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Alemania sigue derribando muros

Aunque todavía se divisa lejano un acuerdo comercial entre México y la Unión Europea, los empresa
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Con el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, México podría hacerse de un buen socio: Alemania.

- “Nuestras inversiones en este país han aumentado 260% de 1994 a la fecha”, dice el embajador alemán Horst Palemberg mientras recorre una exposición automotriz en Toluca, estado de México, donde dos importantes firmas automotrices germanas, Mercedes-Benz y BMW, instalaron recientemente sus plantas armadoras. Fuera de Europa, México es el país con más inversión directa proveniente de Alemania, superando a Brasil y China, los otros dos grandes mercados entre los llamados emergentes.

- Antes, los inversionistas europeos se animaban a cruzar el océano para venir a México por su numerosa población, actualmente superior a 90 millones de personas, pero últimamente lo ven como el socio de Estados Unidos y Canadá. La nueva atracción de las empresas alemanas por el país se debe a que vienen a aprovechar las condiciones económicas y laborales de México para alimentar los mercados de Estados Unidos y Canadá, explica Hans-Dietrich von Bothmer, consejero económico comercial de la embajada alemana en México.

- Uno de cada cuatro puestos de trabajo en Alemania está relacionado con las exportaciones, lo que demuestra su fuerte vocación para vincularse con el exterior, agrega von Bothmer, aunque reconoce que a partir de los 80 la presencia alemana fue mayor en Asia y, a raíz de la caída del Muro de Berlín, en Rusia y Europa Oriental, olvidando un poco a América Latina. Pero en los 90 los aires podrían estar cambiando de rumbo, y México parece tener buenas posibilidades de ser el país más favorecido con ese cambio.

- “Nuevamente hay varias empresas que están llegando a México”, señala el consejero comercial. “Muchas de ellas son grandes compañías que conciben su desarrollo empresarial en el mediano y largo plazos”. De acuerdo con Von Bothmer, las firmas alemanas facturan en México $10,000 millones de dólares, lo que representa 4% del Producto Interno Bruto (PIB). Porsche comenzó en este año a armar sus unidades en México, y desde hace tiempo se sabe que Volkswagen eligió su planta en Puebla para producir Concept 1 para el mercado mundial, el vehículo que podría llegar a sustituir al tradicional “vocho” a partir de 1998. El sector automotriz es el que más interesa a los inversionistas alemanes, asegura Palemberg, seguido por el químico-farmacéutico, el de maquinaria y electrónica y, por último —con buenas posibilidades de crecer, según el embajador—, el de servicios, que incluye a instituciones financieras.

- México es un sitio excelente para producir, reitera Palemberg, que enseguida destaca la visita durante septiembre del primer ministro alemán Helmuth Kohl para inaugurar la producción del escarabajo número 22 millones de Volkswagen, así como los $1,000 millones de dólares que invertirán la compañía automotriz y sus proveedores, en 1996, en honor del nuevo vehículo. El año pasado el gobierno alemán adoptó una nueva iniciativa que busca fortalecer los lazos con América Latina, explica el embajador, una región que tiene sueldos bajos, un amplio mercado y condiciones propicias para el cambio, “en momentos en que todos han estado volteando a Asia”.

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- En 1995 las exportaciones alemanas que más crecieron fueron las dirigidas a Latinoamérica, que además captó más de 70% de sus inversiones directas colocadas en los países “en desarrollo”, señala la publicación Deutschland, que dedica la sección “América Latina” de su edición de junio a relatar la visita a esta región de funcionarios alemanes, destacando las principales aportaciones tecnológicas y de inversión de ese país.

- El plan del gobierno y las compañías alemanas para aumentar sus negocios en América Latina se ejecuta a través de las cámaras empresariales y los departamentos comerciales de las embajadas, de institutos de fomento al comercio y de ferias en Alemania y fuera de ella. México recibió en abril la visita del ministro alemán de relaciones exteriores, Klaus Kinkel, quien después de entrevistarse con el presidente Ernesto Zedillo dijo que trabajaría para lograr un acuerdo con respecto al mandato de negociación de un tratado de libre comercio entre México y la Unión Europea (UE).

- La iniciativa es comercial y de inversiones, de aprovechar la ventaja de producir en México y exportar a Estados Unidos, dice el embajador Palemberg. El 50% de la inversión para el new beetle la aportarán los proveedores que se instalan en torno a la planta de Volkswagen en Puebla para participar en la producción de otras líneas de vehículos, como el Jetta, también dirigidas a los mercados internacionales —incluido el alemán.

- BMW, una de las armadoras alemanas recién llegadas, aumentó las unidades vendidas de 171 (en el segundo semestre de 1995) a 528 (en la primera mitad de 1996), no obstante la dramática caída del mercado interno —excepto para los autos de lujo—. Para Mercedes-Benz las cosas tampoco fueron malas, pues en esos mismos periodos sus ventas de autos aumentaron de 375 a 769. Las expectativas de ventas con las que las armadoras alemanas esperan cerrar 1996 podrían ser nuevamente superadas: BMW pronostica vender 700 autos y Mercedes-Benz 1,200.

- Animadas por los resultados, las automotrices germanas participan activamente en la atracción de empresas proveedoras de autopartes, forman parques industriales y llevan a cabo programas de capacitación para los trabajadores —a los que ubican entre los más calificados del mundo.

- En la inauguración de una planta de separación de aire de la compañía Messer Griesheim en Querétaro, informó que pequeñas y medianas empresas alemanas invertirán entre $5 y $6 millones de dólares en este año en la industria química, automotriz y farmacéutica.

- De América, Alemania quiere América
La posición geográfica de México es fundamental para las empresas alemanas. Además de darles el acceso al mercado del Tratado de Libre Comercio (TLC), producir en México significa competir en mejores condiciones con productos estadounidenses, que están más cerca y pagan menos aranceles gracias al tratado. Aún las grandes compañías alemanas con más de medio siglo de operar en México siguen dependiendo de los insumos tecnológicos que importan desde Europa, además del aumento en costos que significa el transporte.

- La estrategia se redondea al dirigir las exportaciones desde suelo azteca al mercado latinoamericano, con cuyos gobiernos México tiene ya algunos acercamientos para hacer de sus acuerdos de cooperación de décadas pasadas un verdadero acuerdo de libre comercio. Funcionarios de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (Secofi) viajaron en agosto a Montevideo, Uruguay, para participar en las negociaciones del Mercosur, un mercado de más de 200 millones de personas integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y, a partir de este año, Chile, con el fin de fijar posiciones y fechas para la negociación de un tratado de libre comercio. La dependencia informó que con el mismo objetivo se llevan a cabo reuniones con funcionarios de Ecuador, Perú, Guatemala (en lo que llaman Triángulo del Norte) y Panamá.

- A finales de este año el presidente Ernesto Zedillo asistirá a la reunión del Mecanismo de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), entre cuyos temas estará el de la inversión extranjera directa.

- Más que simplemente necesitarla, al gobierno mexicano le urge la inversión extranjera para financiar sus importaciones y los pagos de su deuda externa —si es inversión destinada a la producción mucho mejor.

- La segunda ventaja para México con esta exploración de nuevos mercados es contar con una alternativa al TLC. Para las empresas alemanas el acuerdo significa llevar desde México sus productos a los mercados latinoamericanos con costos competitivos. “Por sólo dar una cifra —ilustra Von Bothmer—, un tratado entre México y la Unión Europea generaría ingresos por comercio por unos $5,000 millones de dólares para los europeos y un poco más de la mitad de esa cantidad para México.”

- Y a todo esto, ¿qué están haciendo los protagonistas? Los empresarios alemanes siguen confiando en México, asegura el presidente de la Cámara Alemana de Comercio, Mandfred Hoffmann, director de la Cámara Mexicano-Alemana de Comercio e Industria, y ofrece como pruebas que ninguna de ellas haya salido del país a causa de la crisis y ser el primer lugar en captación en los países emergentes.

- De acuerdo con el Consejo Mexicano de Inversión (CMI), 11 de las empresas alemanas establecidas en México invertirán en 1996 $596.7 millones de dólares. BASF es una de ellas. El pasado agosto inauguró una planta con alta tecnología para la producción de compuestos vitamínicos con una inversión cercana a $3 millones de dólares, y para 1997 anunció inversiones al lado de Alpek —división petroquímica de su socio Grupo Alfa— por $5 millones de dólares en Altamira, Tamaulipas, un puerto industrial concebido para el mercado exportador.

- Lufthansa ha percibido el aumento de los negocios de empresarios alemanes en México. En 1997, la línea aérea alemana, con 30 años de presencia en México, piensa agregar un vuelo más a los cuatro semanales que realiza actualmente de Frankfurt a la ciudad de México y ofrecer entre 15 y 20% más asientos, dice Dieter Rohde, director en México. En 1996 la aerolínea ha visto con satisfacción un incremento de 21% de ocupación, en parte gracias al turismo y en parte a los viajes de negocios, que mostraron un repunte a partir de junio de 1995.

- A futuro, y si las 22 compañías alemanas que analizan la posibilidad de venir a México se convencen de hacerlo, el “potencial” de inversión alcanzaría, según el CMI, $840 millones de dólares.

- La privatización de las plantas de petroquímicos secundarios —que seguramente ocurrirá, según Von Bothmer— juega a favor de un incremento importante de las inversiones alemanas, esta vez a cargo de sus grandes empresas químicas (Hoescht, Bayer y BASF).

- Un país en potencia
Desafortunadamente para México, el término “potencial” significa demasiado porque se aplica a mucho más que la cifra de $840 millones de dólares.

- Si bien nadie huyó de México en el difícil año de 1995, y pese a que las informaciones periodísticas sobre un posible tratado México-UE han generado una sensación de auge, lo cierto es que hasta ahora los montos de inversión provenientes de Alemania no impactan demasiado. Entre 1989 y 1995, este país invirtió en México $1,107 millones de dólares —que lo ubican como el tercer país europeo con inversiones directas en México, muy lejos de los $1,968 millones del Reino Unido—.

- De hecho, nadie se atreve a proporcionar los montos de reciente arribo de Inversión Extranjera Directa (IED) a México, tal vez porque no los conocen o porque no son relevantes. La cámara alemana realiza una encuesta entre las empresas de su país para elaborar sus propias estadísticas, pues, a decir de Hoffman, las cifras oficiales de los dos países son inexactas. Por otro lado, es difícil saber si el interés por México ha aumentado de manera importante en los últimos años en Alemania. El centro Breuer, encargado de enviar información sobre México a empresas e inversionistas alemanes, rehusó hablar con EXPANSIÓN acerca de los requerimientos informativos de los empresarios alemanes.

- Así como no abandonan un país tan fácilmente, los inversionistas alemanes tampoco deciden tan rápido en dónde van a invertir. Sus planes son a largo plazo, explica Von Bothmer, y suelen interesarse también por los temas políticos del país que los invita a invertir. Cada inversionista, explica —tomando como ejemplo el caso de las plantas petroquímicas—, sabe que cada privatización necesita una base legal y política sana, y que si no se logra, no se puede privatizar. Von Bothmer considera que el hecho de las compañías alemanas se perciban a sí mismas más como proveedoras que como operadoras explica por qué no han participado aún en las privatizaciones mexicanas.

- Y si las grandes y ya establecidas en México pecan de cierta timidez, las medianas y pequeñas suelen pedir más protección antes de salir e invertir en el exterior. Suelen preguntar por dos convenios, advierte Von Bothmer: el bilateral de protección de inversiones y el de doble tributación, que otorga a las compañías que producen fuera el derecho a pagar impuestos sólo en ese país y no en el de origen. Los alemanes están interesados en que México introduzca cambios en su legislación para la protección de inversiones, es decir, el derecho de los inversionistas para que, en caso de litigio, puedan recurrir al arbitrio nacional e internacional.

- Si bien el convenio de doble tributación entre Alemania y México existe desde hace tres años, los alemanes no sienten todavía que las puertas de México estén del todo abiertas para ellos. En el caso de las instituciones financieras existe lo que Palemberg llama “frenos a causa del TLC”: las grandes corporaciones alemanas con filiales en Estados Unidos o Canadá que deseen invertir en México sólo pueden hacerlo a través de esas filiales y no directamente. Dresdner Bank México es filial de Dresdner Bank Ottawa, y Allianz México lo es de Allianz Nueva York. Las instituciones financieras alemanas, en su mayoría con filiales en Estados Unidos y que en otras circunstancias probablemente estarían interesadas en abrir una sucursal en México, por política interna no aceptan estas condiciones. Allianz adquirió 100% de Aseguradora Cuauhtémoc, pero tuvo que hacerlo a través de la filial de Nueva York, ejemplifica Palemberg.

- Un tratado comercial entre México y la UE sería la solución, pero la posibilidad de realizarse es aún lejana. Palemberg acepta que los 15 miembros de la UE no se han puesto de acuerdo sobre el tipo de negociación que quieren con México. Uno de los principales puntos de controversia, al que Kinkel se refirió en México como “la cuestión agrícola”, expresa en apariencia la preocupación de los países africanos —tradicionales proveedores de alimentos de Europa— de ser suplantados por los latinoamericanos. El hecho es que las primeras pláticas formales entre México y la UE están emplazadas para iniciar en octubre. Algo similar ocurre en América Latina: las negociaciones para la integración de México en el Mercosur no han llegado siquiera al establecimento de protocolos.

- Por otro lado, y no obstante que un trabajador mexicano gana $1.51 dólares la hora, contra $31.88 dólares de un alemán y $17.20 de un estadounidense, es probable que Alberto Usobiaga, del CMI, tenga razón cuando afirma que el factor costo laboral es menos significativo de lo que se piensa. La industria alemana es intensiva en uso de capital más que de mano de obra, lo que explica que un fuerte competidor de México por esta inversión sea el sur de Estados Unidos y no las economías latinoamericanas.

- Aún así, el hecho de que 75% de las inversiones hechas en México en 1995 por las grandes compañías alemanas se refieran a expansiones de sus plantas y operaciones matiza, a juicio de Usobiaga, el carácter de intrascendencia con que suele verse a las reinversiones, a la vez que es muestra de la confianza de quienes han estado en el país por muchos años.

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