La incertidumbre rodea a Prieto Treviño
En abril próximo, durante la asamblea anual, la junta de accionistas de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) decidirá si su presidente continúa en su cargo o no.
Guillermo Prieto Treviño asumió la presidencia de la Bolsa en junio de 2001, justo cuando se desató la crisis de las puntocom en Estados Unidos.
A lo largo de su mandato, el valor de la BMV ha crecido 500%. A mediados de 2008, la Bolsa empezó a cotizar en el propio mercado accionario.
¿Ya se terminó su ciclo al frente de la Bolsa?
La asamblea de accionistas dirá si ese ciclo ya se cumplió o no. Yo estoy convencido que a veces se cumplen los ciclos donde la gente no debe estar para siempre en un lugar. Pero el consejo de administración definirá si alguien debe tomar la estafeta o mantiene a la actual.
¿Pero los mercados buscan certidumbre y a usted ya lo conocen?
Habrá que evaluar si son los mejores momentos para hacerlo (el relevo), pero creo que lo importante es poner antes que nada a la institución. Tendrá que ser una decisión muy bien pensada.
¿Los mercados están satisfechos con las medidas impulsadas por Barack Obama para atenuar la crisis?
Yo diría que no. Es muy difícil decir que es lo suficiente para atenuarla. No hay certidumbre de que esto haya tocado fondo.
¿Será un año de baja actividad para la Bolsa?
Se detuvieron las colocaciones. Por lo menos en el corto plazo, vemos muy difícil que haya nuevas colocaciones, no sólo por las condiciones de mercado y de valuación, sino porque las condiciones de seguridad han afectado las decisiones de inversión.
¿Operará la Bolsa los derivados que hoy están en el llamado mercado over the counter, mismo que perdió la confianza?
Estamos viendo la oportunidad de operarlos en el mercado organizado. Pero no será cualquier tipo de derivados.
¿El buen gobierno corporativo vuelve a estar en duda?
Todos los participantes del mercado debemos hacer una reflexión muy seria. Si tenemos que cambiar la ley ¡hagámoslo! pero de manera coordinada, no aislada. Esto para evitar que en algunos años nos lamentemos y digamos qué no aprendimos de Enron, qué no aprendimos de los efectos de no tener un buen gobierno corporativo.