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La nueva elegancia del Distrito Federal

La tradicional zona hotelera de la Ciudad de México se renueva con boutiques y cafés de alto nivel; el Museo de Arte Popular complementa las calles de Polanco con su propuesta cultural.
dom 07 marzo 2010 06:00 AM
La tienda de Assouline, editorial especializada en libros objeto de lujo, está en Newton, Polanco. (Foto: Patricia Madrigal)
Assouline (Foto: Patricia Madrigal)

Son las cuadras con calidad de exportación de la Ciudad de México.

En una pequeña zona de Polanco están cuatro de los hoteles más lujosos y el museo más visitado de la capital y, ahora, una creciente oferta de tiendas ‘concepto’, es decir, boutiques en las que se pueden comprar artículos para el hogar, joyería y ropa casi artísticos. A la oferta se suma ahora la tienda del Museo de Arte Popular (MAP), que abrió una sucursal en la esquina de Emilio Castelar y Temístocles.

Por fin, los artesanos mexicanos empiezan a hacerse de un nombre. Y en la tienda del MAP pueden encontrarse obras de firmas ya reconocidas, como Abdón Punzo, que trabaja el cobre y la plata, u Odilón Ortega, un maestro del barro de Metepec.

A los adornos para la casa habrá que sumar una buena colección de textiles. Hay ponchos de Puebla, huipiles de Oaxaca y Chiapas, y tenangos de Hidalgo. La tienda, aunque pequeña, podría ser una buena extensión del museo que está ubicado en el centro.

Buenos ejemplos de compras podrían ser una cocucha de cobre con plata (una especie de jarrón), de Abdón Punzo, en 5,900 pesos, o un poncho de Puebla bordado por ambos lados, por 1,800 pesos.

Es extraño, pero en la zona que más deberían visitar los extranjeros es donde más se pueden encontrar bistrós y cafés estilo europeo. Además de dos elegantes Starbucks en menos de cuatro cuadras de Campos Elíseos, han surgido nuevos cafés y tiendas gourmet.

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El nuevo en el barrio es Maison Belén, con infusiones y pastelitos muy fotogénicos, que andan en alrededor de 20 pesos y se pueden acompañar con exóticas infusiones. Si ya se tiene un poco más de presupuesto, habría que reservar una tarde para tomar una copa de vino en el Senses. Se pueden encontrar botellas de buen vino mexicano entre 350 y 400 pesos (y pagar 150 pesos adicionales por el descorche en la tienda). Para acompañarlos hay ensaladas, paninis, lasañas y crepas, además de una larga lista de postres. Tienen paninis que van de 65 a 83 pesos, desde vegetales hasta chutney con queso Brie, y postres como crepas dulces (57 pesos) y brownies (21).

El Senses es una especie de Le Pain Quotidien, pero con paredes repletas de tentaciones gourmet. Es especialmente solitario por las mañanas, para un desayuno silencioso y discreto, que no incluirá huevos con muchas salsas, como se acostumbra en México, sino ensaladas de fruta y bagels con salmón (a 80 pesos).

Podría prepararse para desayunar solo con un libro de acompañamiento de la tienda de Assouline, esa editorial especializada en libros objeto, extremadamente lujosos. La colección de Assouline incluye libros de arte, diseño, arquitectura y moda.

En esta sucursal puede encontrarse, por ejemplo, el libro Megalomania. Too Much is Never Enough, de Philippe Tretiack, quien con humor hace un recuento de los extremos ridículos a los que las personas pueden llegar con tal de hacerse notar, sin perdonar los excesos maoístas, hollywoodescos o de Dubai.

Y en los hoteles de la zona pueden encontrarse galerías de arte, con piezas de Diego Rivera o Pedro Friedeberg, para culminar el paseo.

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