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Ahorro interno <br>¿Para especular o pa

El problema fundamental no es si México genera o no recursos, sino qué es lo que hace con ellos y
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Uno de los temas que está en el centro del debate nacional es el relacionado con el ahorro interno. Existe la convicción de que es necesario fortalecer la generación de recursos en el país para disminuir la dependencia respecto del exterior y todo indica que hay consenso en ese punto, lo que no está claro es el cómo y sobre qué base.

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En el fondo, el problema no reside en si México genera o no recursos, sino qué es lo que se hace con ellos y por qué en lugar de multiplicarlos se esfuman.

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La magnitud de los problemas que enfrentaron empresas y personas en 1995 hizo evidente la insuficiencia de los recursos disponibles en el país.

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Ante la imposibilidad de contar con los volúmenes de recursos que se captaron en el salinismo, el ajuste a la economía se hizo inevitable. Dicho ajuste tuvo como consecuencia una caída de 6.9% en el PIB, que se reflejó en una contracción de 12.9% en el consumo privado y 4.1% en el consumo del gobierno, así como en una disminución de 30.9% en la formación bruta de capital fijo. Cierto, eso permitió una corrección en las cuentas externas, ya que las exportaciones crecieron 28.4% y las importaciones cayeron 27.5%.

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A pesar de las difíciles condiciones de la economía, en 1995 también se captaron $6,964.3 millones de dólares en inversión extranjera directa (destinada a instalaciones y equipo).

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Desafortunadamente, debido a compromisos adquiridos con anterioridad, el remanente del ajuste y del ingreso de capitales no se utilizó internamente. Por ejemplo, sólo en 1995 se destinaron $13,333.1 millones de dólares para el pago de los intereses de la deuda externa, $13,790 millones de dólares para cubrir la salida de capitales del mercado de dinero y $5,066 millones de dólares a faltantes clasificados en el renglón de errores y omisiones. De hecho, a pesar del ajuste y de que en ese año se contrató deuda con el exterior por $26,574 millones de dólares, las reservas apenas se incrementaron en $9,590.7 millones de dólares.

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Los fondos de retiro, una opción
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Por todo lo anterior, el gobierno ha puesto especial énfasis en los cambios a la administración de los fondos de retiro. En estos momentos se discute en el Congreso de la Unión la Ley de los Sistemas de Ahorro para el Retiro, que deberá reglamentar el nuevo sistema de pensiones establecido en la Ley del Seguro Social.

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De acuerdo con la iniciativa, se buscará establecer los mecanismos necesarios a fin de que el trabajador cuente con una pensión digna al momento de su retiro, reconociéndole propiedad y dándole el control sobre sus ahorros para el retiro. Como resultado de los nuevos lineamientos, las autoridades estiman que cada trabajador ahorrará en su cuenta individual 13.5% de su salario mensual.

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Según la propuesta, el trabajador podrá elegir al intermediario financiero especializado que se denominará Administradora de Fondos para el Retiro (Afore), la cual canalizará los recursos captados hacia las Sociedades de Inversión Especializadas en Fondos para el Retiro (Siefores). Las Afores podrán ser constituidas por personas físicas o morales mexicanas, así como por empresas filiales de instituciones financieras del exterior, con un límite de participación de 10% del capital social de la administradora.

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Las Siefores deberán dar seguridad y rentabilidad a los recursos en ellas depositados, canalizándolos a inversiones de largo plazo que fomenten la actividad productiva, la construcción de infraestructura, la inversión en títulos de vivienda y la generación de empleo. Para garantizar ese comportamiento, estarán vigilados por consejeros independientes y el contralor normativo, quienes no deberán tener vínculos con los accionistas de las Afores.

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No está de más señalar que todo lo que se haga por regular esas instituciones es fundamental para garantizar que los recursos de los trabajadores sean administrados en forma eficaz y honesta y contribuyan al fortalecimiento de la economía nacional.

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Los pollos, las medallitas, los fondos de -pensiones
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La magnitud de esos fondos es de tal importancia que, por ejemplo, en los dos años y meses que tiene de operar el SAR tiene un saldo por $51,296 millones de pesos, correspondientes a las cuentas de retiro y vivienda.

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Por esa razón, paradójicamente, quienes se apresuraron a cuestionar y minimizar la posibilidad de que la población mexicana impulse con sus recursos alternativas productivas, como la compra de la petroquímica, son los mismos que afanosamente argumentan a favor de que los fondos de pensiones sean operados por la banca, esa institución que hoy sufre por su apuesta a la especulación. Sólo la incapacidad que tienen esos intermediarios para impulsar proyectos productivos explica la gravedad de la crisis por la que atraviesan.

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De aquí que sea tan importante el debate que se realiza en torno al quién, cómo y con qué propósito se van a administrar los fondos para el retiro.

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De hecho, ante la ausencia de condiciones que permitan canalizar esos fondos hacia actividades productivas, está latente el riesgo de que se utilicen para especular o apoyar negocios mal habidos.

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En ese sentido, en concordancia con los argumentos de los neoliberales, de que cada quien decida la mejor inversión de sus recursos, se debe abrir y priorizar la posibilidad de que las Administradoras de Fondos participen en la adquisición de las empresas que están en proceso de privatización.

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Eso crearía las condiciones para que los recursos generados en el país crecieran sobre la base de empresas productivas, las cuales, con una administración diferente a la actual, tienen grandes posibilidades de desarrollo. Al mismo tiempo, se evitaría que activos fundamentales, como son las petroquímicas o la infraestructura, quedaran en manos de empresas cuya lógica de desarrollo podría ser diferente a las necesidades del país.

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Esto no rompe el esquema propuesto para fomentar el ahorro interno. Tampoco implica un rechazo a la participación de inversionistas extranjeros. Existen otras áreas donde el capital del exterior puede competir, crecer y ganar. Como señaló la ministra de Energía de Canadá, lo importante no es que se abran nuevas áreas, sino que haya certidumbre y eso sólo se logra cuando se tienen gobiernos que actúan por consenso y cumplen las leyes.

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Desafortunadamente, el gobierno de México y algunos sectores del exterior podrían pretender que quedaran en manos foráneas decisiones básicas. El problema es que como país no puede ignorarse la responsabilidad de crear una nación que ofrezca posibilidades de trabajo y vida digna a una población de 90 millones de habitantes.

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