras, puentes, presas, líneas eléctricas, etc. Estudio tras estudio han señalado las infraestructuras viejas que necesitan ser reparadas solo para ser adecuadas para la actividad empresarial actual. Y eso sin hablar de las inversiones que el país necesita para el futuro, especialmente para un futuro de alta tecnología.

“Nuestra infraestructura se está desmoronando. Las tasas de interés son históricamente bajas, pero están destinadas a aumentar, por lo que es un buen momento para hacerlo”, dice el economista Denk. Argumenta que poner algunos proyectos en marcha de inmediato elevaría la contratación y el crecimiento, y que no tiene que ser hecho todo a la vez como un paquete de estímulo masivo.

El ex presidente de la Fed, Ben Bernanke, es una de las muchas voces que piden al Congreso que impulsen el gasto, de forma selectiva.

“Cuando el banco central no tiene municiones o tiene pocas, la política fiscal tiene un papel que desempeñar”, dijo Bernanke en abril.

Bono: Corregir la Seguridad Social y el Medicare

Hay otras políticas que podrían ayudar a reforzar el crecimiento estadounidense, como una mejor educación para la economía de alta tecnología, un mejor sistema de inmigración y más acuerdos comerciales.

Pero el elemento final que aparece en casi todas las listas de objetivos económicos es la llamada reforma de los beneficios sociales. Significa corregir la Seguridad Social y Medicare para que no caigan en bancarrota y se sumen severamente a la deuda nacional.

Hay un amplio acuerdo en que será necesario aumentar la edad en que las personas pueden recibir beneficios y también aumentar los impuestos, o alguna combinación de ambas cosas. Existe el marco necesario para una solución, pero hasta ahora no existe la voluntad política. Abordar eso no impulsará el crecimiento de la noche a la mañana, pero colocará a Estados Unidos en una trayectoria financiera mucho más fuerte en los próximos años.

¿Cuándo comenzará la verdadera conversación política?

Por ahora, la mayoría de los economistas se ríen de lo que han escuchado hasta ahora en la campaña electoral.

“Necesitamos una discusión real sobre el crecimiento”, dijo Glenn Hubbard, decano de la Escuela de Negocios de Columbia y ex asesor económico del presidente George W. Bush, dijo a CNBC el martes. “En este momento, no he escuchado ideas serias de ninguno de ellos, para ser honesto”.

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