¿Cómo le hizo Indiana Jones para saltar un muro de llamas y cruzar un pantano infestado de cocodrilos sin que su traje de algodón se arrugara? La respuesta está en el elastano, una fibra stretch que mezclada con cualquier otra ayuda a evitar que la ropa pierda su aspecto de recién salida de la tintorería.
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Generalmente, al hablar de fibras sintéticas de inmediato se piensa en ropa barata y de mala calidad. Pero esta idea está cambiando, pues los grandes diseñadores han descubierto que un toque de filamento de elastano en un traje sastre o en una camisa de seda le da un aspecto impecable a cualquier vestimenta, aunque haya sido sometida a duras pruebas (¿qué tal un vuelo de 12 horas o una mañana en el Periférico?). Además, los últimos experimentos muestran que con esta fibra la ropa dura más y permite un mejor movimiento del cuerpo. Con la ventaja de ser prácticamente invisible.
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El elastano fue inventado como sustituto del caucho a finales de los 50 y desde los 60 se empezó a utilizar en ropa interior y calcetines. Pocos años después revolucionó la moda deportiva.
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En 1970 irrumpió en el mercado de los trajes de baño y en 1985 aparecieron los shorts y los leggings (mallas) de elastano. ¿Su principal promotor? ¡Michael Jordan!
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En los 90 ya se habla de “un confort tridimensional”. La novedad para este año serán los zapatos de cuero con elastano, combinación que eliminará la sensación de incomodidad a la hora del estreno y permitirá que el calzado se moldee a la forma de los pies.
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Con apenas 2 o 3% de elastano (este se estira hasta seis veces) cualquier tela o cuero se hace más flexible. Es por ello que, desde hace unos años, sus fabricantes vienen trabajando con los diseñadores para lograr que esta fibra sintética entre al mundo de la alta costura. Y algunos –como Giorgio Armani y Hugo Boss– ya la están incluyendo en sus nuevas colecciones prêt-à-porter. Su argumento es que lo importante en la moda del futuro no será ni el diseño ni el color, sino la fibra. De hecho, gracias al elastano se han diseñado nuevos estilos que serían imposibles de concebir con telas rígidas. Los grandes ya le han dado su bendición.