A reconquistar la confianza

Una broma común entre los lectores escépticos es que a los medios de comunicación sólo hay que creerles la fecha. Pero lo más importante para un periodista serio es construir una relación de confianza con su público. Que los medios sean veraces también es una necesidad de una sociedad democrática. Todavía más en un país como México, que apenas está construyendo las instituciones que deberán garantizar la convivencia de los ciudadanos.

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Habrá que reconocerlo: por las relaciones que han tenido con el poder, los medios de comunicación en el país no siempre han tenido como prioridad conquistar la confianza del público. ¿Para qué, si durante  muchos años bastaba con quedar bien con los gobernantes que, además, disponían de una gran cartera para pagarse publicidad? En este número, Expansión dedica su reportaje de portada a la más reciente batalla de los periódicos, que ahora será para conquistar un mercado más difícil, en el que se combinan mayor exigencia por parte del público y menor entusiasmo en anunciarse por parte de las empresas.

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Reforma, fundado en 1994, no fue el primer diario crítico en México, pero sí se convirtió en un buen representante de la nueva generación de jóvenes de clase media, inconformes con la era del PRI. Antes de él, ya había tenido lugar una oleada de publicaciones leídas por un usuario exigente y, tal vez, demasiado politizado. La ventaja que tuvo Reforma es que supo dirigirse a un nicho menos relacionado con la cúpula política, más práctico  y menos interesado en discusiones académicas. También entendió que si conquistaba un mayor número de anunciantes podía tener más independencia frente al poder.

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El periódico continuó la tradición de su hermano mayor, El Norte de Monterrey, que combinaba la rentabilidad con la crítica. Buena parte de su éxito se debió a la visión del empresario Alejandro Junco. Hay quienes subrayan que Ramón Alberto Garza, primer director de Reforma, fue esencial para construirlo. Cuando nació ese diario, el campeón a vencer era El Universal, un medio con opinión propia, en cierta forma autónomo, pero que cuidó no ser percibido como contestatario. Éste nunca se durmió en sus laureles y ahora empieza una ofensiva, que de seguro hará que el mercado del sector tenga un buen remezón.

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Algo notable es que para ese esfuerzo está contratando al propio Garza, quien alguna vez fue el arma secreta de su competencia. Él es sólo uno de sus protagonistas en esta historia. Su paso por Reforma le ganó puntos, pero su contribución en el portal y la editorial de Televisa no fue tan clara. Ahora, en esta tercera gran aventura, se coloca de nuevo en el centro del tablero. Y no será el único jugador. El combate promete ser interesante: los periódicos pelearán en buena lid para conquistar al público, despojados de privilegios  y de relaciones especiales con el poder. ¿Acaso no debería ser esa la historia en todas las actividades económicas de México?

–Los editores