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Las historias de #Expansión500: Cómo Alfa resistió ante Trump

El conglomerado Alfa cedió en Bolsa por su exposición a Estados Unidos, pero conservó la mayoría de sus planes e inversiones y ya empieza a recuperarse.
lun 17 julio 2017 06:01 AM
Entorno complicado.
Entorno complicado. El conglomerado se vio afectado por factores externos en distintos frentes. (Foto: Ilustración: Israel G. Vargas)

Lo que comenzó en 1967 como una empresa dedicada a la producción de hoja de acero para las corcholatas de las cervezas de Cuauhtémoc Moctezuma, llamada Corporación Siderúrgica, hoy es un conglomerado con participación en alimentos, autopartes, telecomunicaciones, energía y petroquímica.

La fortaleza de Grupo Alfa, precisamente, fue su entrada a multitud de actividades: antes de centrarse en esos sectores, participó en Televisa, creó los empaques Titán —que luego vendió a Bio Pappel— y trabajó con el acero. A medida que la economía mexicana se fue abriendo a nuevas oportunidades, sus directivos —la familia Garza, de Monterrey— tuvieron la visión de aprovecharlas. Ahora, esa diversificación es su principal fortaleza, pero tiene un punto débil: muchas de sus subsidiarias dependen demasiado de Estados Unidos.

A lo largo de su historia, este conglomerado ha enfrentado diversas crisis, desde sucesiones familiares hasta fuertes devaluaciones que casi la llevaron a la quiebra. El año pasado atravesó por la más reciente: las acciones de sus subsidiarias que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) habían experimentado importantes pérdidas en el último trimestre de 2016, ante el ascenso de Donald Trump, debido a la estrecha relación de sus negocios con Estados Unidos.

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Sólo por dar un ejemplo, 60% del volumen de ventas de Nemak, la subsidiaria que más flujo de operación aporta al grupo, proviene de Ford, General Motors y Fiat Chrysler. Además, el conglomerado tiene alta exposición a la fluctuación cambiaria con respecto al dólar, así como a la volatilidad en los precios de ciertas materias primas.

Esto causó que Alfa cerrara el año con una caída de 25% en el valor de su acción. Y ello pese a que logró un alza de 14% en sus ingresos en pesos (aunque convertido a dólares registró una caída de 3%).

La rentabilidad de la empresa también se vio muy afectada por el aumento de los costos en muchos de sus principales insumos, como el polipropileno en Alpek, el aluminio en Nemak y varias materias primas de Sigma. Por ello, terminó el año pasado con una utilidad neta 19% inferior a la de 2015 (-36% en dólares).

Recuperación

Poco a poco el panorama bursátil se ha relajado, tras indicadores como el retiro de la primera propuesta de ley sanitaria de Trump. “Esto se interpretó como un revés para el presidente”, dice Carlos Serrano, economista de BBVA Bancomer. Al ver que no lo tendrá tan fácil para realizar algunas de sus promesas más agresivas —como el muro fronterizo—, muchos inversionistas se calmaron.

En los primeros cinco meses de este año, las acciones de Alfa se han recuperado alrededor de 6%. Sin embargo, teniendo en cuenta la caída que sufrió en Bolsa el año pasado, ha perdido casi 35,000 MDP de capitalización de mercado frente a la que tenía a finales de 2015.

A pesar de todo, los reportes de las casas de Bolsa han empezado a ser más optimistas con la compañía y con la mayoría de sus subsidiarias.

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Por ejemplo, Lilian Ochoa, analista de Grupo Bursátil Mexicano (GBM), espera que Sigma Alimentos, enfocada en el sector de alimentos refrigerados y de carnes frías, comience a rentabilizar las inversiones que ha hecho para incrementar su capacidad en el exterior, como en la planta de Campofrío en Burgos, España, o la compra de Ecarni, una compañía de carnes procesadas de Ecuador con la que se convirtió en uno de los productores más relevantes del mercado de embutidos en ese país. “Además, la normalización del tipo de cambio, entre el peso y el dólar, debe impulsar la rentabilidad de la compañía en México”, dice la analista.

Sigma Alimentos es uno de los activos más importantes de Alfa, al estar en uno de los sectores más defensivos de la economía. El año pasado, la empresa representó 36% de los ingresos totales del conglomerado y generó 28% del flujo operativo.

Las perspectivas también han empezado a mejorar para Nemak. “Aunque los resultados de corto plazo de la empresa pueden verse perjudicados por la fluctuación en precios del aluminio y la renegociación del TLCAN, consideramos que el potencial de Nemak en el largo plazo, dadas su estrategias de crecimiento y tipo de productos, es muy significativo”, dice José María Flores, analista de Ve por Más.

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Nemak aprovechó la experiencia que tiene con el aluminio –fabrica cabezas de motor y piezas para transmisiones de este material– para empezar a producir otro tipo de componentes, más ligeros, que vayan en toda la estructura del vehículo, y ya no sólo en el motor o la transmisión.

Flores considera que esta estrategia permitirá a la compañía obtener mayores márgenes, pues son productos con más valor agregado, y cada vez más demandados por las automotrices que buscan cumplir con las regulaciones medioambientales de Europa y Estados Unidos.

Este nuevo segmento de negocio puede generar ingresos por hasta 1,000 millones de dólares anuales en 2020 (que representaría 23% de los ingresos de 2016), según afirmó Armando Tamez, CEO de Nemak, en una conferencia ante analistas.

El claroscuro de Alfa

En esas subsidiarias, Alfa ha sabido mantener sus planes y sus inversiones a pesar del mal tiempo en el mercado. Pero hay un sector donde sí cambió de rumbo: el energético.

Hace algo más de un año, Alfa quería aprovechar la reforma energética para convertirse en una importante firma privada de exploración y producción de hidrocarburos. Para ello se propuso comprar la empresa canadiense Pacific-Rubiales, concesionaria de uno de los mayores yacimientos de Colombia, de la que llegó a tener una participación de hasta 19%. Pero la caída en los precios internacionales del petróleo pusieron en jaque las finanzas de la petrolera y llevaron al conglomerado a dar marcha atrás en sus planes.

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Finalmente, Alfa no se presentó a las licitaciones petroleras en México.

Además, a principios de año, Newpek, la subsidiaria dedicada a la exploración y explotación de gas natural e hidrocarburos en México y Estados Unidos, suspendió sus actividades de perforación en los pozos de Eagle Ford, Texas. En febrero, la compañía anunció que desinvertirá del proyecto por su falta de rentabilidad, desde la caída de los precios del crudo.

La historia ha sido diferente para Alpek, dedicada a la petroquímica y que ha mantenido unos resultados más sólidos, aunque la reducción de sus márgenes también le está haciendo sufrir en Bolsa este año.

A pesar de los altibajos, la mayoría de los analistas reiteran su recomendación de comprar o mantener las acciones tanto de las subsidiarias del grupo como del conglomerado, debido a su sólida generación de flujo de efectivo. “Ha habido un ajuste generalizado en el precio de las subsidiarias y de Alfa, y existen oportunidades interesantes de compra”, dice Ochoa.

Por ahora, la empresa sigue siendo atractiva porque es el mejor vehículo para incursionar en el sector de consumo a valuaciones atractivas —mientras no saque al mercado a Sigma Alimentos— y porque sus resultados están resistiendo las turbulencias externas.

Este reportaje fue publicado inicialmente en la Revista Expansión, en la edición de 'Las 500 empresas más importantes de México' que salió a la venta en junio.

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