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Mexamérica, la frontera del futuro

En 2058 la región norte de México y sur de EU podría fusionarse en una sociedad entre ambos paí esta ‘nación’ tendría una infraestructura limitada, y sería pobre en servicios de salud y educa
lun 27 octubre 2008 06:00 AM
California, Colorado, Texas y Nuevo México se unen con la fr

Los misioneros jesuitas y franciscanos lo previeron desde hace más de tres siglos: las áridas y extensas regiones que conforman California, Colorado, Texas y Nuevo México hacen una con Baja California, Chihuahua, Durango, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Tuvieron que pasar 350 años para que esa suerte de nación, incrustada en dos países, tuviera hasta un nombre acuñado: Mexamérica. Dicen que se podría forjar una nueva sociedad o el principio del resquebrajamiento de dos sistemas para culminar en algo nuevo.

Así es como se conforma este relato futurista, pero enraizado en el presente, y que nos muestra que en 2050 quizá perdamos unos estados, pero ganaremos una región.

Frontera Norte, 2050
Roberto Gamboa es hijo de uno de los 700,000 deportados que se registraban diariamente, hace 50 años, desde EU a México. Edgar, el padre, quiso quedarse en Tijuana, Baja California, para buscar cómo ganarse la vida en su país, pero cerca del sueño americano.

Se cansó de que la Oficina de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) lo echara del país una y otra vez para volver a empezar. Correr junto a traficantes de ilegales que huían al rugir de los motores de la patrulla fronteriza y quedarse solo en medio del desierto era demasiado para vivirlo más de cuatro ocasiones.

En su último intento se rompió los tobillos al caer del muro en la frontera y mejor se quedó en Tijuana. Era el año 2008. La industria manufacturera era próspera y crecía dos puntos porcentuales por arriba del mismo periodo del año anterior que registraba 8.1%, según el gobierno estatal.

La variación porcentual del índice del costo de la construcción residencial en materiales, mano de obra y alquiler de maquinaria era ocho puntos menor en comparación con los dos años anteriores; el abaratamiento de costos para la vivienda daba esperanzas de hacerse de una casa propia.

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Además, la tasa promedio de desempleo en el país era de 3.7%, mientras que en Baja California era de 2.5%.

¿Por qué no jugarse la suerte en Tijuana? Edgar era divorciado, pero no quería regresar al DF, su tierra natal, sin sus dos hijos de seis y 12 años (estadounidenses por nacimiento) a quienes rogó que volvieran con él. A través de súplicas y amenazas, sólo convenció a su ex mujer para que Roberto, el mayor, se fuera a vivir con él a Tijuana. El otro hermano se quedó con la madre, en San Diego, California.

Edgar introdujo a su hijo Roberto en una de las regiones mexicanas más prósperas, con una economía ascendente que ya prometía, desde entonces, un futuro rico, tecnologizado, con cifras macroeconómicas similares a las del primer mundo y una inversión extranjera que rondaba los 442 millones de dólares semestrales.

Una región que, sin embargo, no podía quitarse de encima la polarización social, educativa y de salud; limitada en infraestructura, como todas las ciudades y pueblos que conformaban los 32 puntos fronterizos. Una situación que nunca ha dejado de ser evidente y que perdió el control hasta convertir las urbes fronterizas mexicanas de hoy (año 2058) en réplicas de la Ciudad de México, con sus ventajas competitivas y su desorden urbano.

Desde entonces, Tijuana comenzaba a sobrepoblarse con los indocumentados deportados que se peleaban por trabajos de bajos salarios en las zonas industriales: sueldos de 120 pesos diarios mientras que en EU se pagaba a 7 dólares la hora.

Migrantes de todo el país y centroamericanos expulsados por los gringos se ubicaban en la periferia citadina, donde las autoridades permitían construcciones de 40 metros cuadrados, sin plan de desarrollo sustentable, donde se hacinaban familias que requerían servicios básicos.

Tijuana, Ciudad Juárez, Cananea y otras ciudades limítrofes ya padecían conflictos por el déficit de plantas de tratamiento de agua y distribución de basura por la insuficiencia de rellenos sanitarios y falta de tiraderos de desechos tóxicos para la basura de las plantas maquiladoras.

Esos problemas, que amenazaban con agravarse, siguieron las tendencias y a unos años de alcanzar el siglo XXII, siguen obstaculizando la consolidación de la ‘Mexamérica’.

Los futuristas y analistas del tema fronterizo lo pronosticaron. Samuel Schmidt, del Programa de Estudios para Norteamérica, del Colegio de Chihuahua, vaticinó que no habría cambios en los diseños institucionales, culturales, educativos ni políticos en México ni Estados Unidos.

“Creo que las ciudades se van a preocupar mucho más por competir para atraer el desarrollo industrial y mucho menos para satisfacer a la sociedad y nos encontraremos con la paradoja de tener zonas industriales avanzadas y ciudades socialmente atrasadas en la frontera de México”, advirtió.

Por esos años, Chihuahua y Sinaloa, en coordinación con el gobierno federal, anunciaron con bombo y platillo el inicio de las pláticas para la construcción del Corredor Logístico Sinaloa-Chihuahua-Texas-Nuevo México, para agilizar el traslado de productos hacia el este de EU.

Se trataba del corredor multimodal para la instalación de zonas industriales, fiscales y de manufactura, zonas competitivas para recibir, procesar y reenviar al este norteamericano 14 millones de productos por año que llegaban desde Asia y darle un valor agregado antes de su destino final en EU.

El problema que vaticinaba el analista Schmidt es que “en el futuro se enfrentará la paradoja de tener zonas industriales avanzadas y ciudades socialmente atrasadas”.

“Vamos a ver ciudades con infraestructura y educación pobres. Habrá una mano de obra calificada, pero sin riqueza humanística o cultural, un ingeniero que pueda programar software pero no gustará de leer una novela de Martha Batiz (escritora mexicana radicada en Canadá que tocaba temas fronterizos)”, señalaba Schmidt.

Esta visión de futuro era en parte compartida por dos analistas del tema fronterizo. En Tijuana, Tonatiuh Guillén, director de El Colegio de la Frontera Norte, alertaba sobre la tendencia de la zona fronteriza a ampliar las diferencias sociales. “Tenemos una economía de primer mundo, sin embargo, el rezago social ha sido permanente, se han reducido las brechas en cuestiones muy básicas, pero el dato duro es que esta brecha sigue creciendo”.

En el norte, Richard Fisher, en aquellos tiempos representante del Banco de la Reserva Federal estadounidense en Dallas, analizaba qué parte de la torpeza social fronteriza derivaba de la desidia del gobierno mexicano. Así, los derechos sobre la propiedad no estaban protegidos como debieran, creando dificultades en términos de préstamos e inversiones.

El sector informal, que empleaba a más de 20 millones de personas, creaba una ineficiencia significativa. “La tendencia generalizada a la evasión fiscal limita la capacidad de México de generar ingresos, restringiendo la inversión en educación e infraestructura”, subrayaba Fisher. “Afecta de manera directa a la zona fronteriza que compite con otros parámetros de exigencia”.

En el sector energético, la producción y la distribución estaba bajo el control del gobierno y, dados los limitados recursos fiscales de México, la capacidad futura de producción de petróleo era motivo de preocupación.

Jorge Ibarra, del Departamento de Economía del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, lamentaba un futuro desordenado e incierto para las fronteras por falta de libertades fiscales para los municipios mexicanos.

“El Congreso de la Unión debería impulsar leyes para que los municipios tengan la oportunidad de cobrar más impuestos, porque hasta ahora sólo trabajan con el predial y el de adquisición de muebles y, en el caso de los estados, el impuesto más importante es el impuesto sobre la nómina”, señalaba. “¿Cómo van a trabajar en formas de igualdad?”.

Esta problemática obligó a Roberto Gamboa a regresar a San Diego, hace 35 años. Ahora vive con un pie en EU (donde reside) y otro en México (donde trabaja), en un laboratorio que le paga en dólares por sus conocimientos en medicina.

Se ha beneficiado de una economía creciente a lo largo de la frontera. En Texas, explican los analistas, los descensos marcados en el valor del peso resultan en un detrimento económico en Laredo, McAllen y Brownsville.

El muro fronterizo siempre fue un tema político que se estira y afloja y con el que todos se acostumbraron a vivir.

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