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A la vejez... ¿trabajo?

Antes, la vejez era la plenitud de la vida. Ahora la necesidad orilla a los ancianos a buscar trabaj
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Blanca Margarita García Hidalgo trabajó durante más de 30 años como secretaria ejecutiva auxiliar contable. A sus 60 años no tiene trabajo y tampoco recibe pensión, porque nunca acumuló antigüedad. Dice que tiene una hija que la apoya un poco económicamente, pero no vive con ella. Vive sola y debe enfrentar todos los gastos que esto conlleva. Tristemente, para una persona de su edad hallar empleo es casi imposible: “No les importa que tengamos más experiencia –se queja–. Con los años me he vuelto más prudente, más tranquila y puedo sacar los problemas adelante más fácilmente”, y añade para convencer a posibles empleadores que el horario no es problema y que está dispuesta a trabajar las horas que sea necesario.

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Si los jóvenes enfrentan serias dificultades para conseguir un puesto, las probabilidades de que una persona mayor de 60 años lo halle son mucho menores. Basta abrir una sección de bolsa de trabajo en cualquier periódico para comprobar que la mayor parte de las firmas ponen como requisito ser menor de 40 años. En Estados Unidos tal práctica es ilegal. En México, al contrario, el requisito está dentro de la legalidad –según el abogado laboral Luis Manuel Guaida–. Si bien para evitar esa práctica se trabaja en una nueva iniciativa de ley, ésta no parece llegar al fondo del problema. “El proyecto habla de que no se debe discriminar en razón de género, religión, raza y edad”, afirma el profesi0nista. Admite que en la práctica será difícil aplicarlo porque se tendría que probar que la compañía no empleó a determinada persona por su edad: “Es un asunto delicado debido a que puede coartar la libertad de seleccionar al personal que cada quien necesita.”

-Pedro Borda, director general del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores ( Inapam ), comenta: “Antes nos jubilábamos a los 60 años y nos moríamos a los 60 y tantos. Realmente era un trance muy pequeño. Si ahora los abuelos pueden vivir más de 70 u 80 años, la gente más joven llegará a los 90 o 100 años. Este fenómeno tiene que ser encarado e incluido en los programas de educación. Actualmente es común que a una persona mayor de 40 años se le califique de ruca, conducta que es tolerada dentro de las organizaciones.”

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La experiencia hace la diferencia
“Lo alarmante es que la actividad corporativa se ha concentrado en la creación de empleos para los cuales se necesita ser versado en tecnología y saber más de un idioma”, afirma Carlos Paredes, director general de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (Amedirh). En tal sentido, uno de los impactos más brutales que ha tenido el desarrollo tecnológico radica en la polarización entre quienes pueden aprovechar las nuevas tecnologías y quienes no. Las generaciones de más edad han sido excluidas de la revolución de internet porque se trata de un fenómeno iniciado por gente joven. La consecuencia de esta situación ya se sabe. Durante la explosión de las empresas punto com, la falta de prudencia –virtud que la experiencia conlleva, entre otras– resultó en la quiebra de la mayoría. El escritor estadounidense Karl Albrecht usa una analogía para describir lo que sucedió: “Fue lo mismo que si los locos se deshicieran de los administradores del manicomio y asumieran la responsabilidad de su conducción.”

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Paredes señala que, sin embargo, existen trabajos para los cuales la gente entrada en años es más adecuada. “Ellos tienen otro tipo de valores que las generaciones más jóvenes. Primero que nada poseen la experiencia, y para ellos la fidelidad y las jerarquías son importantes. A la generación cool, los valores no les interesan, no son fieles más que a sí mismos, no les importa echar a perder, viven en un ambiente de errores. El valor de la confianza en las organizaciones se ha perdido y ahora lo que importa es la velocidad. Las empresas deberían de contar con empleados de 40 años para arriba en ciertas áreas, como la de servicio a clientes.”

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“Ahora existe una buena oferta de gente con maestría y doctorado, con alta tecnología, que los abuelos a lo mejor no tienen. Sin embargo cuentan con 30 o 40 años de experiencia, de haber vivido muchas cosas. Cuando a la gente mayor se le plantean problemas, saca alguna experiencia similar de 10 o 20 años atrás y recuerda qué decisión tomó”, explica Borda.

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En ventas, la edad no cuenta
Augusto López, director general de A&G Corporation, principal distribuidora de equipos de seguridad ADT en México, confirma la visión del directivo de Amedirh: “Para los jóvenes la paga es lo más relevante sin que necesariamente importe lo que están haciendo. Mis mejores vendedores tienen 70 y 75 años, y los traigo participando en todo; están dispuestos a trabajar tiempo completo y muestran lealtad absoluta. Ellos por lo general se levantan más temprano y muestran mucho gusto y entusiasmo de seguir siendo útiles. Los clientes les tienen mayor confianza porque la presentación de los viejos es más concreta, tienen mayor sentido del humor y son menos temerarios que la gente más joven.” Hasta la fecha, López ha capacitado a 280 personas de edad avanzada y emplea a 45 permanentemente. Los demás cuentan con prácticas de trabajo flexibles.

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La empresa firmó hace más de un año una carta compromiso en Los Pinos, junto con Avon, Maseca, Televisa y Gigante, para proveer 7,500 plazas en el Distrito Federal y zona conurbada. Al esfuerzo se han sumado compañías como JC Penney, Gutsa, Ormex, Agua Santa María y Producciones Milbu. El caso de Gigante sirve de ejemplo: la cadena de supermercados contrata a los adultos mayores en las temporadas decembrinas para colocarlos como mayordomos. Se encargan de recibir a los clientes de los autoservicios, anunciarles promociones especiales y ayudarles a encontrar los bienes que están buscando.

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A raíz de ésta experiencia, Inapam decidió abrir su espectro de posibilidades y comenzó a buscar alternativas entre las pequeñas y medianas empresas (PYME). Pedro Borda comentó que el 19 de febrero del año en curso se formó un convenio con la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin). En la etapa inicial se ofrecieron 2,520 empleos dentro del sector de la PYME. El nivel de responsabilidad de tales puestos varía, así como el renglón industrial al que pertenecen. Las opciones también brindan horarios de trabajo flexible ya que, según el entrevistado, algunas personas entradas en años no buscan trabajo de tiempo completo sino esquemas donde laboren durante unas cuantas horas al día. “Cuando empezamos a platicar de esto con gente que se dedica a temas de trabajo y empleo nos dijeron que iba a ser muy difícil convencer a los empresarios que nos dieran empleo para los abuelos, porque ni siquiera lo hay para los más jóvenes. La idea no es remplazar a éstos, pero tampoco es justo que la experiencia de los mayores de más de 60 años se vaya a sus casas.”

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Nos vamos volviendo viejos
Si hace varias décadas los abuelos se quedaban en casa desempeñando alguna actividad doméstica sin aportar un ingreso a la familia, hoy las condiciones no siempre permiten que haya un miembro que represente gastos sin que contribuya con un ingreso.

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Pedro Borda puso énfasis en lo que llama él llama el terremoto demográfico: “Hoy hay un abuelo por cada 20 habitantes de la población total, pero para 2050 será uno de cada cuatro. Si no empezamos a tomar acciones responsables en programas educativos en cuanto a pensiones, salud y empleo para los adultos mayores, vamos a tener un conflicto grave.” El problema deriva de los avances en la medicina, que han incrementado las expectativas de vida. Si en la década de los 50 ésta era de unos 40 y tantos años, ahora es de más de 60. En la medida en que la ciencia avance esta perspectiva se alargará y, por tanto, cambiará la noción de que la gente de 60 años para arriba está vieja.

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Hoy en día los esquemas de seguridad social no permiten que una persona pase 30 o 40 años pensionada. El directivo agrega: “Hoy nos jubilan y nos dan $1,200 o $500 pesos. Hay mucha gente que se gasta entre $300 y $400 pesos mensuales en medicinas que tiene que tomar regularmente. Hay cinco millones de personas que no tienen pensiones ni esquemas de seguridad. ¿Cómo le hacen cuando se enferman? Con el empobrecimiento de las familias y los departamentos más pequeños, los abuelos están siendo enviados a otros lados.” Estas tendencias llevan a la gente mayor a caer en depresiones y adicciones tales como alcoholismo, tabaquismo, drogas y fármacos, señala Raúl Enrique Falcón, gerontólogo del Inapam.

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Hoy por ellos; mañana por ti
Cada mes, aproximadamente unos 1,400 adultos mayores entran a la bolsa de trabajo del Inapam y, según cifras de la institución, cerca del 40% de ellos obtiene empleo. “Para las empresas es casi hacer un servicio social porque la verdad es que no obtienen ninguna clase de provecho al contratar a adultos mayores –afirma Laura Hernández, coordinadora de programas de apoyo del instituto–. Apenas se está empujando una legislación para que la contratación de éstos ofrezca, por ejemplo, beneficios fiscales a las compañías. Con que por ley cada firma contratara dos personas de la tercera edad por cada 100 empleados, ya sería un gran favor a la sociedad.”

-Paredes, por su parte, opina que en cuanto al esfuerzo del organismo todo se oye muy bonito y que el esfuerzo de Borda es valioso, pero que lo importante sería que abogara por una cambio de mentalidad y no sea tan sólo por un proyecto sexenal que no contemple el largo plazo. En su experiencia, muchos de estos programas se abandonan una vez terminado el periodo presidencial.

-Edad para la independencia
Para quienes no quieren incorporarse a una empresa, el Inapam ofrece apoyos económicos con el fin de incentivar el establecimiento de proyectos personales. El solicitante obtiene desde $500 hasta $5,000 pesos de apoyo para comenzar un proyecto de autoempleo y tiene 12 semanas para pagarlo. Cuando termina de saldar el préstamo, tiene la opción de obtener un crédito mayor. “Nos puede parecer poco dinero –afirma Laura Hernández, coordinadora de programas de apoyo del Inapam– pero para ellos es una gran diferencia.”

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