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ADE: reestructuración inconclusa

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

A partir del 11 de septiembre entró en vigor el Acuerdo Inmediato de Apoyo a los Deudores (ADE), anunciado con bombo y platillo en Los Pinos, en el marco de una ceremonia que recordó las de las firmas de los Pactos, pues fue avalado por los dirigentes de todos los organismos empresariales, así como por los líderes de los sectores obrero, campesino y popular.

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Lo primero que habría que señalar del ADE es que llegó muy tarde, pues la cartera vencida (tanto empresarial como de personas físicas) alcanzó el alarmante nivel de N$93,000 millones de nuevos pesos al cierre de mayo. Además de que constituye el principal problema de los bancos, se convirtió también en una bomba política, que era indispensable desactivar antes del Primer Informe de Gobierno de Ernesto Zedillo.

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Miopía y arrogancia. Evidentemente, este problema de la cartera vencida creció gracias a la recesión económica, la devaluación, la contracción en el poder adquisitivo, el desempleo y el alza en las tasas de interés. Pero también, hay que decirlo, por la arrogancia de los bancos -que no supieron negociar con sus clientes- y por la miopía de las autoridades --que no midieron las repercusiones políticas y sociales de los distintos movimientos de deudores en contra de la banca-.

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El ADE surge tras el estrepitoso fracaso de las UDIs, que en su momento se publicitaron como -la mejor alternativa para la reestructuración de los créditos empresariales y que fallaron por diversos motivos (como la desconfianza de los empresarios; los problemas de reestructuración que hacían poco rentable para los bancos el esquema; y las altas tasas reales que cobraban varios bancos).

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Ahora, los banqueros se han comprometido para que el ADE no fracase y las autoridades impondrán fuertes sanciones que podrían llegar hasta el retiro en el subsidio a las tasas de interés, en caso de que los bancos no cumplan con los acuerdos del ADE, como son agilizar las reestructuraciones de todos los clientes que hayan firmado su carta de intención; eliminar los intereses moratorios; suspender los juicios y embargos hasta que termine la tregua que vence el 31 de octubre para todos los deudores, y hasta el 31 de enero de 1996 para quienes hayan firmado su carta; y no exigir garantías adicionales en las reestructuraciones por créditos menores a N$400,000 nuevos pesos.

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También hay que señalar que, a pesar de su elevado costo (al gobierno federal el -chiste le saldrá en N$7,000 millones, mientras que para la banca representa N$5,000 millones de nuevos pesos), este programa sólo resolverá parcialmente el problema. Bajo una perspectiva optimista, se estima que el ADE sólo ayudará a reducir en 30% el monto de la cartera vencida, siempre que los seis millones de micro y pequeños empresarios y tarjetahabientes a quienes busca beneficiar reestructuren sus deudas.

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Beneficios sin populismo. El diseño del ADE fue un arduo proceso, pues intenta beneficiar al mayor número de deudores, pero sin caer en políticas de corte populista, como realizar quitas de capital e intereses, o fijar las tasas de interés. Ello no sólo hubiera repercutido negativamente en las finanzas de los bancos, sino que habría provocado una gran desconfianza entre los inversionistas extranjeros.

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A pesar de que es una solución parcial, el ADE guarda beneficios para los deudores, porque durante 13 meses pagarán tasas fijas menores a las del mercado --25% para empresas; 34% para créditos al consumo, como automóviles; y 38.5% para tarjetas de crédito-. Tanto las empresas como las personas físicas verán aliviados sus flujos por el menor pago de intereses y, además, no tendrán que preocuparse por el comportamiento de la economía, ya que en caso de que las tasas de mercado bajen a niveles inferiores, habría una reducción en las tasas del ADE.

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De hecho, banqueros y gobierno están apostando, por así decirlo, a que en los próximos 13 meses habrá una reactivación de la economía y una baja importante en la inflación y en las tasas de interés, lo cual se traduciría en una menor cartera vencida.

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Por último, habría que añadir que una de sus principales críticas es que, para aquellos deudores que realizaron un extraordinario sacrificio para no caer en cartera vencida, el único beneficio que ofrece el ADE es que las tasas fijas entraron en vigor automáticamente sólo a partir del 1o. de septiembre.

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Ahora, el gran reto es para los banqueros, quienes deberán demostrar que, efectivamente, más vale tarde que nunca.

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La autora es licenciada en Periodismo especializada e temas financieros. Actualmente e columnista del diario Excélsior.

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