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La sequía financiera se extiende

La crisis subprime y la contracción del crédito tienen al financiamiento empresarial en cuarent las sofoles hipotecarias han sido un motor del mercado de deuda corporativa, pero están en â??h
sáb 25 octubre 2008 06:00 AM
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El â??inviernoâ?? financiero que está padeciendo Estados Uni

No hace mucho, el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, minimizaba el impacto de la crisis financiera y económica de Estados Unidos en el país como un ‘catarrito’. Sin embargo, unos meses después de aquella declaración el entorno financiero para las empresas mexicanas parece en cuarentena.

El financiamiento de los paquetes carreteros conocidos como FARAC es una muestra. En agosto de 2007, un grupo de bancos, encabezado por Santander y secundado por Dexia, Nord LB, Banorte y HSBC; otorgó a ICA y a su socio financiero Goldman Sachs un crédito por 37,100 millones de pesos (MDP) –el mayor empréstito concedido a un particular en México– para que estas dos empresas adquirieran los derechos para explotar las cuatro autopistas del paquete FARAC I.

El siguiente paso era que los bancos acreedores colocaran el papel en el mercado de deuda, sin embargo, no han podido hacerlo y aún tienen en sus balances entre 3,000 y 5,000 MDP cada uno debido a que la elevada percepción del riesgo en los mercados financieros y el premio que exigen los inversionistas les ha impedido refinanciarlos. Además de afectar la disponibilidad de recursos de los bancos, el entorno adverso influyó en la decisión del gobierno mexicano de posponer la venta del paquete FARAC II.

Por su parte, ICA y Goldman Sachs también han sido afectados. No han podido retribuir a sus respectivos accionistas por la inversión, dado que los ingresos del proyecto van al pago de intereses. De ahí que a finales de julio buscaron a los bancos con la intención de refinanciar sus propios créditos, como se había establecido (se desconoce el resultado de los encuentros).

La crisis hipotecaria estadounidense, conocida como subprime, y la contracción de crédito internacional es una bola de nieve que contagió a los mercados y que es diferente a otras porque involucra a los bancos, que estaban sobreexpuestos por la clase de créditos que otorgaron, dice Alonso Quintana, director de Administración y Finanzas de ICA.

El resultado es una sequía financiera en el mundo y una aversión al riesgo generalizada que en México afecta al sistema financiero: el crédito se encareció; la colocación de acciones en Bolsa está detenida y las compras de empresas por parte de fondos de capital privado son a cuenta gotas.

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Las sofoles hipotecarias, que han sido un motor del mercado de deuda corporativa, hoy tienen casi vedado el acceso al mercado de capitales y buscan caminos para evitar el deterioro de sus balances.

“Creo que 2008 será un año gris”, dice Arturo Saval, socio de Nexxus Capital, firma mexicana de capital privado que ejerce su tercer fondo, de 147 millones de dólares (MDD).

Analistas y participantes del sector anticipaban que la situación adversa se extendería el resto del año y parte de 2009. Pero, al cierre de esta edición, era incierto de qué manera afectaría al sistema financiero mexicano la agudización de la crisis en Wall Street y el plan de rescate que anunció la administración Bush a mediados de septiembre.

Bancos y sofoles, sin fondeo
En los últimos años, empresas y gobierno lograron acceder a fuentes de financiamiento solventes. Gracias a una mayor sofisticación financiera, las firmas empezaron a financiarse en el mercado vía créditos estructurados y el gobierno incorporó a inversionistas privados en el financiamiento de obra pública. El capital internacional fondeó las obras de infraestructura más costosas y respaldó con préstamos a los fondos de capital privado para adquirir empresas.

Ahora, toca a México conocer la otra cara de la moneda. Alonso Quintana, de ICA, lo sabe bien. Las cartas de intención, compromisos de fondeo que se negocian con la banca antes de concursar por una obra, traen este año aumentos en spreads –diferencial entre la tasa activa y la tasa pasiva– de entre 50 y 100% contra 2007; por ejemplo, si el crédito puente que ICA contrató el año pasado para la hidroeléctrica La Yesca lo negociara hoy, le costaría la tasa Libor más 150 puntos base (PB), en lugar de Libor más 50 PB negociado.

El alto costo del dinero es sólo parte del problema. Los bancos dan crédito sólo para lo que consideran los mejores proyectos, dicen analistas, mientras que los menos convincentes no los financian ni a tasas altas. Eso le incumbe a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), que licita los paquetes FARAC y es responsable de que se ejerzan 749,000 MDP de los 2.5 billones de pesos que constituyen los requerimientos de inversión del Plan Nacional de Infraestructura; si quiere atraer a los inversionistas, la SCT tendrá que ser meticulosa en la definición técnica de los proyectos y el armado de los concursos.

Quienes se financian en México tampoco la tienen fácil. La preocupación por la inflación global, en alimentos y commodities, elevó las tasas de referencia locales. Entre las más afectadas están las sofoles hipotecarias, para quienes el mercado era una fuente de fondeo segura, rápida y eficiente.

La pérdida de confianza que generó la crisis hipotecaria en EU afectó a las hipotecarias mexicanas, pese a que los esquemas de financiamiento a la vivienda son diferentes.

En México, los créditos se indexan al salario y a diferencia de EU financian una menor proporción del valor de la casa, además, existe el respaldo de las aportaciones de los trabajadores al Infonavit. “Los procesos de originación son revisados por las calificadoras y no hay elementos para decir que en México hay (créditos tipo) subprime”, señala María Tapia, analista de S&P.

No obstante, este año las bursatilizaciones de cartera de sofoles hipotecarias han sido escasas, aunque la mayoría lo tenían previsto por el efecto subprime. Saben que no las tomaría el mercado o lo haría a un costo muy alto, dice René Ibarra, de la calificadora Fitch.

Sólo han emitido Su Casita y Metropolitana, y ambas dieron un premio mayor al ofrecido en sus emisiones del año pasado. En diciembre, Su Casita emitió 300 MDP a una tasa TIEE 28 días más 0.43%. En mayo de este año emitió 250 MDP y la tasa había subido a TIEE 28 más 1%.

Para fondearse, las sofoles establecieron “líneas de almacenaje” con la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) o los bancos, es decir, préstamos para originar cierto número de hipotecas individuales, que al completarse se bursatilizan, se liquida el préstamo y la línea queda lista para reiniciar el ciclo.

Y contra la acumulación de vencimientos de corto plazo, acuden a las amortizaciones y refinanciamientos: usan recursos predestinados a generar créditos al pago de deuda, contratan créditos bancarios y dan cartera en garantía o refinancian bajo condiciones onerosas. “Las provisiones del sector han aumentado porque la cartera se ha deteriorado”, dice Ibarra. “En promedio, ya comienzan a ser superiores al 25% de la utilidad generada, siendo que estaba en 15%”.

Una de las más agobiadas es Metrofinanciera. En junio pospuso una emisión de deuda, así que para hacer frente a vencimientos por 3,800 millones de pesos en el lapso de un año, recurrió a las amortizaciones. La sofol obtuvo respaldo de la SHF, que presta a tasas de mercado pero es la única con fondeo a plazos mayores a 20 años; además, recibirá 65 millones de dólares de Cartesian Capital Group LLC, fondo neoyorquino de capital privado, que se convertirá en socio minoritario. Aun así, S&P le bajó la calificación en agosto.

Otra es Crédito y Casa, que tiene en curso un programa de emisiones hasta por 4,000 millones de pesos, para el que cuenta con una garantía parcial de la SHF para intereses y capital. Los apuros de la sofol produjeron una baja en la calificación de S&P a Coppel, empresa de Grupo Coppel, el cual adquirió a Crédito y Casa en 2007, por haberla apoyado con 2,000 millones de pesos.

Pero el deterioro es general. El capital contable del sector estaba en marzo en su mínimo histórico.

Bancos como BBVA, Scotiabank y HSBC también han emitido deuda este año pero a un costo de 100 puntos base más alto que en 2007 en promedio. En esencia salen al mercado porque de esa manera transfieren el riesgo, dice Arnulfo Rodríguez, analista de Accival, en el caso de un eventual deterioro en la cobranza de cartera hipotecaria, a la vez que reducen las provisiones de capital.

Pese a la aversión a las sofoles hipotecarias, la bursatilización de deuda corporativa se ha mantenido. Este año es uno con mayores colocaciones para un primer semestre, señala Rodríguez, con 93,500 millones de pesos, 27% más que en el mismo lapso de 2007. El miedo al papel hipotecario hace que los inversionistas volteen a ver a empresas que antes ignoraban, con calificación A e, incluso, A-. Así se abrió la puerta al financiamiento para firmas como la siderúrgica Grupo Collado, camiones Paccar y la papelera Copamex. La instrucción que tienen los operadores de inversiones de diversificarse los lleva a voltear a ver a nuevos emisores, dice Judith Berdejo, analista de deuda de Ixe.

Inversionistas en huelga
Otros que han metido freno son los fondos de capital privado. Aunque en México las compras apalancadas de estos fondos no alcanzan los niveles de EU y Europa –donde la relación crédito-capital podía ser de cuatro a uno–, de cualquier modo se enfrentan a la restricción crediticia, dice Pablo Rión, de Pablo Rión & Asociados. “Cuando hay cautela mundial, hay cautela en México”, apunta.

Si antes el fondo aportaba 60% del capital en una compra, hoy tendría que poner 80% o hasta el total de la inversión, reconoce Alfredo Alfaro, director de Advent, que invierte en México desde 1996. Entre adquisiciones apalancadas y coinversiones, Advent participa en más de 20 empresas en el país. “Hay una verdadera debacle. Antes de la crisis algunos bancos ofrecían crédito a los fondos para la compra de compañías, ahora eso ha cambiado”, indica Alfaro.

“Requerimos crédito bancario porque las tasas (de crecimiento) que necesitamos no se alcanzan sin financiamiento”, dice Joaquín Ávila, director de Carlyle México Partners”.

Pero si hay un mercado congelado ése es el bursátil. La constante revisión a la baja en las expectativas de utilidades de las empresas ha derribado el precio de los títulos, y en esas condiciones no hay compañía dispuesta a colocar capital en el mercado. “El premio tradicionalmente es 4.5% sobre la tasa libre de riesgo (cetes), en promedio de muy largo plazo, (pero) en los últimos años, llegamos a tener premios por riesgo negativos o en ceros, y seguramente en esta coyuntura nos vayamos por arriba del promedio, a 6% o 7%”, señala Gilberto Cantú, analista del mercado de capitales de Ixe.

Además de la propia Bolsa Mexicana de Valores (BMV), que colocó en el mercado acciones con valor de 4,000 MDP, la única en salir a la Bolsa este año ha sido la firma de productos farmacéuticos Genomma Lab, con 2,408 MDP, y los expertos dudan que alguien más siga sus pasos. En contraste, en 2007, cuatro empresas se enlistaron en la BMV: el banco Compartamos, la telefónica Maxcom, Financiera Independencia y la cablera Megacable. “Es como si se tratara de una huelga de compradores”, añade Cantú. “Las acciones son el activo más riesgoso por ser más volátiles que la deuda”.

ICA tenía la intención de emitir acciones de su subsidiaria Viveica e, incluso, de ampliar su propio float. Hace un año, la compañía hizo un aumento de capital a 65 pesos, y ahora la acción está a 48 pesos, dice Quintana. Hoy, la empresa prefiere ir por proyectos de obra pública tradicional, en la que el gobierno paga por adelantado o conforme avanzan los trabajos, y fortalecer sus alianzas de capital y operativas con Goldman Sachs, Grupo Carso y empresas españolas, así como escuchar ofertas de fondos de inversión locales. Todo, menos diluirse a cualquier precio, afirma Quintana.

La pausa en el mercado de capitales no terminará mañana. Parte importante de la inversión en Bolsa es de extranjeros (181,000 MDD) y un alto componente de las colocaciones se hace en EU. Podrían surgir más problemas, señala Quintana, ahora en los bancos europeos, más displicentes que los de EU para reconocer problemas en sus balances.

La corrección en la cuenta corriente de ese país, con exportaciones que crecen 15% arriba de las importaciones, más las dificultades bancarias, produjo un hueco en la liquidez del mundo, dice Cantú, de Ixe, lo que sumado a expectativas de mayor inflación tiene el mercado cerrado. En general, el pronóstico para el corto plazo no es alentador. Por haber ocurrido en los sectores de bienes raíces y bancos, el estallido de la burbuja en EU no se saneará antes de 2009, advierte Cantú. Menos mal que se trata de un catarrito y no de una crisis.

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