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A prueba <br>¿Podrá ser buen socio Pem

Muñoz Leos impulsa un proyecto petroquímico que probará si Pemex puede o no atraer socios privado
mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

Desde el piso 46 del edificio Corporativo de Pemex es inevitable percibir el enrarecido aire que flota a mediados de octubre sobre la Ciudad de México. Las últimas semanas han sido tan grises en la oficina de Raúl Muñoz Leos, director general de Pemex, como la atmósfera de la capital del país.

- Él sonríe visiblemente cansado ante el flash del fotógrafo, al pie del retrato del presidente Vicente Fox de su despacho. Sobre la mesa, sorprendentemente, hay varios libros de fauna autóctona mexicana. “Tratamos de que esas cuestiones no afecten todo lo que tenemos qué hacer en una empresa tan grande y tan compleja como Pemex”, responde a los rumores sobre su posible renuncia.

- El cansancio se debe a la renegociación del convenio con el Sindicato de los Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPM). Una carta de la Secretaría de Hacienda devolvió a la actualidad el hecho de que Pemex donaba $7,700 millones –17% de su nómina anual– a la construcción de instalaciones deportivas y créditos a la vivienda del sindicato. Días después de la entrevista, el diario Reforma denunció que la esposa de Muñoz Leos pagó operaciones de cirugía plástica con recursos de la paraestatal. El diario matizó posteriormente que Muñoz ya había devuelto los recursos antes de la divulgación de estas facturas, pero el hecho ponía una vez más en evidencias la impericia política del directivo de Pemex, la principal empresa de América Latina, que en 2003 tuvo ventas de $625,429 millones de pesos, 21% más que en 2002.

- “Estamos a lo que estamos”, reitera él, un hombre de empresa con 65 años de edad, director general de la multinacional Dupont en México de 1987 a 2000, enfocado a resultados, ajeno a la política y quien a lo largo de la entrevista sólo pierde la rigidez para hablar con brillo en los ojos del etileno y el propileno y su generación a partir de gasolinas naturales o condensados.

- “Está siendo terrible, y absolutamente injusto para alguien como él, un hombre que está haciendo tanto por esta empresa”, comenta uno de sus colaboradores.

- Un respiro
Entre las sacudidas de lo que en el entorno de Muñoz Leos se califica sin titubear como “una campaña”, hay una buena noticia para la empresa. El estudio de factibilidad económica y técnica para la construcción del complejo Fénix ya arrancó. El nombre con que se bautizó al plan lo dice todo: su objetivo es resucitar de entre sus cenizas a Pemex Petroquímica (PPQ), una subsidiaria de Pemex en 2003 tuvo ventas de $16,967 millones de pesos y pérdidas netas de $14,619 millones.

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- El proyecto aspira a invertir $1,900 millones de dólares en el proceso inicial. Pemex tendrá una participación minoritaria en el consorcio inversor y operador del complejo, que se especializará en la producción del etileno, propileno y sus derivados. Desde 1992 estos productos se consideran petroquímica secundaria, lo que excluye restricciones legales para la participación privada. Se utilizan en la fabricación de autopartes, alfombras, llantas o envases, entre otros. En una segunda fase un tren de aromatizantes recibiría otros $800 millones de dólares de inversión.

- México hoy día importa $15,000 millones de dólares en productos petroquímicos. Cuando el Fénix opere a plena capacidad dentro de seis años, Muñoz Leos prevé que las empresas manufactureras dejarán de gastar cuando menos $3,000 millones en sus compras al extranjero en derivados del etileno y propileno. Uno de los sectores estratégicos es el de autopartes (un coche tiene hasta 500 tipos diferentes de polietileno en sus componentes). México produjo 1.5 millones de automóviles en 2003.

- EL proyecto tiene muchos flecos por atar. Pemex no ha definido su participación, si el complejo se instalará en Coatzacoalcos, Ver. o Altamira, Tamps., ni la fórmula de financiamiento, que se definirán en los próximos seis meses. Al menos pudo anunciar los socios participantes en el estudio de factibilidad, con un costo de entre 20 y 30 millones de dólares. Junto a Pemex estarán las empresas Indelpro (una filial de Grupo Alfa y en la que está asociado con Shell y BASF), Grupo Idesa y la multinacional canadiense Nova Chemicals Corporation, operadora de un craqueador o cracker (la instalación que rompe las cadenas químicas), en Sarnia, Ontario, y otro en Joffrey, Alberta.

- El criterio de selección de estos socios fue que fueran “sólidos en lo financiero, que aportaran tecnología de punta y tuvieran experiencia en el mercado, atendiendo a sus especialidades”, dice Muñoz Leos.

- El directivo advierte en esta operación una salida de Pemex de su enfoque a la producción de commodities como crudo y gas para “dar mayor valor agregado a los productos que ofrecerá al mercado”.

- La estrategia
El intento más reciente para que la iniciativa privada participara en la petroquímica fue en 1998, cuando Pemex intentó enajenar 49% de la Petroquímica Morelos y suscribir un aumento de capital de $100 millones de dólares. ¿Qué haría que después de tantos años de fracasos este proyecto sí saliera adelante?

- Para empezar, Pemex ha renunciado por primera vez a conservar la mayoría del capital del consorcio que explotará el proyecto. Como empresa autónoma, las contrataciones no necesariamente se harán a través del sindicato. “La nueva empresa tendrá un sindicato diferente y que posiblemente buscarán que la CTM lo afilie”, apunta Rafael Beverido, director general de PPQ. El plan contempla la generación de 15,000 empleos entre directos e indirectos.

- El punto clave de esta operación será la certidumbre en los contratos de suministro de los insumos básicos. El proyecto contempla utilizar como materia prima las gasolinas naturales, también llamados condensados. Este producto acompaña al gas asociado al crudo y cuyo precio no está ligado al gas natural, como sí lo está el otro combustible empleado en este tipo de plantas, el etanol, 60% más caro. Hoy, Pemex vende al mercado internacional casi la totalidad de los 100,000 barriles que diariamente produce de condensados. Fénix consumiría alrededor de 80,000 en un contrato a largo plazo, que podría ser de 15 a 20 años, según Arturo García, director ejecutivo del Proyecto Fénix.

- El principal atractivo del proyecto es el costo y abundancia del combustible, junto con los menores costos de mano de obra frente a la producción en otras partes de Norteamérica, que lo hacen 20% más barato “según mi experiencia”, dice Muñoz Leos. Su gran tamaño da lugar a economías de mayor escala.

- La participación de Pemex en el capital del consorcio, no es obligada, ya que todas las actividades podría realizarlas la iniciativa privada.

- Muñoz Leos advierte dos ventajas competitivas en que México produzca estos petroquímicos: “La industria petroquímica está en declinación en América del Norte, tenemos más gasolinas naturales, mano de obra cualificada de sobra”.

- David Shields, autor del libro Pemex un futuro incierto, tiene una percepción distinta sobre lo que Pemex pudiera hacer y ser como socio en un proyecto de este tipo. “La paraestatal está muy atada para hacer alianzas. En principio no se sabe quién la controla, si el Presidente de la República, el sindicato petrolero o el Consejo de Administración o Hacienda. No tiene una autoridad independiente; es una empresa burocrática que no goza autonomía fiscal, ni financiera.”

- Idesa e Indelpro por lo pronto hacen su parte para no desaprovechar la oportunidad para sacar el proyecto adelante porque es su negocio y su mercado, observa Eduardo Andrade, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Energía (AMEE). “Es un proyecto que al involucrar a estas empresas refleja la apuesta por tener una realidad distinta de país”.

- A Idesa su participación en Fénix le permitirá incursionar en el campo del polietileno. “El proyecto representa una oportunidad para crecer y aumentar nuestro portafolio de productos para la compañía”,  explica Guillermo Gutiérrez, su Presidente de Consejo.

- Idesa tiene hoy dos plantas donde producen la materia prima para la fabricación de vasos desechables, plastificantes, resinas para textiles y para la obtención del PET, plástico usado en miles de artículos de oficina y alta tecnología, por mencionar algunos.

- Indelpro por su parte, reforzará su presencia en el mercado nacional de propilenos, del que tiene 30% de participación. “Fénix nos permitirá duplicar nuestra capacidad anual de producción que actualmente es de 220 mil toneladas”, refiere Raúl Millares, director general de la firma filial de Grupo Alfa y Basell.

- Andrade, de la AMEE, celebra la selección hecha: “son algunos de nuestros mejores exponentes en el ramo, así que esperamos que su participación derive en el fortalecimiento de un segmento descuidado por años pero en el que ellos han estado pese a la situación”.

- Para Nova Chemicals Company, la compañía de petroquímicos más grande de Canadá, estar dentro del grupo de socios es algo más que una buena noticia. Actualmente operan dos plantas similares en tamaño y complejidad a la que se construirá en México. El Fénix les permitirá conformar un triángulo dentro de territorio del TLCAN. “Esta tercer planta nos permitirá posicionarnos y crecer en la zona y estar más cerca de nuestros clientes actuales” comenta Jeff Lipton, director ejecutivo de la firma, que tuvo ventas de $3,949 millones de dólares en 2003.

- En Pemex Petroquímica dicen que para la elección del socio internacional pesó no solamente su desarrollo de tecnología de punta, sino que además, sus directivos están dispuestos a desarrollar una nueva marca de comercialización que registrará próximamente el Consorcio.

- “Había otro socio que quería que fuera su marca la prevaleciente y eso nos orilló a optar por Nova Chemicals”, explica Beverido, director de PPQ. Añade que la tecnología que traerán es de la mejor del mundo “y están dispuestos a compartirla”.

- El plan es producir 1.2 millones de toneladas de etileno y 600,000 toneladas de propileno en un contrato a entre 15 y 20 años.

- ¿Puede Pemex ser socio?
Para la paraestatal no es sólo un intento de reflotar su subsidiaria Pemex Petroquímica (PPQ). Será también la prueba de fuego de que puede ser un socio en un consorcio de otras empresas privadas, es capaz de cumplir compromisos de abastecimiento de largo plazo y que puede operar en sociedad con una participación minoritaria.

- Unas cualidades que no se dan por hechas en una compañía cuyos 140,000 empleados siguen celebrando como fiesta la expropiación petrolera de 1938.

- Ante la competencia global entre grandes conglomerados integrados verticalmente, Pemex vive la sangría que supone entregar 60% de sus ingresos a la Hacienda Pública, la impotencia que implica no poder asociarse a empresas privadas para actividades para las que no dispone de la tecnología ni la experiencia, y el bloqueo sistemático por la oposición parlamentaria a todo movimiento de asociación.

- La declinación en la producción del yacimiento de Cantarell y la alta demanda de gas natural, un insumo del que Norteamérica es deficitaria, llevó a la dirección de Pemex a plantear alianzas con empresas extranjeras, hoy prohibidas.

- Serán necesarias para exploración y producción en aguas profundas y para la extracción del gas natural. De ahí la importancia de esta prueba.

- El porcentaje de participación es algo que ni Pemex mismo se ha atrevido a decidir. Sólo anunció que será de 25 a 49%. Para David Shields, analista del sector energético, sin duda el proyecto es una gran idea “pero tiene muchos detractores desde el seno mismo del gobierno federal”.

- El propio Muñoz Leos confirma que a la Secretaria de Hacienda y Crédito Público no le interesa que la paraestatal a su cargo invierta en proyectos de tan baja rentabilidad. “Prefiere invertir donde están los mayores márgenes de utilidad: Exploración y Producción”.

- El secretario de Finanzas de Pemex, Juan José Suárez Coppel, declaró a Expansión el pasado mayo que mientras la rentabilidad de cada peso invertido en producción es del 120%, en petroquímica oscila entre 10 y 15%.

- El proyecto colocará la primera piedra a finales de 2005 o inicios de 2006 y no comenzará operaciones sino hasta 2009 si no hay contratiempos.

- La inversión necesaria para el proyecto se estima en $2,700 millones de dólares y será ejecutado en dos etapas: la primera de ellas comprenderá la ejecución de $1,900 mdd, para la construcción un cracker de etileno, y demás infraestructura, para obtener estireno, polietileno y propilenos. Todas éstas son materias primas utilizadas en la industria automotriz, agrícola, manufacturera y textil.

- En esta fase la estructura de la sociedad se prevé que sea PPQ con 49%, Idesa 25% e Innova con el porcentaje restante, según explicó Gutiérrez en entrevista. “Ésta sería la conformación en la parte del etileno; Indelpro estará en el tramo del polipropileno”, explica Guillermo Gutiérrez de Idesa.

- Millares, director de Indelpro confirmó la posibilidad de que ellos tengan 51% de una sociedad donde PPQ posea 49% de las acciones. “A nosotros solamente nos interesa el tramo de los propilenos, es el negocio que conocemos y donde queremos crecer”, dice en entrevista telefónica desde algún lugar de Turquía.

- A dónde irá el Fénix
La segunda etapa de El Fénix se estima en un monto estimado de $800 mdd y contempla la construcción de un tren de aromáticos para producir un millón de toneladas de productos. En esta fase serán otros los socios quienes lo desarrollen, dice Beverido.

- Confirmó que no necesariamente esta fase tiene que situarse en el mismo lugar donde se halle el cracker de etileno. Esto abre una ventana a las dos posibles sedes, Coatzacolacos, Veracruz y Altamira, Tamaulipas, que se han perfilado como los ideales para su construcción.

- En ambas entidades este año hubo elecciones para gobernador, lo que supuso un factor más en la lucha electoral por allegarse la inversión.

- Este factor fue de tanto peso que incluso no se anunciará la elección del sitio sino hasta enero próximo, una vez que hayan celebrado los comicios y haya pasado toda controversia electoral.

- Aun así el tema del lugar dónde será alojado el proyecto está resuelto ante la posibilidad de que una parte se desarrolle en Coatzacoalcos y la otra en Altamira, tal y como confirmó Beverido.

- Los cuatro socios han evitado dar opiniones que los involucren con algún interés particular y coinciden en que esperarán a que se termine el estudio de factibilidad técnico-económica para anunciar el lugar de la inversión. “Debe ser una decisión fría, basada en el estudio y no contaminada con temas políticos”, señala Millares, de Indelpro.

- Idesa, por su parte, en los últimos meses manifestó abiertamente su deseo de que el proyecto se realice en Coatzacolacos, “pero a donde se decida iremos” plantea tajante Guillermo Gutiérrez, quien trae en la cartera entre $300 y $400 millones de dólares a dedicar al Fénix.

- David Shields critica esto que pareciera ser una decisión salomónica. “No hubo el valor político de dejar fuera a Coatzacoalcos de un proyecto como éste. Es cierto que la zona lo necesita, pero Altamira sin duda es un lugar con infraestructura más moderna y con más potencial”.

- Muñoz Leos dice que es ahora el momento para México en materia de petroquímica. “Hay una oportunidad en la demanda futura que tendrán Canadá y Estados Unidos porque su producción petroquímica está en declive”, especialmente porque sus procesos tienen el etanol como materia prima.

- Las gasolinas naturales o condensados sólo abundan, además de en México, en la región que comprende el Medio Oriente. Para cuando la planta de El Fénix inicie operaciones en 2009, será un buen momento de entrada para los producto mexicanos, asegura.

- Pemex Petroquímica estima que alrededor del complejo El Fénix podrían asentarse cuando menos 30 organizaciones empresariales que compren sus productos y, a su vez, las empresas tanto proveedoras como demandantes de los que ellos elaboren.

- Dentro de cinco años se espera que el proyecto El Fénix ya esté produciendo; para ese año ni Vicente Fox Quesada ni mucho menos Raúl Muñoz Leos estarán en la administración pública Federal. ¿Seguirá la bruma gris en torno a la Torre de Pemex?

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