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Moshi Moshi, el ingenio creativo

Grupo MYT dejó la venta en carritos, renovó el negocio de la comida japonesa y va por una pelíc Carlos Mier y Terán es el décimo Emprendedor del Año 2008 de la revista Expansión.
vie 25 julio 2008 06:00 AM
Con la ayuda de sus hermanos y su disciplina, Carlos quiere

Emprendedor: Carlos Mier y Terán
Empresa:
GRUPO MYT
Inicio de operación: 2003
Inversión inicial: 20,000 pesos
Facturación: 58 millones de pesos, 2007

Cuando Bibiana Domit, comunicadora metida a emprendedora, regresó de un viaje a Londres, venía con la idea de abrir un restaurante de comida japonesa que rompiera con los esquemas en México: los locales lujosos atendidos por meseras con disfraz de geishas o las cadenas de fast food.

Traía folletos en los que se describían las barras giratorias, los decorados alegres y la oferta para consumidores jóvenes. Y se topó con que alguien ya se le había adelantado.

“Me encontré con el Kaiten de la colonia Roma, del DF, donde atendía Carlos. Lo conocí y platicando nos hicimos amigos”. De ahí nació la idea de ser socios y llevar el concepto a Santa Fe, frente a la Universidad Iberoamericana, llena de estudiantes que representan el público objetivo de esta cadena de restaurantes de sushi, ahora llamada Moshi Moshi.

Carlos Mier y Terán, acompañado por sus hermanos Andrés y Alfredo, empezaron su negocio en los años 90. Él regresaba de ver a su hermano Andrés, quien estudiaba arquitectura en París, cuando decidió que entre los tres invirtieran 20,000 pesos para poner un carrito de crepas en un centro comercial.

El carrito pronto ganó clientes y Carlos empezó a vender franquicias La Crêpe Parisienne. Se dio cuenta de que no estaba preparado para vigilar la calidad y el servicio de sus franquiciatarios, así que dio marcha atrás para tener mayor control y dejó a un lado la venta de franquicias.

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Su capacidad de convencer a familia y amigos le permitió obtener fondos para abrir un nuevo restaurante, ahora de sushi. Y su mamá, Eva López, directora y productora de cine, los puso en contacto con el actor Eugenio Derbez, que se sumó al proyecto. “Esas personalidades también sirven para atraer gente”, reconoce el mayor de los hermanos.

Para crecer, primero buscó a la cadena de cines Cinemex. Tras un ‘no’ rotundo, fue en busca de Cinépolis. Ahí se puso en contacto con Alejandro Ramírez, director general de la exhibidora, quien no sólo aceptó la propuesta sino que, además, contrató a Carlos como asesor para la venta de sushi en los cines.

Ambos son socios en la producción de una película que dirigirá la madre de los hermanos Mier y Terán.

“Se diría que Carlos es un emprendedor nato”, comenta Ramírez, “empezar una cadena de restaurantes en México no es poca cosa. En el país sobraban cadenas de sushi, pero él llegó con un concepto nuevo, más fresco. Innovó en un espacio que ya parecía bien atendido, bien servido y hasta podrías decir un poco saturado”.

Con eso concuerda Carlos Ramos, consultor en restaurantes y fundador de Scream Solutions: “El mercado mexicano estaba estancado en cuanto a sushi, pero ellos aportan un nuevo concepto, con la barra, los platos de colores y las caricaturas. También supieron atraer a inversionistas como Derbez, que hace ruido en la prensa”.

De inicio, su idea era que cada restaurante tuviera nombre e identidad propia. El de la Roma sería Kaiten; el de Santa Fe, Moshi Moshi; y el del sur, Sumo. Ahora, junto con otro más en Polanco, se unifican bajo el nombre Moshi Moshi, que abrirá locales en Guadalajara al igual que en el poniente capitalino.

Cuenta Mier y Terán que no tenía un gran bagaje japonés, fuera de un viaje a Japón en 1993 a una competencia de esquí. Pero Andrés estuvo una temporada más larga en la isla y de ahí se inspiró para crear los modernos decorados.

Ahora, el plan de los Mier y Terán es diversificar su grupo restaurantero, darán servicios de diseño y están por crear una sociedad financiera de objeto múltiple (sofome), en la que Alfredo, el economista y menor de la familia, administraría los fondos que ingresen sus inversionistas en nuevos proyectos.

Los inversionistas podrán optar por una posición conservadora con rendimiento relativamente estable, o sumarse a ellos en la creación de nuevos restaurantes, con mayores riesgos y expectativas de ganancias.

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