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Los derivados “asustan” a las empresas

Firmas mexicanas aprendieron que los derivados son instrumentos de cobertura, no para especular; la estrategia para usar derivados la dicta el nivel de exposición al riesgo de la entidad.
dom 01 noviembre 2009 06:00 AM
Por varios años fue un gran negocio para bancos y empresas especular con derivados. (Foto: Archivo)
casino clausurado (Foto: Archivo)

El casino de derivados lo clausuraron las propias empresas. A un año de que estallara la bomba por las pérdidas millonarias que ocasionó la operación indebida de los derivados, los directores financieros (CFO) no se atreven a operar de forma especulativa. Varias empresas mexicanas, principalmente Comercial Mexicana, aprendieron con sangre que los derivados sólo se deben usar como instrumentos de cobertura y no para especular.

La especulación con derivados le dejó a la segunda cadena de supermercados más grande del país, que encabeza Carlos González Zabalegui, pasivos por 2,300 millones de dólares (MDD). Al cierre de esta edición, la empresa –cuya acción cayó 55.49% en un año– había negociado con JPMorgan, Santander, Banamex, Merrill Lynch, Goldman Sachs, Barclay’s y Citigroup una quita de 35% en su deuda. Se estima que el plan de saneamiento de la cadena minorista abarcará ocho años. Por varios años, la transacción especulativa con derivados era moneda de uso común en Comercial Mexicana, que todavía en 2007 reportó utilidades de 360 millones de pesos (MDP) por derivados. Parece que aprendió la lección en sus estados financieros al segundo trimestre enviados a la Bolsa, Comerci reportó cero posiciones en derivados.

La reestructura de los pasivos por derivados ha sido larga y tediosa para otros. Gruma, el productor más grande de harina de maíz y tortillas del mundo está por concluir su reestructura financiera después de lograr ciertos acuerdos con sus acreedores en derivados de tipo de cambio por un monto de 726.6 MDD. Al cierre de la edición, la operación esperaba las aprobaciones corporativas con el fin de convertir los derivados en créditos de mediano y largo plazo. Al segundo trimestre reportó a la Bolsa que sus posiciones en derivados ascendían a 465 millones de pesos (MDP) y que incluían coberturas en gas natural, materias primas y tasas de interés.

El panorama para Vitro, cuya pérdida por derivados suma unos 153 MDD, es aún incierto. Los acreedores condicionan para negociar que la empresa tenga un balance financiero sano y sus ventas se mantengan constantes. Las coberturas en derivados son necesarias para el productor de vidrio. Al segundo trimestre sus posiciones sumaron 3,323 MDP, la mayor parte (2,992 MDP) en coberturas de gas natural.

Las pérdidas que arrojó la operación con derivados de forma indebida a los corporativos, tanto listados como no listados en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), asciende a unos 5,000 millones de dólares, según estimaciones de la firma de consultoría KPMG.

Las lecciones
El trauma por las pérdidas económicas fue tan severo, que en los consejos de administración es común escuchar estos cuestionamientos: ¿qué beneficios tuvimos al habernos metido en este tipo de derivados? “Ninguno, sólo arriesgaron a las compañías”, dice Luis Vite, socio de asesoría financiera de PricewaterhouseCoopers México.

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Una extrema cautela se observa tanto en las tesorerías de los bancos de inversión como en las empresas. Hoy, cualquier director financiero sabe que si empieza a jugar con los derivados como si estuviera en un casino inmediatamente estará en la mira. Las cosas están cambiando. “Percibimos en el mercado que los derivados se están utilizando como siempre debió ser: un instrumento de cobertura y no de especulación”, dice Luis Enrique Graham, socio del despacho de abogados Chadbourne & Parke.

Se sabe que varias empresas, incluidas varias listadas en Bolsa, han solicitado los servicios de consultores especializados para que les expliquen bien a bien en qué consiste la operación de los derivados, sí, de estos instrumentos cuyo valor depende del valor de un bien (financiero o no financiero), como el dólar, las tasas de interés, acciones y commodities, como el maíz y el gas natural. El fin es educarse sobre las ventajas y desventajas del uso de derivados. Las compañías también han sido asesoradas o auditadas por diferentes firmas para recuperar la credibilidad frente a sus acreedores y reestructurar sus deudas financieras.

Antes de septiembre de 2008 (mes en que como efecto dominó se produjo la debacle del sistema financiero mundial) el tema de derivados jamás aparecía en las juntas relevantes de las empresas. “No era un tema que tuvieran en la cabeza los miembros del consejo”, señala Jorge Fabre, director de la Escuela de Negocios de la Universidad Anáhuac.

Ahora, las cosas están cambiando. Las empresas empiezan a entender que la estrategia para usar derivados la dicta el nivel de exposición al riesgo de la entidad y el ‘apetito por el riesgo’ que sus consejos de administración dicten. Toda estrategia debe sustentarse en un proceso corporativo de aprobación, que incluye la fijación de límites de operación o de pérdidas y de cómo están diseñados los instrumentos o su combinación para preservar valor cuando hay volatilidad.

También se debe identificar el factor de riesgo individual dentro y fuera del balance financiero. “Es como determinar que si una persona expuesta al daño, requiere utilizar rodilleras, casco, chaleco blindado o una combinación de los anteriores”, explica Nicolás Olea, socio de administración de riesgo financiero en la consultora KPMG.

En este recuento de los daños banqueros y empresas ganaron y perdieron mucho. “Los banqueros vendieron de forma irresponsable los derivados para ganarse comisiones importantes. Fue un gran negocio para ellos. Y las empresas sabían que especulaban al usar los derivados de forma indebida”, confiesa un ex banquero.

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