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7 pecados capitales de las empresas

&#34Quien esté libre de culpa, que tire la primera piedra.&#34 Frase lapidaria que puede desanimar
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Escribir sobre los pecados capitales de las empresas es referirse de modo alegórico a las estrategias o pasajes que generaron dolores de cabeza a sus directivos, a distracciones financieras en las arcas corporativas, a caídas en la participación de mercado, a pérdida de negocios y cancelación de contratos, por citar sólo algunos males. En otras palabras, se trata de mostrar las situaciones difíciles que envolvieron la vida de algunas organizaciones y la manera como enfrentaron el calor del purgatorio empresarial.

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A lo largo de la historia mundial han sido varias las corporaciones que, si bien conocen las mieles del triunfo, en algún momento de su vida también sufrieron los sinsabores de los tropiezos. Por lo menos en una ocasión, Bridgestone/Firestone, Xerox, Ford, Compusa, Televisa, Vitro, Alfa, Telmex, TV Azteca, Savia, Dina, Alestra, United Airlines, Avantel, Daewoo, Mitsubishi, Synkro, Farmacias de Similares, Grupo Videovisa, entre otras protagonistas, lucharon por salvar su alma de la quema corporativa.

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En esta investigación –producto de una encuesta realizada entre más de 140 ejecutivos y directivos de empresa, así como de entrevistas con académicos y especialistas– surgen los nombres de compañías que encararon complicaciones en su operación y entornos espinosos que dieron pie a situaciones de riesgo. Los pecados o errores de las compañías involucradas no son hechos aislados, sino predisposiciones culturales a hacer las cosas de manera equívoca. Aunque en la infancia se escuchan recomendaciones como: contra soberbia, humildad; contra ira, paciencia; contra gula, templanza; contra envidia, caridad; y contra pereza, diligencia, parece que en la edad adulta estas máximas tienden a olvidarse.

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En la medida en que el mundo corporativo adquiere una importancia mayor en la vida de las naciones, los actos "personales" de un empresario, directivo o empleado, cuando se reflejan en una estrategia corporativa, arrojan resultados cada vez más impactantes en la sociedad. En algunos casos, el poder de las corporaciones es capaz incluso de desestabilizar severamente las finanzas de un país. México bien lo sabe.

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"En el mundo ocurrió, más que una revolución, una evolución. La empresa actual asumió un compromiso enorme. Hoy las compañías tienen un peso muy importante en las economías del planeta. Las organizaciones gozan de una influencia muy fuerte y su peso, tanto en los mercados como en las naciones, es notable", expresa Manuel Arango, fundador y presidente honorario del Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi). "No sobra decir que la responsabilidad de las corporaciones es de igual tamaño", agrega.

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Antes se pensaba que cumplir con los accionistas, atender las obligaciones con el fisco y actuar de acuerdo con las políticas oficiales eran acciones más que suficientes para ganar un lugar de privilegio ante el gobierno y la sociedad. Pero ahora, a pesar de que deben cumplir con dichos requisitos, las empresas tienen que rebasar esa perspectiva: operar bajo códigos de ética estrictos y cubrir aspectos como calidad de vida de sus trabajadores, desarrollo de la comunidad y cuidado del medio ambiente. Elementos que, según algunos especialistas, agregan valor a su operación.

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"Hay que cumplir mucho más allá de lo que piden la ley y los accionistas –dice Arango–. Las organizaciones tienen que compartir su talento y recurso humano con la sociedad. Eso no va en detrimento de su eficiencia, al contrario, las empresas que ocupan los primeros lugares en revistas como Expansión o Fortune son las socialmente responsables."

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Ese es el ideal. ¿Pero qué sucede con las firmas que sólo conocen el juego del poder a toda costa y practican la política de "el fin justifica los medios"? ¿Y con aquellas que, no obstante las experiencias ajenas, una y otra vez ponen en riesgo la liquidez de su negocio? ¿Alguna vez reconocerán que "vivieron en pecado" y buscarán la "absolución"? ¿Recibirán su penitencia? Los entrevistados piensan que sí. De hecho, comparten la voz del refranero popular: "No hay mal que dure cien años, ni enfermo que los aguante."

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"Cuando tuve la necesidad de obtener permisos para fortalecer la operación de la compañía, me molestó que mucha gente del sector sacara sus trámites a través de métodos medio chuecos. Siempre dije ‘no’ a la corrupción. Y lo hice porque hacer las cosas bien sí paga. En cambio, el progreso a través de compadrazgos, por ejemplo, tarde o temprano se termina", asegura Ignacio Aranguren, presidente y director general de Arancia Industrial.

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A decir del empresario, "esas amistades se van. En contraste, trabajar para lograr el beneficio de la gente sí funciona. El que quiere fregar a un cliente se lo fregará una vez, dos no."

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El propósito de esta investigación no es crucificar a los directivos o calificar a las compañías que se mencionen como pecadoras compulsivas. Su fin es ofrecer una oportunidad de aprendizaje, un espacio para analizar las estrategias que algunas firmas utilizaron ante situaciones determinadas (muchas de ellas influidas por deficiencias en las leyes y falta de una eficaz política gubernamental). Nadie pretende culparlas o condenarlas. Las firmas investigadas son, para efectos didácticos, un muestrario de casos que propician el comentario y la reflexión sobre el pasado y el nuevo entorno de negocios.

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"Ahí están las relaciones obrero-patronales. Es cierto, en ocasiones se tienen que hacer recortes de personal o ajustes a los aumentos salariales, pero también es verdad que algunos dueños de empresa se comportan como leones y mal pagan el esfuerzo de sus trabajadores", comenta Carlos Ruiz, jefe del área de Política de Empresa del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE).

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Ya con la salvedad del caso, no queda más que meditar sobre los siete pecados capitales de las empresas (es decir: gula, envidia, soberbia, lujuria, pereza, avaricia e ira). Porque al final de cuentas, sin hombres no hay pecados, pero tampoco virtudes.

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- Gula
- Envidia
- Soberbia
- Lujuria
- Pereza
- Avaricia
- Ira

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