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&#34El deseo está antes que el dólar&#

Odia el dinero, pero adora lo que hace con él; Xavier Velasco ofrece un nuevo enfoque &#34histéric
mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

Más tarda Xavier Velasco en ganar dinero que en gastarlo. Hijo del ex -banquero Javier Velasco, el escritor mexicano sólo conoce las finanzas como un -serio problema de endeudamiento.

- Por eso escribió El materialismo histérico, un libro con 24 -historias donde el dinero es el protagonista principal. Desde un merolico, un -charlatán que vende el método cósmico gnóstico filosófico por la módica -cantidad de $10 dólares, hasta una mujer que cobra $100 pesos por revelar su -nombre y $300 por anotar su número telefónico. Sin olvidar la felicidad del -sobrino que ganó la quiniela donde atinó el día exacto de la muerte de su -miserable tía.

- El mundo de los negocios va más allá de las empresas, la publicidad y la -Bolsa de Valores, pues también teje la vida de una sociedad donde la vida -material se vuelve emocional.

- “Buena parte de la información la obtuve de primera mano. Supongo que -cuando llegaban a cobrarme y a llenarme de amenazas, los abogados no sabían lo -que hacían por mí”, confiesa el ganador del Premio Alfaguara 2003, por su -novela Diablo Guardián.

- Como ex publicista y fugitivo del paraíso de las marcas (como él mismo se -califica), Velasco comprende que el deseo sólo llegó un segundo antes que el -dólar. Y por eso, “el dinero es el invento más entretenido, aunque no se -mueva y sea de papel”.

- Entrevistado en San Ángel, se nota la ausencia de pretensiones. Su casa -parece deshabitada porque hay pocos muebles y viejos. Dispersas por todo el -suelo están cartas atrasadas sin abrir, cajas vacías y objetos fuera de uso. -Se sienta en un sillón lleno de los pelos de perro y, al frente, observa la -vía desarmada de un tren para niños.

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- Son las 10 de la mañana. Dos perros lo reciben alegres porque su dueño -acaba de bajar del cuarto. Enseguida, pide un desayuno que sólo consiste en un -yogur y una gelatina y fija su mirada en la mesa.

- Al principio de la entrevista acaricia a Vito, el perro más grande, y otro -cachorro, que todavía no tiene nombre, se sienta en sus piernas, como quien -pide protección.

- Habla con pausas y mucha elocuencia. Cuando sus comentarios son ocurrentes, -suelta una risa retardada para simpatizar con los que lo escuchan.

- En las historias de este libro, el dinero tiene una fuerte carga -emocional. ¿Cree que el amor es más metálico?
-
Sí, es algo que no deja de sorprendernos. Ver que el amor tiene un precio y -que detrás del dinero hay demasiada lujuria para soportarlo. No sé hasta qué -punto esto es nuevo, porque las madres y las abuelas siempre dicen que cada día -estamos peor. Y si tuvieran razón, ya hubiéramos terminado con la especie.

- ¿Culpa a las marcas de esta lujuria?
-
Todas las marcas necesitan un discurso emocional, como no sea una marca de -amortiguadores, todas tienen esa connotación.
-
-Estamos en una sociedad donde el consumo hace crecer la economía y a mí me -interesa esa parte emocional, por más que nosotros siempre negamos esa afición -de darle valores emocionales a los objetos materiales.

- ¿Es un comprador compulsivo?
-
A veces.

- ¿Qué hizo con los $175,000 dólares que ganó con el Premio Alfaguara?
-
Pues digamos que tengo un bonito recuerdo de esos dólares.

- ¿Ya no existen?
-
¡Hasta crees!

- ¿En qué se fueron?
-
Debía mucho dinero, hice algunos viajes y compré aparatos electrónicos, -computadoras, videojuegos y trenecitos.

- Entonces, ¿qué sabe de finanzas?
-
Nada. Las finanzas en mi vida han tenido un impacto catastrófico. Y hay una -parte divertida en eso, porque me han quitado siete tarjetas de crédito. Yo -creo que uno no sabe nada de tarjetas hasta que recibe la visita del tercer -abogado.

- ¿Ya se vacunó contra las tarjetas de crédito?
-
Ahorita ya tengo otra, y no saben lo que hicieron (se ríe).

- ¿Por eso todas sus historias tienen dinero?
-
Sí. El problema del dinero es que está en todas partes. Y nosotros por -caballerosidad, pretendemos que el dinero no está ahí, pero nos vemos bastante -ridículos.

- ¿Qué fue lo que marcó su aversión hacia las finanzas?
-
Tuve un padre ex banquero, y nunca me gustó ese mundo. Cuando él se peleó -con Manuel Espinosa Iglesias (ex dueño de Bancomer) se acabó la fortuna. -Luego, mi familia tuvo muchos altibajos de dinero.

- Pero le gusta gastar…
-
Siento poco respeto por el dinero y tampoco me gusta la gente que rinde -culto al dinero. El dinero no me gusta, pero lo que se hace con él, me encanta.

- ¿Cómo surgieron las historias del libro?
-
Hay una frase que es muy cierta de Garganta Profunda, follow the money, -sigue el dinero. Y mi estrategia fue seguirlo porque así encontraba a las -personas que iban corriendo atrás de él.

- ¿Qué descubrió de esta gente que corría detrás del dinero?
-
Muy fácil. Si quieres ver cómo es una persona, dale dinero. Mira a quién -traiciona, a quién busca y la vas a ver. Pero muy poca gente acepta que el -dinero les da la certeza y la serenidad. E incluso, la libertad para ejercer su -carácter hasta las últimas consecuencias.

- ¿Y vio a alguna empresa correr detrás?
-
No. Hay empresas que se alejan del dinero a todas manos. En este país, los -vendedores tienen pereza de atenderte. Estamos en una cultura primitiva donde el -patrón trata de pagar lo menos posible y el empleado trata de trabajar lo menos -posible a como dé lugar.

- ¿Propone alguna solución?
-
No creo que exista una alternativa mejor a la que tenemos, lo que sí existe -es la capacidad de criticar y enmendar lo que tenemos. Por lo menos, la gente de -izquierda debería aprender finanzas porque si no las entienden, sólo hacen -daño.

- Una prostituta llamada publicidad
-
Violetta, la protagonista de la novela Diablo Guardián, escapó del -mundo de sus padres que la obligaban a teñirse el cabello de rubio para parecer -“gringos”. El día que ellos la llevaban al manicomio, vio la primera puerta -para huir hacia Nueva York. Sola, en medio de la gran ciudad, empezó a vivir la -aventura de su libertad iluminada por una inteligencia extraordinaria para -rechazar la pobreza y vivir por el lujo. Pronto se adaptó a una nueva forma de -vida: la prostitución.

- “La mujer que se salta las trancas no dista del escritor que se quiere -saltar las trancas, pero hace publicidad”, dijo el escritor al recibir el -Premio Alfaguara 2003.

- Para Velasco, abandonar la publicidad fue dejar la prostitución para -dedicarse a un vicio privado: la literatura.

- ¿Qué fue la publicidad para usted?
-
Fue un soborno que no pude resistir, y caí redondo en él. Es un mundo -donde todo se dice en inglés y en dólares. Una Disneylandia maldita, que puede -divertir mucho, porque los creativos están locos por sistema.

- ¿Cuál fue el soborno?
-
No me hubiera quedado tanto tiempo en la publicidad sino fuera por el -dinero. Y había un engaño, estaba ahí porque me pagaban bien y me preguntaba: -¿por qué estoy aquí?, por el dinero y ¿dónde está el dinero?, no sé, ya -me lo gasté y se vuelve una adicción, pero sentía que me estaba traicionando.

- ¿Cuál es la misión del publicista?
-
El trabajo del creativo es diabólico. Su labor es despertar necesidades que -no existen, es la misma del que va con el niño rico diciendo cómprate esto, -cómprate aquello. El publicista es un Satanás que tiene que convencer a las -personas de que necesitan lo que no necesitan.
-
-De que lo que es ordinario, es único, de que lo que es pueril es importante, de -lo que es barato es caro. Y a veces de que lo que tiene mala calidad es de buena -calidad.

- ¿Eso es una obsesión por la imagen?
-
Sí. Llegamos a puntos muy apestosos porque hay anunciantes que son capaces -de ejercer censura en los medios donde publican sus anuncios. No se quieren -mezclar con revistas que publiquen malas palabras porque su imagen y sus -productos no van con eso.
-
-Pero la calidad de sus productos es inferior al estándar, y entonces comprendes -por qué necesitan una buena imagen, porque tienen un mal producto. Todos los -ladrones necesitan darse una buena imagen. Por ejemplo, la gente piensa que un -traje Armani o Zegna son para la gente decente y por eso, son trajes para -estafar al que se deje.

- ¿Recuerda alguna labor diabólica?
-
Sí. Había unos tenis de varios colores, y propuse que en el comercial las -personas salieran con tenis de colores distintos para que ellos tuvieran que -comprar dos pares. Y recuerdo cómo se le abrieron los ojos al cliente. En mi -libro, Materialismo Histérico, un publicista se dedica a hacer campañas -de desprestigio. El cliente debe pagar para evitarlas o de lo contrario, la -ofrecerán a la competencia para publicarlas.

- ¿Existe tal cosa en la vida real?
-
No, pero me quedé con ganas de hacer contracampañas. Esto se me ocurrió -porque un cliente me pidió una campaña para techos de un nuevo material, pero -me pidió que no hiciera mucho énfasis en que el producto no era cancerígeno -porque entonces bajaba las ventas de las láminas de asbesto. Y no lo hice, pero -a nadie le prometí quedarme callado sus inequidades.

- ¿Qué otro personaje le hubiera gustado ser?
-
Me encantaría ser uno de esos aristócratas que no le dan la mínima -importancia al dinero, pero igual me conformo con faltarle al respeto. Soy una -porquería de administrador, pero a gastármelo nadie me gana: más tardo en -ganarlo que en dejarlo ir.

- En este caso, también hay excusa. Yo estoy convencido de que todo el dinero -que me han dado en mi vida ha sido de segunda categoría. ¿Por qué? La prueba -está en que nada me dura. Se me va.

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