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A robar mercado a Western Union

Bank of America lucha de lleno por el mercado hispano de Estados Unidos. Los envíos de dinero son e
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Era sólo cuestión de tiempo para que Bank of America hiciera su aparición en México y finalmente llegó. Con la compra de 24.9% de Grupo Financiero Santander Serfin, la mayor entidad minorista de Estados Unidos tiene ahora presencia en tierras nacionales. La transacción fue anunciada el pasado 11 de diciembre, pero apenas en estos días entrará en vigor, después de que el gobierno mexicano dé su aprobación a la compra y, en consecuencia, permita que los bancos comiencen a integrar sus operaciones.

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El anticipado arribo de la organización es uno de los últimos sobresaltos que le ha tocado vivir al sector bancario en su rápido y constante proceso de consolidación, que comenzó hace ocho años con el desembarco de instituciones extranjeras para hacerse cargo de las firmas quebradas tras la crisis de 1994. Primero fueron absorbidos los bancos medianos como Mexicano o Probursa, y luego le llegaría el turno a Bancomer, Serfin, Banacci y Bital, vendidos a BBVA, SCH, Citigroup y HSBC, respectivamente. Ahora sólo falta ver quién se hará cargo de Banorte para que se cierre este capítulo de la historia financiera de México.

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Era difícil que Bank of America no se sintiera atraído por el mercado de su vecino del sur. No sólo es la principal banca de primer piso en su país, sino que además es la institución con mayor número de clientes de origen hispano. Así, con esta asociación, la agrupación pretende atraer a un mayor número de clientes mexicano-estadounidenses en la unión americana. De los más de 21 millones de personas de origen nacional que viven en Estados Unidos, 16 millones residen en California, Texas, Arizona, Nevada y Nuevo México, estados en donde Bank of America tiene un    amplio dominio.

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Comprar una participación en Santander Serfin ampliará su capacidad para ofrecer servicios a lo largo de la frontera, además de evitarse los quebraderos de cabeza de gestionar un banco extranjero. Según comentan algunos analistas, por ser una participación minoritaria, le será bastante cómodo deshacerse de ella en caso de que no cumpliera las expectativas. Si las cosas fueran bien, podría incluso tratar de elevar su apuesta. A cambio de un precio que algunos consideran caro, Bank of America se ha conseguido un holgado margen de maniobra en México.

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Santander Central Hispano (SCH), por otra parte, también ve mucha conveniencia en el acuerdo. Con la transacción, la institución que dirige Emilio Botín logró una ganancia de capital de $700 millones de dólares, algo que viene a reforzar el ratio de capitalización del banco: de este modo obtiene mucho más dinero que si hubiera tenido que vender acciones de Santander Serfin en Bolsa y cuenta con mayor flexibilidad para capotear las tormentas económicas por las que atraviesan las demás entidades que la organización posee en el resto de América Latina.

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Esta venta marca un cambio de estrategia para SCH, ya que el gigante español siempre ha buscado ser propietario único de los bancos que posee. Y además, Santander Serfin es por ahora su mejor apuesta en la región; entonces, ¿para qué ceder un cuarto de las acciones? “Hay que entender que, cuando un socio del tamaño de Bank of America llama a la puerta, es una oportunidad que no se puede despreciar”, respondió Emilio Botín, presidente de la institución española, durante el anuncio de la venta.

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¿El precio justo?
Bank of America acordó pagar $1,600 millones de dólares en efectivo por 24.9% de participación en Santander Serfin. Esto significa que el valor total de la entidad española sería de $6,400 millones de dólares. El banco estadounidense pagó una cantidad equivalente a 2.9 veces el valor en libros del mexicano. Este precio es proporcionalmente superior a lo desembolsado por Citigroup por la compra de Banacci, que fue $12,500 millones de dólares por 100% del capital, equivalente a 2.7 veces su valor en libros, y también a lo que pagó HSBC por la de Bital, es decir, $1,900 millones de dólares (incluyendo los $800 millones de recapitalización), es decir, 2.5 veces su valor en libros.

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¿Bank of America erogó demasiado? Según el diario Financial Times, el precio fue elevado. “No creo que esté fuera del mercado”, se defiende Eusebio Rivera, vicepresidente de Banca de Consumo en la firma y encargado de llevar esta asociación a buen puerto. “Estamos hablando de  una alianza a largo plazo y el dinero que hemos puesto se va a rentabilizar rápido, con el incremento de transacciones.”

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A Daniel Abut, estratega global de bancos y analista senior de los latinoamericanos para Goldman Sachs, la valuación por Bank of America tampoco le parece excesiva, sobre todo medida en términos de precio con respecto a utilidades esperadas, que es como la mayoría de las instituciones bancarias estadounidenses juzgan el mérito de potenciales adquisiciones. Según escribió el analista en un informe, esta transacción (y su precio) debería servir para resaltar el alto valor que poseen los activos bancarios mexicanos a ojos de inversionistas estratégicos, debido a su crecimiento y rentabilidad potenciales, pese a que eso no se refleje en las cotizaciones bursátiles al interior del país.

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El experto destaca que el valor que ha atribuido el comprador a Santander Serfin es ligeramente menor a la actual capitalización de mercado de BBVA-Bancomer (que ronda $7,000 millones), un banco que tiene el doble de cuota de mercado y hasta cuatro veces más clientes en banca de primer piso. Como acotación, escribió el analista en diciembre, el precio que ha pagado la entidad estadounidense por la firma mexicana sólo sirvió para demostrar el buen negocio que hizo HSBC cuando compró Bital, el cuarto mayor banco del país.

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Transferencias, el nombre del juego
Cuando se anunció la compra, Kenneth Lewis, presidente y director general de Bank of America, dejó claro que su principal objetivo era “incrementar dramáticamente” su participación en el mercado de transferencias de dinero entre México y Estados Unidos, que se calcula en $10,000 millones de dólares anuales. Según cifras de Goldman Sachs, las comisiones promedio cobradas por este concepto representan entre 17 y 18%, es decir, la bonita suma de $1,700 millones de dólares en ingresos para los intermediarios. ¿Quién no quisiera una parte de ese pastel?

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Todo indica que tanto Citigroup como Bank of America están dispuestos a librar batalla durante largos años y no van a escatimar recursos para lograrlo. Por lo pronto, los bancos apenas tienen una participación total de 9% en ese mercado, dominado por Western Union, que posee 7,000 puntos de retiro en toda la república. Tras la compra en 2001 de Banamex-Accival, Citigroup adquirió el año pasado el Golden State Bancorp de San Francisco y ya ha puesto en marcha un programa piloto que permite a sus clientes en Estados Unidos abrir cuentas a las que pueden acceder en México desde las sucursales de Banamex.

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Bank of America, por su parte, buscará incrementar la participación de su producto estrella, llamado SafeSend, que lanzó en mayo del año pasado. “Posiblemente utilizaremos las 924 sucursales de Serfin Santander y los cajeros automáticos de todo el país para distribuirlo. Tenemos un equipo ya trabajando en ello”, comenta Rivera.

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Según él, su ventaja con respecto a Western Union y MoneyGram es que los costos que maneja Bank of America son mucho más bajos. “Se pueden enviar $1,000 dólares a México por un costo fijo de $10 dólares. La persona que los recibe dispone de una tarjeta magnética, puede sacar el dinero de golpe y sabe siempre cuánto va a recibir”, agrega el directivo. La entidad está negociando para ampliar los puntos de venta de SafeSend a tiendas de autoservicio y centros comerciales, de forma muy similar al acuerdo entre MoneyGram y Wal-Mart.

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Banamex con Citigroup, Serfin con Bank of America. ¿Y qué hay de BBVA-Bancomer? De los tres grandes en México, es el único que no tiene un socio estadounidense en su estructura de capital. Su alianza con Wells Fargo, el segundo banco de primer piso en California después de Bank of America, le ha permitido incrementar su participación en las transferencias, pero eso podría ser insuficiente. De hecho, según fuentes de BBVA, la entidad está buscando comprar un banco de la unión americana en la frontera con el fin de no perder el paso frente a sus competidores.

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¿Qué sigue? “Las transferencias son el primer objetivo, pero no el único”, asevera Rivera, quien piensa que con el tiempo se empezarán a ver productos y servicios comunes en ambos países, como cuentas de cheques y ahorros, créditos hipotecarios, etcétera.

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Ese quizás es el nuevo capítulo que se abre en la historia del sector bancario de México: la integración financiera con el poderoso vecino del norte.

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