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¿Quebraron la barba del rey Tutankamón y la pegaron con epoxi?

Un restaurador del museo declaró que alguien rompió la valiosa máscara funeraria egipcia y la dañó con un pegamento inadecuado
sáb 24 enero 2015 01:26 PM
Tutankamón
Tutankamón Tutankamón

Un restaurador aseguró a medios de comunicación egipcios que alguien rompió la valiosísima máscara funeraria del rey Tutankamón e intentó repararla a la carrera con un pegamento inadecuado.

El restaurador, que habló en condición de anonimato, le dijo a Ahram Online, un sitio web estatal de Egipto, que la barba de la máscara se rompió accidentalmente al caerse cuando era limpiada el año pasado en el Museo Egipcio de El Cairo.

Agregó que la barba azul y dorada fue puesta rápidamente en su sitio con "epoxi", un tipo de adhesivo muy fuerte. “El epoxi no era un material apropiado para restaurar la máscara, aunque es un material de restauración con muy alta resistencia para pegar metal y piedra", aseguró, según los medios egipcios.

El restaurador dijo que ahora existe un espacio entre la máscara y la barba en el lugar donde se secó el pegamento.

No obstante, el director general del Museo Egipcio, Mahmoud El-Halwagi, desestimó estas afirmaciones en una entrevista con Ahram Online, y aseguró que la barba está en su posición original y que no le pasó nada a la máscara desde que él asumió su cargo en octubre.

"Se asignó un comité arqueológico para inspeccionar la máscara y la barba con el fin de redactar un informe detallado sobre su estado", señaló.

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Mamdouh Eldamaty, ministro de Antigüedades, también dijo a Ahram Online que las informaciones sobre daños en la máscara carecen de fundamento.

La máscara mortuoria del niño faraón fue descubierta en su tumba en 1922 y es una de las piezas más extraordinarias de Egipto. Tutankamón, que gobernó de 1336 a 1327 antes de Cristo, tenía 17 años cuando murió , según un análisis de sus restos, de acuerdo con el Museo Británico.

Si se confirma que la máscara fue pegada, no sería la primera vez que un tesoro histórico sufre daños dentro de una institución que se supone lo mantiene a salvo.

En 2006, el tropezón de un visitante en el museo Fitzwilliam de Cambridge, Inglaterra, quebró tres grandes y valiosos jarrones de la dinastía Qing china. Los miles de fragmentos de porcelana fueron minuciosamente reunidos y reparados.

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