¿Alberto Baillères como dueño de El Palacio de Hierro? Es como ver la punta del iceberg. Este archimillonario está en una buena cantidad de consejos de administración de grandes empresas mexicanas.
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Para empezar, está en uno de los verdaderos orígenes de la fortuna familiar: Industria Peñoles, la compañía minera. Y no hay que olvidar el gigantesco Seguros Nacional Provincial, la firma más grande en su ramo. Además, está su "parte" en bancos como Inverlat, en la casa de bolsa Valmex y en manufactureras como Spicer. Un dato poco conocido es que este empresario es un importante inversionista extranjero en el Banco Hispanoamericano, en la madre patria. Para terminar, su asociación un tanto forzada con Cervecería Cuauhtémoc hace unos años, siendo él dueño de Cervecería Moctezuma, le ganó una importante participación en -VISA-FEMSA, y de rebote hasta en Bancomer.
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En honor a la verdad, la mayor parte de la fortuna de Alberto -Baillères es producto de la herencia. El gran proceso de acumulación de capital lo llevó a cabo su padre, don Raúl -Baillères, todo un personaje que prosperó entre representaciones de bancos extranjeros y la intermediación de plata y otros metales preciosos. Él fue quien mexicanizó Peñoles, invirtió en Moctezuma, en Provincial y abrió por lo menos cuatro bancos, entre los que destacan Cremi y Comermex (hoy Inverlat).
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Así que la labor de su hijo menor (el mayor, Raúl, murió prematuramente) ha sido principalmente la de administrar la abundancia. A veces, hay que decirlo, con poca suerte. La crisis de 1982, por ejemplo, sorprendió a -Baillères con los dedos en la puerta en lo que a Cervecería Moctezuma se refiere. Fuertemente endeudado, el empresario optó simplemente por dejar de pagar, y punto. Acreedores como Chase Manhattan o como el mismísimo gobierno mexicano (también omitió el pago de impuestos), tuvieron que aguantar que poco después se declarara en suspensión de pagos, acto que en crisis posteriores arrancaría las críticas de algunos investigadores de la banca. -Baillères nunca perdió su crédito, y ni un centímetro de reputación con este enfrentamiento.
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La solución que se encontró un par de años después fue la asociación con Cuauhtémoc, que absorbió sus deudas. La banca extranjera elogió el hecho, señalando que la reputación de lo que hoy es VISA-FEMSA era incuestionable, implicando que la de -Baillères no lo era tanto.
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Pero en los demás negocios las cosas le han salido mejor. Peñoles ha buscado expandirse a Sudamérica y El Palacio de Hierro crece lentamente, sobre todo en el negocio de los centros comerciales. Aparte de sus negocios, -Baillères es un prominente ganadero y fanático de los toros. Es dueño de Espectáculos Taurinos de México, empresa que realiza corridas en diversas ciudades del país, y que por años tuvo derechos sobre el famoso Toreo, en el Distrito Federal, sin efectuar ni una sola corrida.
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Tan fanático de los ranchos resultó, que en mayo de 1994 sacudió a los medios con la noticia sobre su compra del rancho texano Chaparrosa, en $20 millones de dólares. Se trata de un terrenito de 26,000 hectáreas, ¡cuatro veces la isla de Manhattan!
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Alberto Baillères, uno de los fundadores del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, es de los invitados -de cajón cuando se trata de hablar con el poder, como en noviembre pasado, cuando formó parte del grupo que prometió invertir más de $6,000 millones de dólares en 1996. También fue de los comensales en el célebre ágape del Partido Revolucionario Institucional (PRI),en el que se pidió una -coperacha de $25 millones de dólares por cubierto. Si los dio o no, ya no trascendió a la prensa.
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En la lista de Forbes, Baillères ocupa el sexto lugar en cuanto a millonarios mexicanos, con una fortuna calculada en unos $1,400 millones de dólares. Tal vez él no es un empresario en todo el sentido de la palabra (no ha abierto nuevos negocios, y como que ya se mete poco en la operación), pero ciertamente es uno de los inversionistas más astutos en el país. Con tanto dinero, lo difícil es equivocarse.