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El milagro cubano

Raúl Castro reniega de la ‘vía china’ al capitalismo, pero se percibe una apertura en la isla; Cuba se convirtió en los últimos tres años en uno de los países de mayor crecimiento de la regi
sáb 25 octubre 2008 06:00 AM
El turismo es una de las industrias que impulsará el nuevo g

No tiene agroalimentos, ni grado de inversión y menos petrodólares. Pero en los últimos tres años se convirtió en uno de los países de mayor crecimiento de la región. Su PIB aumentó 11.8% en 2005, al año siguiente subió a 12.5% y en 2008, en medio de tasas regionales bastante pobres, su tasa fue de 7.3%.

El país que crece a tasas chinas es Cuba, luego de casi 50 años de Revolución. Este año se espera que tenga un crecimiento de 8%. “En los próximos años no veremos tasas de dos dígitos, pero tiene el potencial para crecer 6% anual”, asegura Jorge Máttar, oficial a cargo y director adjunto de  la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en México.

La isla aún está en etapa de recuperación luego de que Moscú dejó de enviarle subsidios y el PIB cubano se desplomó 33% entre 1989 y 1993. El apoyo soviético le había dado tres décadas de oxígeno a la economía interna, pese al bloqueo económico de Estados Unidos que inició en 1962.

Sin la Unión Soviética detrás, la economía cubana tardó más de una década en comenzar su recuperación. ¿Cuáles son los motores de este milagro? Venezuela y China, su primer y segundo socio comercial, respectivamente.

“Para este año, se estima que Cuba importará petróleo de Venezuela por unos 3,300 millones dólares (MDD)”, calcula Jorge Piñón, investigador en el Centro de Política Hemisférica de la Universidad de Miami. “Como Cuba no paga en efectivo, sino mediante el envío de servicios profesionales médicos –agrega–, desde el punto de vista del flujo de caja la ayuda venezolana es una de las claves del crecimiento”.

Por su parte, el país asiático extendió a Cuba créditos blandos para la compra de todo tipo de equipos de infraestructura y bienes de consumo, desde autobuses a maquinaria, pasando por electrodomésticos.

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Los altos precios del níquel, el principal producto de exportación de la isla, también tuvo que ver en este salto económico. Con ventas por 2,700 MDD, el año pasado, esta industria superó por primera vez al turismo, que representó 2,200 MDD, como la mayor fuente de divisas extranjeras. Como todo bien básico sin valor agregado, el níquel no es la respuesta todavía: el precio del metal ha caído casi 50% desde principios de marzo.

¿Y México? Apenas pinta en este apertura gradual. Mientras muchos países, como Alemania, España e, incluso, EU están aprovechando el momento , aquí apenas este año ha habido muestras concretas de reactivar las relaciones comerciales. En 2007, el comercio con Cuba sólo sumó 174 MDD, muy por debajo de los 425 MDD, el pico de la relación comercial, en 1995. Desde entonces, las deudas que mantiene el Estado cubano con firmas mexicanas que exportaron a la isla y las tensiones políticas entre los dos países durante el gobierno de Vicente Fox derrumbaron el comercio bilateral.

La participación de México en las importaciones pasó de 14% en 1995 a 2.3% el año pasado. “La presencia de empresarios mexicanos se ha reducido por desconocimiento de los sectores productivos de la isla y por temor a las represalias de Estados Unidos”, ha dicho públicamente el Consejo Mexicano de Comercio Exterior de Inversión y Tecnología (Comce), entidad que organizó la primera misión comercial a la isla este año, luego de casi una década. Incluso no hay información pública sobre las empresas mexicanas que venden o fabrican en Cuba.

Las relaciones comenzaron a mejorar apenas en marzo pasado, cuando la canciller Patricia Espinosa visitó Cuba y Bancomext anunció la restructuración de la deuda cubana de 400 MDD, que data de 2002.

Apostadas en la isla
En ese marco de recuperación de Cuba se suman los tímidos intentos de apertura por parte de Raúl Castro desde julio de 2006, cuando asumió el poder de la isla. Ha tenido gestos como la venta masiva de computadoras y equipos de DVD (antes, sólo los extranjeros y las empresas podían comprarlos en los comercios del Estado) hasta la eliminación de prohibiciones que impedían a los cubanos hospedarse en hoteles o comprar celulares.

Para algunos, ahí radica el obstáculo. Son sólo gestos. “La única reforma importante es la entrega de terrenos a cubanos para la producción doméstica, y eso por la escasez de comida y los altos precios de los alimentos a nivel mundial”, dice Tomás Bilbao, director ejecutivo del Cuba Study Group, un think tank cubanoamericano, en Washington. “Pero no ha habido una apertura para la inversión extranjera. Es más, se estima que más de 300 empresas en el último año y medio salieron de Cuba, mayoritariamente firmas pequeñas que tienen joint ventures dentro de la isla”.

Las empresas que aún resisten las condiciones impuestas por la isla –como la obligación de compartir el capital con empresas del Estado– ahora podrán empezar a sacar rédito del gradual aumento del consumo y el reciente decreto que permite a los agricultores privados tomar el control de tierras estatales sin uso.

Prohibidas las inversiones estadounidenses en Cuba desde 1962, son fundamentalmente empresas europeas con oficinas en La Habana las que sacarán ventaja de una posible apertura. Desde la suiza Nestlé, la anglo-holandesa Unilever, la cervecera belga-brasileña InBev, la británica British American Tobacco hasta Telecom Italia, que tiene 27% de la empresa estatal de telecomunicaciones. A esas compañías se suman la canadiense Sherritt, que lleva invertidos 1,500 MDD en la industria cubana del níquel, petróleo y gas natural, la francesa de bebidas alcohólicas Pernod Ricard (dueña de la mexicana Pedro Domecq) y el grupo hotelero español Sol Meliá, entre otras.

Este último sector, el turístico, es el de mayor potencial frente a una posible apertura. En los últimos años se redujo ante la pérdida de competitividad de sus tarifas y la baja calidad de sus servicios con relación a otros destinos caribeños como la península de Yucatán y República Dominicana. El año pasado llegaron a Cuba 2.1 millones de turistas, 3.6% menos que en 2006. Para revertir eso, el gobierno cubano inició un plan para impulsar la capacidad hotelera que hoy es de 46,000 cuartos. La meta es construir 30 hoteles hasta 2010, lo que sumará 10,000 habitaciones.

Otro imán para nuevas inversiones son los sectores donde la calidad de la mano de obra es clave. “Cuba tiene alto nivel de escolaridad y alto nivel de técnicos, físicos e ingenieros; ideal para servicios intensivos en tecnologías como call centers o servicios de ingeniería”, dice Máttar.

Llamador de dinero
Sea turismo extranjero o mayor demanda local por arribo de más multinacionales, la alimentación es otro de los rubros de escaso desarrollo. Hoy se importa buena parte de los alimentos que consumen los dos millones de turistas y hasta  los ingredientes básicos de la dieta cubana. Cerca de 60% de las importaciones de alimentos incluye arroz, trigo, maíz, frijol, leche y carne de pollo. También EU está aprovechando la mejoría del consumo desde 2001, cuando  los alimentos entraron como excepción al embargo.

Romper con esa dependencia alimentaria es una de las metas de Raúl Castro. Su gobierno lanzó un programa para aumentar la producción de alimentos a través del reordenamiento del agro. En cinco años se espera bajar a la mitad las importaciones de arroz y 30% la de frijol, mientras se trabaja en incrementar la oferta de huevo y carne de puerco.

Pero mientras eso ocurre, la isla seguirá ocupando 20% de sus importaciones en alimentos. Este año, el gobierno cubano gastará 1,900 MDD en alimentos, es decir, 18% más que en 2007. “En agroindustria podría haber oportunidades de negocios interesantes para reducir la dependencia alimenticia que tiene Cuba”, considera Máttar.

En declaraciones recientes, el viceministro de la Agricultura, Juan Pérez, no descartó la presencia de capitales extranjeros en el sector aunque, por ahora, no habrá empresas mixtas sino ‘producciones cooperadas’, es decir, inversiones foráneas limitadas o para casos específicos.

El energético es hoy el sector con oportunidades más concretas. El Servicio Geológico de EU estima que la cuenca norte de Cuba podría contener 4,600 millones de barriles de petróleo –con un máximo de 9,300 millones–, y cerca de 1 billón de pies cúbicos de gas natural. Son reservas que, una vez descubiertas, representarían para la isla de 300,000 a 500,000 barriles diarios de producción. Así, Cuba estaría al nivel de Ecuador, cuarto país productor de crudo en América Latina y detrás de Venezuela, México y Brasil.

Pero, tal como le ocurre a las reservas mexicanas, para extraerlas hace falta dinero. Es lo que aportará la española Repsol-YPF, que iniciará un segundo sondeo en aguas profundas del Golfo de México en la primera mitad del año próximo. La empresa está asociada desde 2006 con la noruega Norks-Hydro y la india ONGC Videsh para hacer perforaciones en seis bloques marítimos de la llamada Zona Económica Exclusiva de Cuba, donde los estudios preliminares confirmaron la existencia de petróleo.

Otras petroleras que contrataron bloques en Cuba son la venezolana PDVSA, la vietnamita Petrovietnam, la malaya Petronas, la canadiense Sherritt y la brasileña Petrobras. PDVSA también está invirtiendo 136 MDD para reactivar la refinería Camilo Cienfuegos, inactiva desde 1995. El gobierno cubano también tiene en marcha la ampliación de una refinería en Santiago de Cuba y la construcción de una nueva con capacidad de 150,000 barriles, en esa ciudad.

Los petroleros no son los únicos intereses. “En la Universidad de Miami estimamos que el potencial de la industria azucarera, bajo un modelo agrícola abierto, sería de 2,500 MDD al año, y Brasil podría participar de ese desarrollo”, dice Piñón. Pese a las críticas de Fidel Castro al etanol, el gobierno de Cuba tendría planes de quintuplicar su fabricación de etanol en los próximos cinco años, con miras a exportarlo. El plan incluiría la modernización de 10 ingenios y la construcción de otros ocho. La idea es aplicar el método brasileño a partir del jugo de caña, considerado más eficaz que el actual sistema empleado en Cuba basado en la melaza.

¿Pemex podría sacar rédito en Cuba? Los analistas dan un rotundo ‘no’, por su inexperiencia en aguas profundas. Sí habrá oportunidades para las firmas mexicanas enfocadas en tecnología y servicios para generar electricidad, como turbinas de ciclo combinado, generadores de diesel y gas y equipos para tendidos de cables. “Y ahora es el momento de entrar: el día que se abra la economía será muy tarde. Deben posicionarse ahora, establecer relaciones, conocer el sector y entonces estar listas para poder tomar parte de este gran potencial que será la futura economía cubana”, dice Piñón, de la Universidad de Miami.

En la lista podrían estar decenas de empresas que no sólo asisten a Pemex. Desde Grupo Diavaz, que vende soluciones para el sector petrolero y se especializa en inspección submarina, las constructoras ICA e IDEAL hasta Probadores Petroleros y Construcciones Mecánica de Monclova.

Cuba es un país de contrastes. Del derrumbe de la primera mitad de los 90 a la recuperación actual. De la falta de libertades políticas y civiles a logros en salud y educación que la ubican en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU 2007-2008 en el puesto 51, un lugar por delante de México. De acelerarse ese proceso, florecerán como hongos las oportunidades de negocios, y llegarán como alud las inversiones extranjeras.

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