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Aclarando cuentas

Rick Bobrow, CEO de Ernst & Young, reclama la unificación mundial de los principios contables. Dice
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

En contraste con la actitud acartonada que se atribuye a los contadores, Rick Bobrow está relajado y sonriente en tiempos adversos para los despachos de auditoría. Vuela alrededor del mundo con el fin de asegurarse que todos sus socios aplican las mejores prácticas contables. Tras la caída de Arthur Andersen, víctima del caso Enron, quedaron cuatro grandes bajo la lupa de autoridades y opinión pública: su firma –que absorbió 25,000 empleados de la extinta correduría–, PricewaterhouseCoopers, KPMG y Deloitte & Touche. En México estas compañías auditan a cerca de 95% de las empresas más importantes.

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El directivo sólo frunce el ceño por la mención del asunto HealthSouth, un proveedor de servicios de salud que ha arruinado a miles de fondos e inversionistas. En marzo los tribunales declararon culpables de fraude contable a varios de sus empleados. En Estados Unidos Ernst & Young alega que les proporcionaban información falsa y dice que se suma a la indignación pública. Bobrow se niega a comentar al respecto argumentando que no sería ético hablar de sus clientes.

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La independencia de sus auditores es la bandera del CEO. Asegura que no le preocupa facturar menos al abandonar clientes que no se adhieren a las nuevas reglas. Como muestra de que su voluntad de cambio es añeja, su agrupación vendió la unidad de consultoría en tecnologías de la información dos años antes de que se hiciera obligatorio para las demás; (por cierto, el comprador, Cap Gemini, pagó cerca de tres veces el valor que Ernst & Young había calculado en $4,750 millones de dólares).

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A pesar de que se trata una compañía privada, sus arcas salieron a la luz pública por un litigio entre Bobrow y su ex esposa. El juez a cargo del caso valuó la empresa en $5,530 millones de dólares. El ejecutivo conserva la calma y vuelve de manera recurrente a lo que parece ser su mantra cotidiano: la ley Sarbanes-Oxley, el antídoto contra desastres recientes, aprobada en 2002.

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¿Sarbanes-Oxley es una moda para olvidar el pasado?
No. Los cambios son dramáticos por su impacto en el gobierno corporativo de las emisoras. La ley involucra un gran fortalecimiento de los comités de auditoría. He visto una gran diferencia cuando visito los de nuestros grandes clientes; la profundidad con que investigan. Inicialmente había preocupación por la extraterritorialidad estadounidense, por la percepción de que estábamos saliendo de nuestras fronteras. Pero una vez que la gente se recupere de la frustración inicial, cumplir con las reglas no será oneroso.

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¿Cómo va a afectar a las firmas mexicanas?
El presidente ejecutivo de las empresas que cotizan en Estados Unidos enfrenta nuevas responsabilidades. Tiene que firmar los estados financieros junto con el director financiero y certificar que lo que se reporta está sustentado en la realidad.

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Como en su mayoría no pueden saber absolutamente todo lo que está pasando en la compañía alrededor del mundo, los presidentes ejecutivos ahora están más interesados en hablar con los auditores externos por esta nueva obligación.

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Otro de los cambios es que tenemos que cuestionarnos sobre qué podemos ofrecer, aparte de las auditorías, que no interfiera con nuestra independencia. Sarbanes-Oxley apuntó, por ejemplo, que ya no podemos ofrecer servicios de tecnologías de información combinados con auditorías internas.

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Pero hay muchas transformaciones aparte de las que trajo esa ley en las cuatro grandes firmas. Siempre han sido compañías de calidad, pero perfectibles. La industria de la contaduría necesitaba aprender lecciones de años pasados para fortalecer sus cualidades. Hay que ver cada proceso, método y métrica para asegurarse de producir los resultados de la más alta clase.

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¿Hasta qué punto los métodos contables son obsoletos?
Es un punto muy sensible para la industria de contaduría. Hay que reevaluar el tipo de información que reportamos trimestralmente. La dificultad siempre ha radicado en que no hay manera de ponderar activos intangibles. Es imposible lograr que dos personas se pongan de acuerdo en el valor de marca, del modelo de negocio o del futuro de una organización. Reportar este tipo de información representa un cambio importante en el desempeño del auditor externo.

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Los contadores tienen fama de estar aterrados por trabajar con cualquier cosa que no sean números...
No me importa. Vivimos en un ambiente de litigios. Lo último que quieres hacer como firma de contadores es andar haciendo valuaciones que no son calculables en cifras.

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¿Hay que homogeneizar las prácticas contables a escala mundial?
Hay que adoptar estándares internacionales lo más pronto posible. Muchas compañías están listadas en múltiples mercados y necesitamos un sistema que se entienda alrededor de todo el globo. No es fácil: cada quién piensa que su sistema es el mejor.

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En Estados Unidos el procedimiento está basado en reglas, mientras que los estándares de contabilidad internacionales están orientados a los principios. Ambas partes empiezan a comprender que pueden aprender de la otra y que el mejor resultado va a ser converger. Los países de la Unión Europea se comprometieron a adoptar estándares internacionales para 2005.

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¿Sus clientes tratan de engañarlos?
Hay casos muy sonados en los que claramente se mintió a contadores, inversionistas y banqueros. Nosotros preferimos enfocarnos en las otras 30,000 compañías registradas que operan con integridad y hacen bien las cosas. Puede que cometan errores, pero no nos engañan deliberadamente.

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¿Seguirán inflando el precio de las acciones?
Los accionistas siempre van a querer que el monto de sus valores suba. Todo el sistema está condicionado a buscar empresas que empujan sus títulos a la alza. Sin embargo, esto debería ser el reflejo de operaciones inteligentes, buenas decisiones estratégicas y gran productividad. En los 90 vimos a muchas firmas usando técnicas altamente sofisticadas que fueron aceptadas en teoría bajo las reglas vigentes con el objeto de disfrutar de un trato contable favorable. Si el management y los consejos se dedican a corregir estados financieros en vez de cocinar ganancias altas, veremos que conseguirán mayor integridad en sus números. No hay que olvidar que los mercados de inversión deben concebirse a largo plazo.

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Lo que es legal no siempre es lo correcto…
Constantemente recordamos a nuestros empleados que no hay cliente lo suficientemente grande que nos impida romper la relación si existe la menor sospecha sobre su integridad. Este año hemos dejado muchos clientes. No solamente se trata de la honradez, sino del tratamiento que le dan a su contabilidad. Si consideramos que sus métodos no son apropiados y no están de acuerdo con nosotros, nos vamos. Si perdemos ingresos por este tipo de decisión, está bien. Hacer negocio con clientes que nos ponen en problemas nos va a sacar del mercado. Todos cometemos grandes errores, pero los corregimos en cuanto los detectamos.

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Algunos casos de malversación de información fueron cometidos por empleados intimidados por sus superiores…
Sarbanes-Oxley tiene el potencial para cambiar ese tipo de actitud. Si tienes que escoger entre complacer a tu jefe o ir a la cárcel, lo más seguro es que el responsable prefiera buscar otro trabajo antes de ir a prisión.

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¿Participan en fusiones y adquisiciones?
Los bancos de inversión hacen un gran trabajo en este rubro, pero no pueden cubrir 100% del mercado. Hay muchas firmas medianas, e incluso las que quedan en la ligas menores dentro del sector de las grandes, que no requieren de asesoría sofisticada. Este es el nicho donde podemos agregar mucho valor. Tenemos un servicio de asesoría en transacciones que ofrece una gama de opciones como trabajo de reestructuración, due diligence, antes de una adquisición y consejos genéricos en transacciones. Ocasionalmente ofrecemos servicios en fusiones y adquisiciones.

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–Con la colaboración de Alberto Bello.

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