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El VIH y otros virus: las nuevas formas de atacar el cáncer

El de mama, pulmón, próstata y cerebro, los principales que están en la mira de estos tratamientos; son terapias y fármacos para vencer tumores de muy mal pronóstico, pero siguen en fase experimental.
sáb 25 octubre 2014 06:00 AM
Los tipos de cáncer más mortales en el mundo son los de pulmón, estómago, mama y próstata, según datos de la OMS al 2012. (Foto: iStock by Getty Images)
VIH, virus, cancer, tratamiento (Foto: iStock by Getty Images)

Así como lo lees. El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y otros más, junto con la grasa del cuerpo humano, nanopartículas, luz láser y hasta fármacos radioactivos forman parte de experimentos científicos para curar o cronificar diferentes tipos de cáncer como el de mama , pulmón, próstata y cerebro.

Médicos y biólogos en el mundo desarrollan inhibidores y anticuerpos, fármacos que a diferencia de la quimio y radioterapia no están dirigidos a destruir las células cancerosas , sino a bloquear las actividades indeseadas que se presentan a consecuencia de las alteraciones genéticas que lo provocan.

Otros, tienen como objetivo reducir los efectos que causan las dos terapias convencionales.

Aunque por el momento todas las estrategias son experimentales, en los próximos años podrían comenzar a dar exitosos frutos. Lo que sí está claro es que jamás se encontrará una única solución capaz de curar todos los cánceres. Pero la ciencia avanza a pasos agigantados.

“No podemos tratar todos los tumores por igual. Es necesario investigar la hoja de ruta de cada uno para desarrollar herramientas apropiadas para combatirlos”, dice la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en España, María Blasco, a la revista Quo en su edición de octubre 2014.

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Las 6 estrategias en desarrollo

1. El VIH como terapia

Oncólogos del Hospital de Niños de Filadelfia (CHOP, por sus siglas en inglés) trabajan en un programa que utiliza el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Lo probaron en una niña de cinco años diagnosticada con leucemia aguda, a quien le extrajeron millones de linfocitos T, los soldados del sistema inmunológico.

Mediante virus derivados y desactivados del VIH, introdujeron una modificación genética en estas células defensoras para que pudieran identificar y atacar a las tumorales. Luego las insertaron en la niña, quien durante los dos años posteriores al tratamiento dejó de presentar signos de la enfermedad.

“Las células T luchadoras contra el cáncer siguen en su cuerpo, funcionando”, comenta a Quo el oncólogo del CHOP, Stephan Grupp.

2. Tratamiento con células de la grasa

Consiste en extraer células madre de la grasa de los pacientes, las cuales se modifican insertando un virus al que se le desactiva la capacidad de infección. Luego se reintroducen al tumor “como caballitos de Troya que van al cerebro, buscan las células madre cancerosas y las matan”, explica el neurocirujano mexicano del Hospital Johns Hopkins, Alfredo Quiñones-Hinojosa en la revista Clinical Cancer Research.

Una vez allí las células comienzan a segregar una proteína que hace que las células cancerosas sean menos agresivas para que se puedan tratar con radioterapia y quimioterapia de manera más efectiva.

“En lugar de virus, estamos usando también nanopartículas capaces de entrar en las células de la grasa y modificar su funcionamiento”, agrega Quiñones, mejor conocido como Doctor Q y una referencia mundial en tumorología.

Aunque ambas aproximaciones han sido exitosas, aún están lejos de probarse en humanos: “Al menos nos quedan 10 años para experimentar con personas”, dice el doctor.

3. Los oncovirus

Es otra forma de utilizar virus con tumores de muy mal pronóstico. Hay oncólogos que emplean adenovirus desactivados, que en la naturaleza causan resfriado y conjuntivitis, y los modifican genéticamente para convertirlos en oncovirus que solo atacan a las células tumorales.

Estos se inyectan directamente en el tumor para que se repliquen dentro de él, con el propósito de que el sistema inmune los detecte y comience a actuar contra ellos y el tumor.

Por el momento, no es un tratamiento, sino una estrategia prometedora que no funciona igual en todos los pacientes. Estudios clínicos muestran una respuesta favorable de entre 10 y 20% de los enfermos , una cantidad baja, pero esperanzadora.

4. Inmunoterapia

Se trata de una novedosa estrategia de abordar el cáncer, que en lugar de atacarlo directamente, libera al sistema inmunitario para que sea él quien lo ataque con toda su fuerza.

Consta en quitarles el freno a las defensas a través de un fármaco para que ataque las amenazas internas del cuerpo y no las externas, como lo hace siempre. Normalmente estos 'frenos' evitan que las personas padezcan de enfermedades autoinmunes.

El médico catalán Antoni Ribas en la Universidad de California, en los Ángeles la probó en 135 personas con melanoma, un tipo de cáncer de piel muy agresivo. El 30% respondió y la enfermedad, intratable hace cuatro años, remitió en ellos y no se ha vuelto a producir.

Fue el avance científico más importante de 2013, según la revista Science. Pero el tratamiento tiene graves efectos secundarios, ya que al quitar los frenos las defensas se vuelven contra el organismo: uno de cada cinco pacientes desarrolla enfermedades como colitis ulcerosa.

Esta terapia no es efectiva contra el cáncer de mama .

5. Vacunas

Estas vacunas no previenen que aparezca el cáncer, sino que lo tratan; son terapéuticas. Lo que hacen es tratar de reforzar la capacidad natural de cuerpo para defenderse a sí mismo.

Una de las más prometedoras es Racotumomab, dirigida a combatir el cáncer de pulmón, aunque también se investiga el de mama. Fue desarrollada por el Centro de Inmunología Molecular de la Habana y el Laboratorio Elea de Argentina.

Consiste en un antígeno, sustancia que estimula una respuesta inmunitaria específica que hace que nuestras defensas 'vean' las células enfermas y las eliminen. No tiene efectos adversos, pero solo se puede aplicar en una etapa concreta del desarrollo del tumor. Antes o después no es efectiva.

5. El Radio 223

Entre el 65 y 80% de los mexicanos que tiene cáncer de próstata en etapa avanzada desarrollan metástasis ósea. Para tratar a estos pacientes, el Instituto de Física de Noruega creó un nuevo fármaco radioactivo, del cual se hacen las primeras pruebas en México.

“Los tratamientos que se utilizan en medicina nuclear están hechos a base de yodo 131, elemento que emite unas pequeñas partículas llamadas beta, pero como son pequeñitas se necesita una cantidad grande para que sean efectivas”, explica el jefe de Medicina Nuclear del Instituto Nacional de Cancerología, Enrique Estrada.

El nuevo fármaco llamado Radio 223 emite partículas 7,000 veces más grandes que las beta y la energía que deposita en las células tumorales es 300 veces más alta, por lo que se requieren cantidades menores para destruir la célula tumoral.

6. Terapias menos invasivas con nanopartículas de oro y luz láser

Físicos cuánticos del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) también tratan de dar con una terapia más eficiente y menos invasiva para combatir el cáncer mediante el uso de luz láser y nanopartículas de oro.

“La idea es recubrir nanopartículas de oro con moléculas que puedan reconocer las células cancerosas. Una vez dentro del organismo, al encontrar una célula enferma se adhieren a ella”, explica el líder del proyecto, Romain Quidant.

“Entonces entra en acción la luz láser: las nanopartículas de oro tienen la peculiaridad de propiciar un tipo de resonancia óptica denominada resonancia plasmón. Al ser sometidas al láser, las nanopartículas de oro se calientan por efecto de la resonancia plasmón hasta el punto de llegar a quemar el tejido enfermo”, agrega el físico.

¿Y para detectar a tiempo la metástasis?

El principal problema de los tumores es que se esparcen por el cuerpo, es decir, producen metástasis; investigadores del ICFO llevan años trabajando con nanopartículas de oro.

Con ellas desarrollan laboratorios diminutos y portátiles del tamaño de un chip que detecten marcadores de proteínas de cáncer en la sangre. Estos dispositivos ya están en el mercado.

“El funcionamiento es sencillo; se inyecta una gota de sangre en el chip; la sangre circula por los microcanales y si contiene marcadores de cáncer, se adhieren a las nanopartículas, lo que provoca cambios que el dispositivo monitoriza y analiza para hacer una evaluación directa del riesgo que tiene el paciente de desarrollar cáncer”, dice Quidant.

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