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&#34Arruinemos a los narcotraficantes&#3

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Como fiscal general de Colombia, Gustavo de Greiff Restrepo combatió sin -cuartel al narcotráfico y logró el desmantelamiento de varios cárteles, -incluso el de Medellín, cuyo poderoso jefe –Pablo Escobar Gaviria– fue -muerto por las fuerzas de seguridad. Sin embargo, el flujo de cocaína a los -mercados, sobre todo el de Estados Unidos, continuó inalterable. Por ello, -convencido de la ineficacia de la política represiva contra la droga, ahora De -Greiff dice con énfasis: “Arruinemos a los narcotraficantes, quitémosles el -negocio mediante la regularización legal de la producción y el comercio de las -drogas, complementada con campañas de prevención para desalentar el consumo y -con el tratamiento médico a los adictos.”

- Embajador de Colombia en México hasta el 31 de julio de 1998 y actualmente -investigador asociado en El Colegio de México, De Greiff (Bogotá, 1929) ve -pobres perspectivas para lograr la paz en su país. La guerrilla –explica– -cree que puede tomar el poder y mientras lo crea así, no tendrá voluntad real -de paz.

- De Greiff, quien realizó estudios de posgrado en la Universidad de Harvard y -fue rector del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en su país, subraya -también, en entrevista con Expansión, la necesidad de la unión -latinoamericana y alerta sobre la inconveniencia de firmar el ALCA (Área de -Libre Comercio de las Américas) promovido por Estados Unidos, si no es -precedido por la unidad política, cultural y económica de Latinoamérica.

- ¿Cuáles son las perspectivas actuales de la guerrilla en Colombia?
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Si bien hay quienes sostienen que la guerrilla militarmente no es fuerte, -como lo hace el eminente profesor Marco Palacios, la guerrilla sí cree que es -fuerte, que puede tomar el poder. Que pueda lograrlo o no en realidad no es el -punto en este momento, pues la guerrilla cree que sí puede. En estas -circunstancias, ¿qué puede ofrecerle el Estado a cambio de abandonar esa -creencia? No puede ofrecerle nada, porque la guerrilla quiere el poder y si no, -por lo menos que se acepten sus tesis políticas: la vieja idea de la -nacionalización de los recursos naturales, que estos sean explotados por el -Estado y no por los particulares, que la guerrilla controle parte del territorio -donde tiene más poder, es decir, la creación de un Estado dentro de otro.

- Eso, naturalmente, ni la sociedad civil ni el Estado van a aceptarlo, a menos -que el Estado se sienta débil y admita entregar lo que quiera la guerrilla a -cambio de la paz, pero los factores de poder dentro de un Estado, la oligarquía -para decirlo en términos marxistas, no va a aceptar eso, de tal manera que no -hay posibilidad de llegar a un arreglo, va a continuar la guerra. Y en esa -guerra el ejército debe ser más eficaz para ganarla.

- Mientras se gastan sumas enormes en proteger a ciertos individuos amenazados, -representantes del capital por ejemplo, mientras se compran automóviles -blindados en las ciudades, en el campo los soldados no tienen medios de -comunicación eficientes ni capacidad de reacción adecuada. En un reciente -asalto en una región selvática de Colombia, todo un regimiento fue diseminado -y parte de sus miembros muertos o capturados, y esto se debió a que no -disponían de equipo de comunicación suficiente para pedir refuerzos. No están -bien equipados, a pesar de que 30% del presupuesto nacional se dedica al -Ministerio de Defensa, pero la forma en que se ha gastado no corresponde a las -necesidades de la guerra.

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- ¿Qué opina de la entrevista del nuevo presidente, Andrés Pastrana, con los -líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia?
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Las negociaciones de representantes de la llamada sociedad civil en Alemania -con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las del nuevo presidente con -las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no tienen ningún -sentido, son un juego político de la guerrilla, no hay una voluntad auténtica -de paz y si esto es así, debe haber en el gobierno una voluntad de guerra.

- Nadie quiere la guerra, pero hay momentos en que la paz no tiene sentido -cuando están en peligro las instituciones democráticas. No quiero sonar -guerrerista, me encantaría que pudiera llegarse a la paz. En Colombia, -evidentemente, hay injusticias sociales que deben solucionarse, pero esto -requiere voluntad de las dos partes: de quien reclama justicia y de quien tiene -que darla, y si no hay voluntad de obtener esa justicia por medios pacíficos, -la paz pierde razón de ser y lo que debe hacerse es atacar efectivamente a -quienes optan por la vía violenta.

- Ahora bien, tarde o temprano, todo conflicto armado deriva en la -negociación. ¿No sería deseable que ésta llegara pronto?
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Usted tiene razón, pero tomemos como ejemplo a El Salvador, aunque las -situaciones específicas sean diferentes. Ahí se llegó a la paz cuando la -guerrilla se convenció de que no podía ganar la guerra, pero en Colombia ese -convencimiento no existe, sino al contrario. Para llegar a esa etapa, el -ejército debe ser más eficaz en la lucha, y no sólo las fuerzas armadas sino -también la sociedad civil, que debe convencerse de la necesidad de ayudar al -ejército en defensa de las instituciones democráticas.

- Trasladado el tema guerrilla México, la situación es muy distinta.
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Así es, en las varias etapas que se registran en los conflictos internos, -en México se está apenas en el comienzo de lo que sucedió en Colombia. Aquí -los grupos guerrilleros aspiran a triunfar, pero no tienen el convencimiento de -llegar a ganar por la vía armada.

- Usted acaba de dejar la embajada de Colombia en México. ¿Qué recuerdos -importantes guarda de su gestión?
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Soy reacio a los autoelogios y a decir, como dicen otros embajadores –muchos -con razón–, que al término de su gestión dejan las relaciones entre los dos -gobiernos en el mejor punto de la historia y cosas de ese estilo. Yo no hice -sino procurar mantener las relaciones en el buen nivel en que siempre se han -encontrado.

- México y Colombia tienen grandes coincidencias en política exterior. Algo -importante es el convencimiento de la necesidad de profundizar en la unión -latinoamericana e iberoamericana. La misión de los diplomáticos es llevar ese -ideal al nivel más elevado. Los países latinoamericanos, aislados, no somos -nada frente a las grandes potencias, pero unidos representamos mucho y tienen -que respetarnos. Latinoamérica representa un conjunto único en el mundo, -porque tenemos una misma cultura, tradiciones semejantes y una misma lengua. -Imagínese la ventaja de una unión latinoamericana frente a una unión europea, -donde hay tantas lenguas distintas.

- Entonces yo contribuí, en alguna medida, a profundizar en esa concepción de -unidad, que es muy importante frente al proyecto impulsado por Estados Unidos, -el ALCA. Yo creo que, aun cuando Estados Unidos aspira a concretarlo en el 2002 -o 2005, no debemos llegar a él sin una previa unión política, cultural y -económica latinoamericana.

- Antes de ser embajador, usted desarrolló en su país una labor muy -importante en el ámbito de la justicia, con un cargo equivalente al de -procurador general en México.
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En el campo del derecho penal, en el campo de la persecución de los -delitos, en Colombia existía un sistema equivalente al francés, en el que el -juez era tanto investigador como fallador de los asuntos penales. En la -Constitución de 1991 se cambió ese sistema por uno acusatorio, en donde un -funcionario distinto del juez efectúa la investigación y luego le lleva al -juez los resultados para que, en presencia de estos y de la defensa de los -acusados, tome la decisión final como árbitro. Ese nuevo sistema llevó a -instaurar la figura del fiscal general de la nación, que en cierto sentido es -equivalente al procurador general de la República en México, con la diferencia -fundamental de que mientras el fiscal general de Colombia es parte del órgano -jurisdiccional del poder público, en México el procurador general se ubica en -el órgano ejecutivo.

- A mí me tocó ser el primer fiscal general de la nación y organizar el -sistema acusatorio y una parte importante de éste fue la persecución al -narcotráfico. La fiscalía contribuyó al desmantelamiento de poderosos -cárteles de la droga como el de Medellín y otras organizaciones criminales en -Bogotá, Bucaramanga, Barranquilla, Cartagena y el valle del Cauca, donde el -cártel más importante era el de Cali. Tratamos de que los integrantes de este -cártel se entregaran, pero no lo hicieron porque pensaron, como los -guerrilleros, que iban a ser capaces de vencer al Estado, por lo cual nuestro -sucesor concluyó el desmantelamiento.

- Pero esa es una lucha de nunca acabar. Yo sostengo que la lucha contra el -narcotráfico es una especie de guerra de guerrillas en donde no se conoce al -enemigo ni en qué momento va a atacar. Es una batalla inacabable. Yo contribuí -a ella porque esa era la obligación que me correspondía, pero he llegado a la -conclusión, después de esa experiencia, de que la manera de terminar con el -narcotráfico no es la vía represiva sino la regularización legal de la -producción y el comercio de las drogas y atacando el otro aspecto del problema, -el consumo.

- En cierta ocasión, desesperado, le pregunté a un agente de la Drug -Enforcement Administration (DEA): “¿Cuándo ganaremos esta guerra?” Y él -me contestó: “Mire, esa guerra no la vamos a ganar nunca, sino hay que -lucharla indefinidamente. Nosotros ganaremos todas las batallas que nos -presenten, pero la guerra final no se ganará nunca.” A mí me parece ésta -una concepción muy pobre. Es mejor buscar una estrategia que sí permita -solucionar el problema. Y el problema de las drogas es doble: el narcotráfico, -con la corrupción y la violencia que lo acompañan, se puede terminar con la -regularización legal. El otro estadio es el consumo, y a éste hay que atacarlo -con educación, divulgando los riesgos para la salud que conlleva el consumir -drogas y dándoles tratamiento médico a los adictos.

- En una ocasión, en el Congreso de Estados Unidos, uno de esos -fundamentalistas de la guerra contra el narcotráfico, refiriéndose a las -diferencias entre la adicción a las drogas y al tabaco, preguntaba: “¿Cuándo -se ha visto que un fumador tenga que asaltar una casa, romper las ventanas para -robar y conseguir dinero para fumar? En cambio, un mariguano y un cocainómano -sí lo hacen.” Y un funcionario le contestó con mucho acierto: “Pues, -señor representante, prohiba usted el tabaco y verá que sucede lo mismo.”

- Eso es evidente. La represión no sirve. Después de gastar sumas inmensas, -después de morir mucha gente en esa guerra absurda, después de todos los -esfuerzos de los países pobres que se ven obligados a distraer tantos recursos -que podrían dedicar a educación, a salud, a infraestructura, los resultados -son pobrísimos.

- Y sobre todo, el fenómeno de corrupción a que da lugar el narcotráfico.
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Eso es lo peor. Como el negocio es ilícito, el narcotraficante tiene -necesidad de corromper autoridades: a los agentes de aduanas para que miren a -otro lado, a policías para que no los ataquen, a jueces para que no los -condenen, etcétera. La solución es que, mediante la despenalización, -arruinemos a los narcotraficantes.

- ¿Influyó su labor como fiscal general de Colombia, especialmente su lucha -contra el narcotráfico, en el hecho de haber sido enviado a México como -embajador en 1994?
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En parte sí, porque con la violencia terrible que engendra el -narcotráfico, todos quienes lo hemos combatido nos convertimos en blanco -favorito de esa violencia y nos volvemos incómodos dentro del país, porque el -gobierno siente la natural obligación de protegernos. Entonces, una manera -práctica de dar esa protección es que esa persona esté lejos de tales grupos -violentos. Cuando me dieron las opciones de países para servir como -diplomático, yo escogí México porque le tengo cariño y admiración a este -país.

- Durante el periodo en que fue usted fiscal general ocurrió la muerte de -Pablo Escobar Gaviria. ¿Qué pasó después?
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El caso de Escobar es muy indicativo de cómo la represión no es el camino -para resolver el problema. Escobar tenía una organización importante, el -Cártel de Medellín, pero la concepción del cártel como una organización -cerrada, controlada por algunas cabezas que si usted las corta el resto del -cuerpo muere, es falsa, eso no es cierto. En Medellín el señor Escobar tenía -una organización muy grande y muy violenta que se dedicaba al narcotráfico, -pero era, más que centralista, federativa. Eran muchos órganos que -narcotraficaban cada uno por su lado.

- Lo único que hacía Escobar era coordinarlos para muchas operaciones -ilícitas y, en los últimos años de su operación, ya ni él mismo traficaba, -sino que dejaba hacerlo a esos organismos federativos y él simplemente recibía -un tributo de parte de estos, porque él les daba protección. En cuanto Escobar -sabía de un grupo que narcotraficaba, le mandaba a sus gatilleros o sicarios a -comunicarle que él sabía de su éxito en alguna operación y le recordaba que -a él le correspondía una parte de las ganancias o que se atuviera a las -consecuencias.

- Cuando se logró desmantelar la organización de Escobar, los -narcotraficantes se pusieron felices porque se habían librado de tener que -pagar tributo. Ellos continuaron traficando y la droga siguió llegando a los -mercados americanos y europeos, lo cual demuestra la ineficacia de la estrategia -represiva, porque en Colombia no sólo se desmanteló la organización de -Escobar. Antes se había hecho lo mismo con la de Gonzalo Rodríguez Gacha, “el -mexicano”, y con otras organizaciones, y cada vez que eso sucedió no hubo -interrupción en el flujo de drogas a los mercados consumidores y ni siquiera -los precios se alteraron en forma importante.

- La estrategia de Estados Unidos se centra en que, según ellos, la represión -hace disminuir la oferta de droga y aumentar los precios y todo esto desalienta -el consumo. Pero nada de eso ha sucedido, los reportes de la Casa Blanca indican -que los precios se han mantenido más o menos estables durante los últimos 10 -años. A pesar del desmantelamiento de esos cárteles en Colombia, el -aprovisionamiento a los mercados ha sido más o menos estable, en cocaína ha -oscilado entre 280 y 350 toneladas. Si esto es así, ¿dónde está el éxito?

- A pesar de la sangre derramada y el dinero gastado...
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Exacto, entonces, cambiemos la estrategia, quitémosles el negocio a los -narcotraficantes regularizando, como sucedió con el alcohol y las bandas de Al -Capone, la producción y el comercio. Terminemos con la corrupción, -desalentemos el consumo y atendamos a los adictos.

- ¿Qué opina de la política aplicada por Holanda en esta materia?
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Si se han de creer los reportes del gobierno holandés, y yo los creo, esa -política es exitosa. A mí no me gusta esa política porque no es integral, -porque despenaliza el consumo de la mariguana, se hace de la vista gorda con la -cocaína y otras sustancias, pero les deja el negocio a los narcotraficantes. Y -lo que debemos hacer es quitarles el negocio, porque si el comercio sigue -penalizado, los narcotraficantes continúan acumulando grandes fortunas.

- Aun con esos defectos, la política holandesa es eficaz. En Holanda el -consumo per cápita de mariguana y de cocaína ha disminuido. Funcionarios -holandeses me han comentado, cuando yo les pregunté a qué se atribuye esa -disminución, que la única explicación es que cuando se perdió el encanto de -lo prohibido, la manera de protestar de los jóvenes ya no fue por medio de las -drogas. Esas experiencias deberían influir en líderes políticos y quienes -tienen influencia en la determinación de políticas en el país que es el mayor -consumidor de mariguana y cocaína, Estados Unidos, para convencerlos de que hay -otras estrategias distintas de la represión.

- ¿Por qué no aceptar siquiera discutir la posibilidad de otra estrategia? -Desgraciadamente hay una gran cantidad de políticos que viven de la existencia -de la prohibición y no quieren aceptar esa posibilidad, unos porque -honestamente creen que no hay otra vía y otros, deshonestos, porque viven de la -represión y si ésta no existiera ciertas agencias no existirían y ellos no -podrían ostentarse como los salvadores éticos de la sociedad. Tampoco -tendrían en la droga un chivo expiatorio para explicar las deserciones -escolares, la violencia, el decaimiento en ciertos barrios, la pobreza. Todo -esto no se debe a las drogas sino más bien la adicción a ellas es la -consecuencia.

- ¿Qué opina de las sanciones que le impuso Estados Unidos a su país, -incluso a su entonces presidente, Ernesto Samper?
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Me parecen absurdas, aberrantes. La guerra contra las drogas tiene un -aspecto limpio y otro sucio. En la parte sucia están la intervención en los -asuntos internos de otros países, la aplicación extraterritorial de leyes, la -repugnante práctica de la certificación y descertificación y la cancelación -de visas sin permitir a la gente defenderse. Y todo eso no sirve para nada, -excepto para crear tensiones en la relación entre los países.

- ¿A usted también le retiraron la visa?
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Así es y sin que me dieran oportunidad de defenderme, porque las bases en -que se fundaron para hacerlo son “confidenciales”. ¿Dónde quedan los -derechos humanos en ese caso? Yo soy incómodo para ellos, porque fui el primer -funcionario público que se atrevió a hablar de la legalización como la mejor -manera de resolver el problema de las drogas. Como le temen a esa palabra, -quisieron hacer un ejemplo commigo, para que cualquier otro funcionario público -que tuviera la tentación de abogar por la despenalización, supiera las -consecuencias a las cuales debía atenerse.

- Así han logrado callar a mucha gente. En privado, muchos funcionarios -públicos de muchos países me dicen que tengo la razón, pero no se atreven a -decirlo públicamente porque temen les pase lo que a mí. Soy una pulga frente a -un elefante, pero seguiré hablando en favor de la legalización porque si no -¿qué haría con mi conciencia? Las ideas no tienen armas, no tienen ejércitos -que las impongan, pero van penetrando, van labrando su camino. Alguna vez se -entenderá que la despenalización es la solución contra el narcotráfico.

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