Hace poco tiempo, analistas e inversionistas tenían que esperar hasta 45 días para conocer la evolución y el resultado de un determinado indicador económico. Esto retrasaba la toma de decisiones. Además, la información oficial sólo medía la oferta y no había datos que sondearan el otro lado del mostrador.
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Consciente de esto, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) comenzó a publicar desde mayo pasado el Índice de confianza del consumidor (ICC). Elaborado junto al Banco de México (Banxico), el objetivo de tal indicador es “identificar hacia dónde van las tendencias de la evolución económica del país en el corto plazo”, señala Gerardo Leyva, director de Censos Económicos.
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El organismo realiza 2,336 encuestas en la misma cantidad de hogares, ubicados en 48 ciudades de México, con el fin de recoger la percepción de los compradores en torno a la situación económica de las familias y del país.
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Los indicadores de confianza de los países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) datan de los 70. En mayo, la resaca de la guerra en Irak todavía dejaba su huella en la confianza del consumidor mexicano, ya que el ICC se ubicó en 98.9 puntos, por debajo de los 100 que se tomaron como referencia en enero.