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Company builders, las nuevas fábricas de start-ups

Cuatro compañías apuestan por crear negocios innovadores, a través de un modelo poco explorado en México.
lun 05 diciembre 2016 11:00 AM
Sí al escalamiento.
Sí al escalamiento. El objetivo del modelo es mitigar el riesgo de muerte en la creación de empresas. (Foto: Ilustración: Sr. García)

Andrés Barrios dirige la start-up Nubleer desde 2013. El banquero, de 33 años, no ideó el proyecto y no lo fundó, pero sí está al frente de la operación desde el inicio y se ha dedicado a hacerlo crecer. Nubleer, a diferencia de otras nuevas empresas, no fue creada por un emprendedor. Detrás del nacimiento de esta plataforma de contenidos editoriales está Intangible, compañía fundada en 2012 para crear start-ups y crecerlas.

“Desarrollamos (las compañías), validamos y después salimos a buscar un emprendedor, más parecido a un CEO, capaz de llevar la idea al siguiente nivel”, dice Federico Casas, cofundador de Intangible.

El modelo que opera Intangible lleva el nombre de company builder. Su misión: identificar oportunidades de negocio en distintos sectores, desarrollar estrategias, validarlas y, posteriormente, constituir empresas. Todo el proceso, sin un emprendedor de por medio.

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En Estados Unidos y Europa, los company builders se han popularizado. La pionera es la alemana Rocket Internet, fundada en 2007 y creadora de empresas como Linio y Dafiti. Mientras que en México, el segmento es todavía nuevo. Casas, de Intangible, afirma que la suya fue la primera compañía de ese tipo.

René Lankenau, emprendedor regiomontano, sugiere que el concepto se origina de los emprendedores en serie. “Aquellos que vendieron su empresa o se salieron de ésta, traen mucho dinero y quieren empezar de nuevo”, explica. Él mismo aplicó ese modus operandi.

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En 2010, fundó y dirigió la red de guarderías corporativas Advenio. Cinco años después, cedió el control y, a principios de 2016, inició OnWard Ventures para crear y potenciar más start-ups.

Simplificar la curva

La forma de operar un company builder varía, pero todas comparten el mismo objetivo: mitigar el riesgo de muerte en la creación de empresas. Al encargarse de la parte financiera, tecnológica, legal y de recursos humanos, permiten que el emprendedor reclutado se centre únicamente en la operación, tracción y crecimiento, para así poder escalar más rápido el negocio.

“El miedo que tiene el profesional al lanzarse (a emprender) por su cuenta y la dificultad que presenta el conseguir recursos es eliminada. El riesgo lo corremos nosotros”, detalla Joel Vergés, director del company builder InnoHub México, que inició operaciones en septiembre de 2016.

Barrios, de Nubleer, coincide, ya que Intangible –al tener su base de programadores y desarrolladores– aceleró el proceso de ejecución y redujo la curva de aprendizaje en unos cinco meses.

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La fortaleza de estas fábricas de start-ups debe estar en contar con un equipo de tecnología y marketing digital, señala Christian Cortés, líder de Variv Company Builder, proyecto que iniciaron Diego y Ernesto Vargas, fundadores del fondo de inversión Variv Capital.

“Es aprovechar el hueco de lo que hoy los negocios tradicionales están dejando, al tardarse en implementar estos dos rubros en sus estrategias”, dice Cortés, exconsultor y que, además, formó parte del equipo inicial de Linio en México.

El grupo de trabajo de Variv está integrado por ocho personas: cuatro de tecnología, dos de marketing digital y otros dos, en desarrollo y definición de producto. Para cada negocio creado realizan contrataciones de perfiles específicos, que luego se quedan para su operación diaria.

Incluso, un company builder también puede aliarse estratégicamente con desarrolladores de software, diseño y grupos de freelancers. Es el caso de InnoHub, que tiene de su lado a la tecnológica Compaq y la agencia de mercadotecnia digital Virket.

“También es bueno tener personas que aporten las canas”, indica José Luis de Alba, director financiero de InnoHub México.

Metamorfosis

En la medida en que la start-up avanza y sigue el camino tradicional de cualquier emprendimiento –como conseguir fondos y crecer por su cuenta–, el company builder se diluye y mantiene una mínima participación de la empresa.

“(El acta constitutiva) se hace a nuestro nombre y cuando se incluye al que la dirige, se hace un vesting –contrato que garantiza el reparto de acciones–”, aclara Casas.

En caso de que el CEO reclutado no dé los resultados esperados, se queda únicamente con el equity que llegó a trabajar. Por ejemplo, un emprendedor tiene 100 acciones de la empresa, de las cuales únicamente obtiene 25 si cumple en tiempo y forma con los objetivos del primer año y así, sucesivamente, con las 75 restantes. Pero si decide salirse antes, se lleva la parte proporcional trabajada.

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A pesar del esfuerzo que representa idear y fundar una empresa, el retorno de inversión no es inmediato. “Los primeros años nada más gasta dinero, no genera nada y tiene ingresos de tres a siete años después, cuando se empiecen a vender las compañías que lograron tener éxito”, señala Casas.

De agosto de 2012 a diciembre de 2014, Intangible gastó 5 millones de pesos para crear 10 empresas. La bolsa provino del fondo Mountain Nazca. Del total, algunas murieron y otras tres, además de Nubleer, siguen creciendo, por lo que el builder está en modo de reposo y lista para revivir en unos años, cuando haya salidas o ingresos fuertes.

Comenzar un nuevo ciclo de creación, liquidar y desaparecer las empresas creadas o convertirse en un fondo de inversión son los siguientes posibles escenarios para los company builders, indica Cortés, de Variv. “Nuestro proyecto ha creado dos empresas, pero no tiene visión a más de cinco años, por la bolsa que tenemos”, dijo, sin especificar el monto invertido.

El director financiero de InnoHub sabe que las salidas tardarán. La razón: “el ecosistema está verde y no hay compradores para las compañías que se están creando”, revela.

Lankenau, que trabaja en el lanzamiento de dos start-ups, asegura que los company builders no son del gusto de muchos, pero representan una vía más para impulsar el emprendimiento por parte de gente que domina el ecosistema.

En el futuro, los fundadores de Intangible, Onward, InnoHub y Variv esperan tener el éxito que ha alcanzado Rocket Internet, que en su portafolio tiene más de 30 empresas.

“El modelo es tan nuevo que te permite meterle creatividad al negocio y salir ganando. No es mejor que una incubadora, aceleradora o un fondo. Simplemente, es un medio más para incentivar la innovación y la economía”, finaliza Casas.

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