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Plástico que se degrada en... segundos

Alumnos del IPN desarrollaron un polímero a base de maíz capaz de desintegrarse en corto tiempo; su composición –no tóxica- permite ingerirlo, por lo que podría ser utilizado como fertilizante.
jue 01 septiembre 2011 06:04 AM
Un plástico a base maíz, creado por Víctor Reyes, puede degradarse en agua o tierra en cuestión de segundos. (Foto: Photos to Go)
botellas de plastico en el pasto (Foto: Photos to Go)

En marzo de 2009, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó modificaciones a la Ley de Residuos Sólidos para prohibir que los establecimientos comerciales sigan regalando bolsas de plástico a los consumidores. La medida se tomó porque en México sólo se recicla 15% de los 6 millones de toneladas que se consumen -anualmente- de ese material, según cifras de la Asociación Nacional de Industrias de Plástico (Anipac). En poco tiempo podría haber una solución en el país para evitar el impacto negativo que genera la contaminación por ese material. Se trata de un plástico elaborado a base de maíz que no es tóxico, puede ingerirse y degradarse en agua o en tierra en cuestión de segundos.

Esta innovación, desarrollada por alumnos del Instituto Politécnico Nacional (IPN), también puede funcionar como abono y es diferente a otros polímeros que se fabrican con materiales tóxicos y tardan años en desintegrarse, cita un comunicado de la institución.

"Las bolsas de plástico son perjudiciales para el ambiente porque no son biodegradables, se fabrican a partir de combustibles fósiles con la consiguiente emisión de gases contaminantes", explica Víctor Hugo Reyes García, uno de los responsables del proyecto.

De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 70% de la basura que se genera en el mundo proviene de los polímeros. El avance en esta materia ha sido la fabricación de plásticos que tardan de dos a tres años en desintegrarse, "como se indica en las bolsas de los súper mercados", detalla García.

En cambio, el polímero creado por Reyes García en conjunto con el estudiante José Carbajal, forma parte de un proceso automatizado en el que se aplica una fórmula específica para que el plástico se pueda degradar en minutos, horas, días o años, según las necesidades del cliente. 

Los alumnos del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos número 3 comentan que para demostrar las características del producto (que ya está en patente) basta con hacer una sencilla prueba, misma que ellos efectuaron en la pasada Feria de Prototipos, organizada por el IPN.

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La prueba consiste en introducir un trozo del plástico biodegradable en botellas con agua y agitarlas para mostrar cómo se desintegra el polímero. Posteriormente, los emprendedores toman sorbos de ese líquido para demostrar su inocuidad.

Los estudiantes desarrollaron el material para titularse como técnicos en Sistemas Digitales, y es una alternativa "tan flexible, que se puede programar con una memoria molecular". Esto implica que aunque el plástico reciba un golpe, vuelve a su forma normal, lo cual lo hace atractivo para utilizarse en diversos giros: como fertilizante o en la industria de autopartes y la de juguetes para niños. Según pruebas de toxicología realizadas al polímero, éste no causa intoxicación.

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