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La inversión de EU en su muro fronterizo

Sellar la frontera sur para EU resultó más caro y más ineficiente de lo que planeó Bush; el proyecto que incluye barreras físicas y tecnología que vigila podría estar listo hasta 2013.
lun 07 septiembre 2009 06:00 AM
Atardece en Santa Teresa, Nuevo México, donde colocaron la barrera para impedir el paso de vehículos. (Foto: Paul Wells)
muro lamentos (Foto: Paul Wells)

La frontera entre México y Estados Unidos es una serpiente difícil de encantar. Desde la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, en 1848, y la Venta de la Mesilla en 1853, cuando México cedió casi la mitad de su territorio, la serpiente se ha escabullido con destreza.

Actualmente, su piel está engrosándose con espinas tecnológicas, y cercas ideadas para detectar y detener a quienes tratan de cruzar los desiertos o el río Bravo.

A partir de 2006, el gobierno federal de EU echó a andar un multimillonario plan (Iniciativa Frontera Segura, SBI) para construir 1,078 kilómetros de cerco fronterizo, con caminos, nueve distintos tipos de barreras y muros, iluminación, y una red de alta tecnología de detección y de comunicación que vigilará enormes extensiones de territorio.

Además, en tres años prácticamente duplicó el presupuesto para la Patrulla Fronteriza –3,501 MDD este 2009–, y aumentó de 12,000 a 20,000 el número de agentes.

Pero la serpiente se mostró más inquieta de lo que se pensó, y el proyecto tiene ya retrasos. Para 2008 debían estar listos 1,078 kilómetros, pero el Servicio de Aduanas y Control de Fronteras (US Customs and Border Protection) declaró ¡misión cumplida! cuando terminaron los 1,063 kilómetros este año. Si bien al principio previeron que la nueva frontera estaría funcionando en 2012, ahora hablan de 2013 como una meta más posible.

Además, la iniciativa se convirtió en un pozo sin llenadera. El gobierno federal determinó otorgar a las empresas contratos ilimitados e indefinidos, como los que utiliza para la guerra, lo que dificulta saber cuánto costará. Al Congreso han llegado reportes en los que se informa que asegurar la frontera podría costar entre 24,000 y 30,000 MDD.

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Algunos reportes advirtieron al entrante presidente Barack Obama sobre la fragilidad del proyecto, a fines de 2008. El Congreso mismo posiblemente haga cambios al programa en los siguientes meses. En el contexto de un debate más amplio sobre inmigración, los debates en el Congreso se acaloran, entre aquellos legisladores que confían que con esto se aplica la ley y se avanza en garantizar la seguridad de su país, y esos otros que lo consideran más bien una estafa.

Con la Iniciativa, el Departamento de Seguridad Nacional (Department of Homeland Security, o DHS) quería fortificar su labor de inteligencia y la capacidad de reacción de sus fuerzas de seguridad ante posibles amenazas, y ganar control sobre cuanto ocurre en la franja fronteriza; y hacerlo rápido.

El gobierno de George W. Bush dejó al sector privado definir qué mezcla de tecnología, personal e infraestructura era necesaria, y ponerlo en marcha. Además le cedió buena parte de la supervisión del proyecto. Michael Jackson, subsecretario de DHS, instó así a la industria de la defensa en 2006: “Ésta es una invitación para ser un poco más agresivos y pensar como si fueran los dueños y socios del Servicio de Aduanas”.

Los primeros ladrillos

Para lograrlo, en 2006 se otorgaron generosos contratos al sector privado. El más grande de todos –y de cuantos ha extendido DHS desde que nació en 2002– fue para Integrated Defense Systems, una división de Boeing que le genera ganancias por 32,000 MDD. El gobierno federal estima que habrá invertido en este contrato –del tipo indefinido e ilimitado– 8,000 MDD para 2013. Boeing quedó así a cargo del diseño y el montaje de tecnología para monitorear en tiempo real todo cuanto ocurre en el límite con México, y los sistemas de telecomunicaciones y de análisis de la información. Aunque esta empresa es más conocida como diseñadora de aeronaves, también es el segundo mayor proveedor del Departamento de Defensa, sólo detrás de Lockheed Martin, y tiene contratos por 10,000 MDD del gobierno federal este 2009.

Ni DHS ni Boeing tenían mucha idea de lo que enfrentarían. Encontraron resistencia entre los habitantes de la franja fronteriza. Los ingenieros de software de Boeing no previeron problemas de compatibilidad en la tecnología. Los subcontratistas no cumplían con los plazos acordados. El costo por kilómetro aumentaba. La serpiente clamaba autonomía. “No es inusual en el sector de gobierno que tengamos un contratista que promete más de lo que puede hacer y por lo tanto no se obtiene lo que se pensaba obtener”, dice Richard Stana, director de temas de seguridad de frontera de la Government Accountability Office, la Contraloría federal.

Boeing diseñó un tramo piloto en 45 kilómetros de frontera en Arizona, donde puso a prueba la infraestructura física, las torres con cámaras, sensores y radares. El presidente de la compañía, Roger Krone, explicó las fallas que tuvo el proyecto en audiencias públicas del Congreso, tiempo después. Boeing tuvo que invertir 40 MDD de su dinero para hacer las correcciones. Tanto Tony Swansson, gerente interino de Programas de Boeing, como la oficina de asuntos públicos de la compañía son cautelosos, y es que el contrato se renueva cada año. “Aprendimos lecciones y ya las llevamos a la práctica. Hemos probado el sistema con rigor, para reducir riesgos y reforzar la confianza en él”, dice Swansson.

Errores en serie

Los errores que se cometieron desde California a Texas resultaron excelente material para los comediantes de TV.

En California multaron a la constructora Golden State Fence Company por emplear a trabajadores indocumentados en la construcción del muro destinado a mantenerlos fuera. En 2006 el presidente y el vicepresidente de la firma pagaron multas por 200,000 y 100,000 dólares, respectivamente. Además, purgaron una pena de arresto domiciliario de 180 días, con monitoreo electrónico, y 1,040 horas de servicio comunitario. La empresa tuvo que pagar 4.7 MDD, el monto equivalente a las ganancias que logró por emplear a indocumentados.

En una reunión de los ayuntamientos de frontera, en abril pasado, en Arivaca (Arizona), el oficial de la Patrulla Fronteriza Roger San Martin explicó por qué no funcionó la tecnología inalámbrica que debió transmitir imágenes que captaba en vivo de la frontera, al comando central de Tucson y de ahí a la Patrulla Fronteriza. “La cámara que trajo Boeing era una Kollsman, una cámara israelí. Y desde la puesta en marcha hubo problemas para integrar esa parte del equipo (...) porque el lenguaje (código fuente) para esa cámara era el hebreo”.

La competencia de Boeing está empezando a subir el volumen de las críticas por su manejo del SBInet. En julio de 2009, en un blog frecuentado por los contratistas de la Defensa, un analista de la industria escribió: “Boeing no tenía razón para obtener este contrato y lo sigue demostrando a diario con su (falta de) resultados. El Servicio de Aduanas puede tener todos los contratistas que desee, pero no podrá pasar por alto el hecho de que la empresa que eligió no estaba en la industria de la seguridad física y ahora está pagando un precio excesivo por todo, incluso por tratar de hacer que Boeing aprenda lo que muchas otras empresas ya saben. (...)Den lugar a la competencia”.

Se ha repetido ahora el tipo de errores topográficos de hace más de un siglo, cuando los rancheros tendían improvisados cercos para marcar la frontera. En Nuevo México, la línea divisoria absorbió entre 30 centímetros y un metro de terreno mexicano a lo largo de 24 kilómetros. Tras una amable carta del gobierno de México, Estados Unidos gastó 3.5 MDD en desmontar el alambrado y reubicar los cercos.

David Aguilar, el jefe de la Patrulla Fronteriza de Brownsville, provocó un alboroto en el campus de la Universidad de Texas cuando les presentó un plano con la propuesta para construir un muro fronterizo de 5.5 metros de alto a través de sus instalaciones. También cruzaría el campo de golf Fort Brown Memorial, el lugar donde en 1846 se construyó el Fuerte Brown para defender a EU del ataque de mexicanos. El mapa dejaba el campo de golf y el fuerte al sur del muro –aunque, legalmente, todavía en territorio de EU, pues quedó al norte del río Bravo–. Este incidente despertó la ira de los grupos nacionalistas.

El muro además se convirtió en una represa en dos ocasiones el verano pasado. El cerco de 8.3 kilómetros provocó daños ambientales en el parque nacional Organ Pipe Cactus, en Arizona. Y causó una inundación en Nogales, Sonora. Cincuenta comercios quedaron bajo uno y medio metros de agua. El daño causado a Nogales: 8 MDD.

Llamen a Skinner

Pocos como Richard Skinner tienen la seguridad de contar con un empleo en tiempos como los que corren. Y es que nadie quiere su trabajo. Él es el contralor del Departamento de Seguridad Nacional, y generalmente tiene entre 1,800 y 2,000 investigaciones en proceso, entre ellas, las correspondientes a SBInet. “Eso es lo que hace que mi trabajo sea tan entretenido”, dice.

La oficina del inspector ha citado regularmente al DHS y al Servicio de Aduanas y Control de Fronteras por su falta de capacidad de gestión. Le preocupa que las empresas –y no el gobierno– tengan las riendas del programa. El Servicio de Aduanas y Control de Fronteras “no ha establecido los controles adecuados y la vigilancia efectiva sobre los trabajadores contratados (…) Los contratistas están llevando a cabo tareas que deberían ser responsabilidad de los trabajadores de gobierno. Esta fuerte dependencia de los contratistas aumenta el riesgo de que el Servicio de Aduanas y Control de Fronteras pierda el control en cuanto a la toma de decisiones en la gestión del programa”, estimó.

Aduanas tiene ahora el desafío de contratar a personal calificado para la tarea, como sugirió Skinner. “Boeing tuvo un despegue difícil, y todavía tiene retos difíciles que resolver”, dice Mark Borkowki, director ejecutivo de la Iniciativa Frontera Segura en el Servicio de Aduanas. “Es muy fácil sentarse y señalar a la persona que tiene a su cargo la responsabilidad cuando usted no es quien debe rendir cuentas”.

Los legisladores están exigiendo mejores resultados, pero nadie quiere asumir las repercusiones políticas de un recorte de fondos. “Estamos logrando buenos avances para reducir el caudal de inmigrantes que llegan aquí”, dijo el 20 de mayo en el Senado, el republicano Jeff Sessions. “Hace tres años, arrestábamos a 1.1 millones y ahora a 700,000, lo cual sigue siendo una cifra alta. Con 700,000 arrestos anuales no tenemos una frontera lícita aún. Nos falta para llegar a ese punto”. Para la Patrulla Fronteriza esto indica que el nuevo muro inhibe el cruce. Funcionarios de esta agencia y del Servicio de Aduanas testificaron recientemente ante el Senado, que ya lograron “control operacional” de 1,005 kilómetros de la frontera sudoeste con México, donde es más intensa la migración y la actividad criminal. “Hemos dado pasos importantes para crecer nuestras capacidades de inteligencia y nuestra ventaja táctica sobre aquellos que buscan violar nuestras leyes (...) Así podemos identificar mejor dónde tenemos las más grandes amenazas y vulnerabilidades, y evaluar dónde aplicar nuestros recursos”.

Algunos críticos dudan de la eficacia de un muro virtual, e insisten en reforzar la barrera física. Otros critican los diseños de muro que están montando; el más sencillo de los cuales asemeja más al cerco entre casas en un amable vecindario.

“Hace tres años se les prometió a los estadounidenses un cerco fronterizo seguro y es hora de hacer que esto suceda”, dijo el senador republicano Jim DeMint, quien desconfía de la eficacia del muro de alta tecnología. “Nuestro gobierno (…) ha intentado usar cercos virtuales inseguros que no se han sometido a pruebas, en vez de recurrir a cercos reales, físicos”. DeMint promueve una iniciativa para obligar al Servicio de Aduanas a que ponga un segundo cerco físico en 1,061 kilómetros para 2010. Otro congresista, Duncan Hunter, presentó una iniciativa de ley para autorizar a Janet Napolitano, la secretaria de Seguridad Nacional, a levantar al menos 563 kilómetros de cerco reforzado en la frontera a su discreción.

Un viaje azaroso

La Iniciativa Frontera Segura ha debido superar los obstáculos de las leyes ambientales y las inquietudes de los ciudadanos. Michael Chertoff, quien fuera titular de DHS en tiempos de Bush, resolvió en 2008 que no se aplicarían las leyes ambientales federales a ningún proyecto del muro, desde California a Texas. En total, 767 kilómetros –incluidos parques nacionales y cuencas– quedaron sin esa protección legal.

Chad Foster es alcalde de Eagle Pass (Texas) y uno de los políticos más activos en exigir al gobierno federal que mejore la seguridad de la frontera, pero sin un muro. “Durante más de tres años han ido disminuyendo los cruces ilegales. La disminución se inició en 2005 y sin muro”, dice.

En alguna ocasión, Chertoff manifestó que la caída que se observaba tenía su origen en la situación económica. “No es así”, dice Foster. “Antes de la crisis, las detenciones en el sector de Del Río habían bajado 72%. En toda la frontera de Texas, las detenciones han disminuido 56%. El único sector que mostró una subida fue San Diego y ellos tienen un cerco doble y no me explico qué está sucediendo allí”.

Los opositores al muro han reiterado que la presencia de una muralla no parece ser un elemento primordial para desalentar a quienes quieren cruzar la frontera.

El alcalde Foster expresó su opinión en la Audiencia del Senado en mayo pasado: “En su precipitada carrera por lograr una fecha arbitraria para la construcción de un muro ineficiente, la administración Bush eligió abandonar las leyes de nuestra nación que nos comprometen a preservar nuestro medio ambiente (…). No nos podemos dar el lujo de transitar ese camino, un camino que renuncia a todas las leyes una vez más”, expuso. La recepción de la ciudadanía a la cerca no ha sido todo lo positiva que esperaron. Muchos propietarios se han negado a permitir el acceso a sus tierras. Hasta junio de 2009, el gobierno ganó 310 casos en las Cortes, y logró así apropiarse de los terrenos de 274 propietarios.

Uno de ellos es Andy Spear, que vive al oeste de Arivaca, (Arizona) en un paraje con vista a las montañas. La vista panorámica del lugar llamó la atención del DHS y de Boeing. Spear rechazó la propuesta que le hicieron en 2008 para instalar una torre de vigilancia de alta tecnología, en su patio. “Pero cuando volvieron y dijeron: ‘Realmente nos gusta este lugar’, supe que estaba en problemas”, y aceptó.

Los residentes de Arivaca fueron los primeros en EU en ver la tecnología de Boeing y el ‘cerco virtual’. Altas torres de vigilancia fueron instaladas en distintos puntos de su ciudad, a 19 kilómetros de la frontera. Están en los 45 kilómetros del proyecto piloto de SBInet. Cuando le preguntamos a Spear si le preocupaba tener una torre en su propiedad respondió: “Si encuentran algo interesante en mi dormitorio, quisiera comprar la serie”. Dentro y fuera de los círculos de Washington, crece el número de opositores a Frontera Segura. Las quejas formales recibidas en la oficina de Skinner abarcan desde favoritismo hasta fraudes en los contratos.

La serpiente sigue siseando. A mediados de septiembre, el DHS ordenará nuevas tareas en el cerco, un año más de trabajo para los sistemas de defensa integral de Boeing y un centenar de pequeñas compañías. Con el desempleo vigente, será difícil rechazar los trabajos que generará en la construcción, la tecnología y la vigilancia. Boeing, que depende tanto de los contratos del gobierno de EU, no puede darse el lujo de generar más reportes de malos resultados.

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