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10 reglas para arruinar la innovación

Existen 10 prácticas que echan por tierra cualquier intento de innovar en los empleados; para evitar que éstas afecten el desempeño y productividad de tu compañía, conócelas y evítalas
vie 25 enero 2008 06:00 AM
Ocuparte de los regaños y pasar por alto los logros de tus e

Consejos para establecer una cultura que fomente la innovación y creatividad en las empresas, hay muchos.

Sin embargo, y a pesar de ser tan conocidos, la realidad es que son pocas las compañías que logran alentar estas dos cualidades en sus empleados, y que, lejos de mejorar, entorpecen y delimitan la productividad.

Si no quieres que tu empresa pase por alto el fomento a la innovación y asuma las pérdidas que ello puede ocasionar, evita practicar las 10 reglas que Rosabeth Moss Kanter, profesora de la Harvard Business School, expone en su libro The Change Master:

1. Solicita a los departamentos y empleados que discutan y critiquen las propuestas de los demás.

Si llevas a cabo esta práctica, puedes ahorrarte el trabajo de tener que decidir entre tantos proyectos, ya que bastará con que elijas el que sobrevivió a la “objetiva” evaluación de los empleados.

Es bueno desarrollar el espíritu autocrítico, pero siempre deben establecerse límites y evaluar proyectos basados en criterios establecidos previamente.

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2. Valora la identificación de problemas como un síntoma de fracaso.

Aceptar errores y problemas al interior de la empresa no te va a llevar al fracaso, ignorarlos sí.

Si eres de los que al presentarte un problema comienza a gritar y culpar a todos en lugar de buscar un remedio, estás enseñando a tus empleados a ignorar y ocultar las fallas por temor a despertar “la cólera del jefe”.

que deben dej así la gente se acostumbra a no poner pegas cuando algo no funcione en su departamento.

En lugar de poner “el grito al cielo”, genera un ambiente de confianza que favorezca la generación de múltiples soluciones a un único problema.

3. Desconfía al máximo  de cualquier idea nueva que venga de abajo.

Este es uno de los errores más comunes en los altos niveles de una empresa.

Hay quienes piensan que tienen Tida la razón de ignorar estas propuestas por dos razones: porque es una idea nueva y porque viene de abajo.

Antes de cometer este error, recuerda que los empleados siempre pueden ser una fuente fresca de ideas que redunden en beneficios para tu compañía, así que deja de lado el egocentrismo y escucha.

Recuerda que debes considerar las ideas de acuerdo con su valor, no con el puesto de quien las emite.

4. Establecer que para actuar, hay que tener permiso de todos.

Aunque a veces sirve para llevar un orden al interior de la compañía, la burocracia es, en la mayoría de los casos, un estorbo. Imagina que una idea que puede significar el mayor avance para la empresa se retrase dos semanas porque tiene que contar con autorización de todos los departamentos, siguiendo la escala jerárquica.

Las empresas más exitosas se distinguen por mantener sus canales de comunicación abiertos y descentralizar el mando.
5. Ocúpate de los regaños y guarda los elogios.

Está comprobado que los empleados que viven en un constante nivel de estrés son menos eficientes y productivos.

Olvídate de la idea de que con regaños la gente se mantiene despierta.

Si por cada error le haces saber a tus trabajadores que pueden ser despedidos y en sus aciertos ni siquiera te tomas la molestia de felicitarlos, lo más seguro es que se sientan desmotivados y sin ningún aliciente para continuar innovando.

La mejor manera de fomentar la creatividad y productividad es reconocer la aportación de los empleados.

6. Controla todo de cerca.

Delegar responsabilidades es la mejor manera de dirigir una empresa.

Si además de convertirte en la sombra de tus empleados eres de los que se aseguran de contar y recontar todos los recursos a su disposición, tu compañía tiene un gran problema.

Aunque es cierto que se debe evitar el desperdicio de recursos, no es necesario llegar al extremo de pedir por escrito cualquier material que se necesite para desarrollar el trabajo.

7. Toma las decisiones en secreto.

Los cambios organizativos y de personal que se hacen en secreto y se divulgan por sorpresa son una buena manera de mantener alerta a los empleados, si es lo que quieres.

En lugar de generar sobresaltos e inseguridades, ocúpate de apoyar la toma de decisiones de manera participativa y generar un ambiente de confianza.

Asustar a los empleados es una pésima estrategia para fomentar la productividad.

8. Se hermético con la información de la empresa.

No eres un espía, así que la información de la compañía no debe estar limitada a los altos puestos. Una ves más, la confianza y transparencia son la mejor manera de animar a los empleados a hacer aportaciones innovadoras.

Recuerda que debes animar el contacto con las fuentes de información externas.

9. Delega responsabilidades incómodas.

Si eres de los que dejan que otros hagan el trabajo sucio y rehúyes de las decisiones conflictivas como traslados, despidos, etc, definitivamente vas por buen camino para matar la iniciativa de tus empleados.

10. Y, por encima de todo, no olvides que tú y los directivos de la empresa son los únicos que saben lo que realmente le importa a la compañía.

¿Conocido? Para evitar esta última y fatal práctica, acepta las opiniones de los demás, aunque no provengan de personas especializadas, a nadie le hace daño experimentar con ideas nuevas.

Finalmente para alentar la productividad y creatividad, impulsa la diversión entre tus empleados.

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