Mathew Bellamy, de Muse , es un ícono generacional: inventa y diseña sus propias guitarras, compone, canta al mismo tiempo que interpreta solos dignos de Paganini y además tiene tiempo y glamour.
Es difícil hacer una crítica al trabajo de su 'Frankenstein'. Muse es una banda que no se va a medias tintas. El público los odia o los ama.
Su segunda visita a la Ciudad de México, este martes 20 de abril en el Foro Sol, resulta mucho más polémica que el debut.
Su sonido mutó drásticamente en un disco que es una oda a la pretensión. Esto no significa que sea malo: está en los oídos y criterio del escucha el saber si la pretensión fue realizada o se quedó en eso... pretensión.
"The Resistance" es un álbum-concepto que le ha valido a los de Devon una serie de ovaciones y críticas poco favorables.
¿La razón? Es una banda que ya no se da el lujo de pasar inadvertida. Ahí, el verdadero clamor universal o el odio con saña. Es ahí cuando se reconoce a los genios. No son los más talentosos, sino los que realmente saben explotar sus habilidades.
