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Amenaza el estancamiento

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

El ruido de la guerra y la minicrisis cambiaria han distraído la atención sobre el hecho contundente de que la economía mexicana está estancada.

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Los números no mienten: la tasa promedio anual de crecimiento durante los dos años de gobierno de Fox es de 0.30%, ligeramente por debajo que la cifra registrada en la época de Miguel de la Madrid, de 0.33%. Durante la presidencia de Carlos Salinas la economía creció 3.9% anual en promedio y durante el gobierno de Ernesto Zedillo 3.5%.

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En la historia quedó aquel dorado 2000, cuando la meta oficial era crecer 4.5% y se alcanzó 6.68%.

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En 2001 empezó la pesadilla: el deseo gubernamental era que la economía progresara 4.5%, pero el ciclo cerró con una caída de 0.3%. En 2002 el objetivo oficial fue un modesto 1.7%, pero apenas pudo levantar el vuelo a una tasa de 0.9%.

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Para este año las cosas parecen seguir caminando mal. Goldman Sachs acaba de ajustar su pronóstico de desarrollo económico para México de 3% a 2.5%. Igualmente, JP Morgan bajó de plano su estimado sobre el PIB nacional de 3.3% a 2.5%. Este proceso de corrección en las expectativas es muy parecido al observado en 2002.

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Al disiparse la incertidumbre sobre la guerra en Irak puede mejorar el clima de consumo, pero deja aún la incógnita de cómo recuperar el crecimiento. En este sentido, para México es un castigo depender de su vecino del norte.

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¿Qué podemos esperar del gobierno mexicano? Que relaje la política monetaria y empuje a los bancos a prestar.

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¿Cómo puede hacerse? El anuncio del mecanismo de ventas de dólares excedentes de Pemex al mercado cambiario puede lograr que se estabilice el precio del billete verde y, sobre todo, quitarle volatilidad.

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Si esta medida se complementa con la desaparición del clima bélico mundial, el banco central podría flexibilizar las medidas para bajar las tasas interés, de manera que ayuden a combatir la atonía económica.

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Por otro lado, el gobierno debe revisar la posibilidad legal de amortizar bonos IPAB a la banca comercial, con el fin de exacerbar su liquidez, lo que puede obligarla a buscar mecanismos para prestar.

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No hay que olvidar que los grandes bancos viven en gran parte de las inversiones de su liquidez en valores de gobierno y de las “rentas” de los bonos IPAB.

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*El autor es analista de temas económicos y financieros. Comentarios a: editores@expansion.com.mx .

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