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Cómo pasar de ser un bloguero (o 'tuitstar') a un autor de libros impresos

Viajeros virtuales en México con miles de 'followers' prueban suerte en el mundo editorial con novelas, cuentos y libros sobre 'hipsters'
vie 30 agosto 2013 06:07 AM

Si eres popular en Twitter o tu blog tiene miles de visitas gracias a tu buen uso del lenguaje y tu sentido del humor, es el momento indicado para que pienses en imprimir tu pasión.

Cuando aún era estudiante universitario, en 2008, Jorge Pinto (@srpinto) inició el sitio Bunsencomics.com, una tira cómica sobre científicos y animales de laboratorio, que forjó una legión de seguidores.

“Conseguí tantos lectores, que para cuando terminé la universidad, de ahí salieron mis trabajos, en el momento en que me gradué. Nunca gané dinero directamente de Bunsen, pero realmente Bunsen me ha conseguido toda mi carrera”, cuenta Jorge desde Mérida, Yucatán.

El trabajo que realizó como autor de un web-cómic llevó a este joven de 29 años y con más de 7,000 seguidores en Twitter a publicar en formato impreso.

Primero fue una recopilación con los mejores momentos de Bunsen, titulada Un cómic de ciencia y chocolate (La cifra editorial, 2012). Después, con esa obra bajo el brazo y “acompañado” por sus seguidores virtuales, contactó a Editorial Santillana en la Feria del Libro de Guadalajara.

Entonces se concretó el proyecto para que se publicara en junio pasado Hipsters: Un manual ilustrado, donde abundan las referencias a los bigotes irónicos y los lentes de pasta gruesa, de la mano del personaje Arturo Navarra, que surgió en Bunsen.

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Este no es el único caso exitoso. Otras editoriales también han establecido contacto con tuiteros o usuarios de blogs con una cifra alta de seguidores, para atraerlos a la Galaxia Gutenberg de las publicaciones impresas.

No es una apuesta segura

Fernanda Gutiérrez, de Santillana Ediciones, dice que en su caso han tenido buena suerte al retomar “fenómenos” de internet, para publicarlos. Pero cree que nunca es una apuesta segura y que el primer criterio debe ser el contenido.

“Si vemos algún talento con algo bastante excepcional, y sobre todo que tenga un número de seguidores importante, pues sí, nos lanzamos a buscarlos y a ver qué tipo de contenido podemos generar para un libro”, menciona la editora.

“Lo que nosotros vemos es: si tiene un público súper leal en internet, un porcentaje de ellos probablemente comprarían el libro, que es lo que nos importa”, agrega.

En Santillana, además del manual sobre hipsters, tuvo éxito el libro de Sofía Macías, Pequeño Cerdo Capitalista, surgido de un blog de finanzas personales.

"No creían que pudiera escribir un libro"

Casi al mismo tiempo que Hipsters: Un manual ilustrado se publicó la novela Los pecados de la familia Montejo (junio de 2013), escrita por Pedro J. Fernández, autor de la cuenta @DonPorfirioDiaz (más de 148,000 followers), inspirada en un expresidente mexicano.

Según Pedro, de 27 años, su cuenta de Twitter “fue lo de menos” para que lo publicaran, aunque ha aprovechado su fama virtual para promover la novela, donde se narran los excesos de una madre durante el porfiriato.

“De lo que me he dado cuenta es de que mis seguidores en Twitter no creían que pudiera escribir un libro y creo que se han encontrado con una gran sorpresa”, menciona Pedro. “Creo que el tema de las redes es un plus, pero no es una garantía para publicar”, agrega.

La editorial Grijalbo, dice Pedro, quería identificar en la portada, como autor de la novela, a @DonPorfirioDiaz, pero él insistió en que apareciera su nombre real, para diferenciarse del personaje.

Ocurrió lo contrario con el libro Cría Buitres (2012), de Raúl González, de 44 años. Él pidió que apareciera como autor de la novela su personaje de Twitter, @DonRul, un conejo rosa con casi 22,000 followers.

Raúl dice que Cría Buitres (Premio Nacional de Novela Jorge Ibargüengoitia 2012) no se vendió como se esperaba, aunque tampoco quiso hacer autopromoción en la red social.

“Se me hace muy burdo que un escritor promueva su novela. Sí se me hace como de muy mal gusto… Por supuesto que a la editorial (Plaza y Janés) no le gustó mucho que no lo hiciera”, cuenta.

Desde su perspectiva, “está totalmente sobrevaluado el impacto de Twitter”, cuando se piensa que puede impulsar las ventas. Así que tener muchos followers no asegura un triunfo editorial, aunque señala excepciones como la del personaje Cindy la Regia, de Ricardo Cucamonga.

“¿Y qué, ya todos los tuiteros son escritores?”, le preguntaron una vez a Raúl. Él  respondió que no, que ya tenía unos 15 años escribiendo, antes de que ideara el conejo rosa que destaca en Twitter.

De hecho Cría Buitres, con @DonRul como autor, es una reedición. La historia ya había sido publicada, con una editorial más pequeña.

Twitter, el punto de encuentro

Dara Rivera (23 años) es una tuitera del Distrito Federal que tiene más de 26,000 seguidores virtuales, y que pasó del universo de los hashtags y los trending topics al de las publicaciones impresas, gracias a un libro de cuentos.

La joven mexicana (@cocainelil) inició su viaje en Twitter hace tres años. Ahí conoció a otras personas a las que les gusta escribir ficción, de diferentes estados del país. Iniciaron un taller virtual para trabajar historias, y a la postre una pequeña editorial de Puebla (Cleta), que elabora libros con cartón, se interesó en el proyecto y publicó 11 de sus relatos, en una compilación.

“Twitter fue el punto de encuentro”, cuenta Dara sobre el proceso de publicación de Casi cada historia, que presentaron los 11 tuiteros a principios de agosto, en el Palacio de Bellas Artes.

Para el novelista mexicano Alberto Chimal, autor de Los esclavos (2009), es “muy alentador” que los tuiteros se organicen para hacer literatura, como en Casi toda historia. “La gente está buscando y encontrando caminos distintos a los tradicionales”, dice el escritor.

En un proyecto como ese, comenta, hay dos o tres autores que son “prometedores”, y que podrían destacar en el futuro. Esas dinámicas, explica, son “solamente el comienzo” del impacto que tendrían los medios virtuales en las formas de expresión.

“La tecnología tiene que asentarse, volverse de algún modo una costumbre, antes de acabar todo de sí y de acabar de modificar de manera definitiva las condiciones de la escritura y la lectura”, dice Chimal.

“Las redes sociales ayudan porque generan cierta visibilidad, para alguien que apenas está empezando, pero el contenido sí es importante, si no es un vacío, sería como un chispazo que se apaga solo”, dice Fernanda Álvarez, quien trabajó en la edición de Cómo ser una niña tipo bien, segunda obra de Cindy la Regia, y Los Pecados de la familia Montejo, con Random House Mondadori.

El hecho de que un autor tenga una presencia importante en redes sociales “no es garantía de que pueda escribir una obra con contenido y con calidad”, opina la editora.

“Primero es el contenido, que no le quieras tomar el pelo al lector, si además tiene el plus, y es ultra conocido, qué maravilla”, comenta.

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