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Aprendices de la competencia global

Por el creciente entorno de apertura económica las empresas requieren cuadros universitarios prepar
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

México tiene nueve tratados de libre comercio; otros cinco en lista de espera y está más que puesto para iniciar negociaciones con Japón, Singapur y la Asociación Europea de Libre Comercio (conformada por Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein). De hecho, la movilidad que el país muestra en esos terrenos es tal que el mismo Herminio Blanco, secretario de Comercio y Fomento Industrial, asegura que los negociadores nacionales cuentan con todo el respeto de la comunidad mundial.

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Lo cierto es que en el último lustro México ha experimentado una vertiginosa apertura en materia comercial; una estrategia de libre mercado que alcanzó su clímax en la administración saliente del presidente Ernesto Zedillo. La línea, por lo menos en papel, quedó muy clara: incluir al país en el juego de la globalización, llevarlo a la zona de la competitividad y –¿por qué no?– coquetear con el primer mundo.

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Pero en el terreno de los negocios, entrar a la cancha del libre comercio y pretender un encuentro de poder a poder con, por ejemplo, empresarios de Estados Unidos, Canadá, Francia o Alemania requiere, entre otras cosas, cuadros ejecutivos preparados para ello.

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Algunas universidades nacionales, representadas por sus escuelas de negocios, aseguran que sus planes de estudio tienen los contenidos adecuados para formar a los directivos que las empresas nacionales y extranjeras demandarán en el futuro.

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En algunos casos, sobre todo en el sector de la consultoría, la formación que reciben los jóvenes en las escuelas de negocios no causa insomnio. Y no lo provoca porque, en gran medida, las consultoras desarrollan en su personal las cualidades técnicas y los conocimientos necesarios para moverse y relacionarse en otros mercados del mundo.

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“De entrada nos interesan más sus habilidades personales. Claro, también de entrada descuento el conocimiento amplio del inglés y las habilidades computacionales”, comenta Javier Romero, socio director de Deloitte Consulting.

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Las quejas
Sin embargo, en otros tipos de empresas, es imprescindible la formación universitaria adecuada para el entorno de comercio internacional. En muchos casos surgen quejas por la formación u orientación educativa que los universitarios reciben en las escuelas de negocios.

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A decir de Guillermo Montes, director de recursos humanos del laboratorio Eli Lilly, los egresados de esos institutos de enseñanza requieren de un entendimiento más claro de las necesidades de las empresas globales, nacionales o extranjeras; particularmente a raíz de los acuerdos comerciales que México firmó con otros países. O sea, los futuros ejecutivos o dirigentes de empresa deben absorber todos los conocimientos que sean necesarios para comprender las diferentes dinámicas que ocurren en la vida económica internacional; todas ellas, producto de la diversidad cultural y, por ende, de las variadas formas que los mercados muestran en el mundo.

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“Para nosotros –añade Montes– es muy importante el qué se hace y cómo se hace. Para dar ejemplos de algunos perfiles, puedo decir que el IPADE (Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa) tiene un enfoque al cómo se hace, mientras que el Tec (ITESM, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey) está más dirigido al qué se hace.”

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Lo anterior, precisa el ejecutivo, no significa que las contrataciones de la empresa se limiten a egresados de las dos instituciones antes mencionadas: “Tenemos gente de nivel licenciatura que proviene de un amplio abanico de universidades. Es más, bajo ningún contexto consideramos que nuestras contrataciones deban ser exclusivamente de universidades privadas. Nosotros buscamos las cualidades y habilidades del individuo, más que las características de la universidad. En una evaluación general del sistema de educación superior, tendría que decir que aún falta un esfuerzo mayor en las cuestiones interculturales y en la visión global de sus egresados”.

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¿Qué hacen algunas escuelas de negocio al respecto?, ¿cómo fomentan y desarrollan en sus estudiantes el deseo de conocer, vivir y experimentar el pensamiento y la cultura de otras naciones?, ¿cómo preparan a sus alumnos para que cumplan con el perfil que las empresas necesitan en un contexto de apertura económica?

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“Por nuestra parte –responde Carlos Prieto, rector adjunto de la Escuela Bancaria Comercial (EBC)–, la transformación la iniciamos con el idioma inglés. Antes, no considerábamos ese requisito pero ahora, para conseguir la titulación, es indispensable que nuestros estudiantes dominen esa lengua. También incorporamos a nuestros planes de estudio materias de comercio internacional y promovemos actividades multiculturales en la institución.”

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Además, la EBC tiene convenios internacionales con The Confederation College (Canadá); Institut de Préparation á l’Administration et á la Gestion (Francia); Svendborg Business College (Dinamarca), y Heriot Watt University (Escocia). En todos los casos, los estudiantes pueden realizar algunos de sus cursos en el extranjero. Asimismo, la institución cuenta con cursos de educación continua de doble certificación con la Universidad de Cambridge.

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“Todas las universidades mexicanas –agrega Prieto– estamos en una carrera muy rápida para enfrentar la apertura comercial que hemos tenido. Por ello, debemos mejorar el nivel educativo a escala nacional, pues nuestros estándares de calidad deben equipararse con los de las principales universidades del mundo. En nuestro caso, insisto, prácticamente tuvimos que rehacer nuestros programas de estudio y aún tenemos mucho por hacer en el campo de la educación virtual.”

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¿Y cómo saber si los egresados de las escuelas de negocio están preparados para competir en una economía de libre mercado? Si bien es cierto que algunas instituciones hacen su mejor esfuerzo en la formación de los futuros ejecutivos, también es verdad que los jueces de tal empeño son las empresas que ofrecen las vacantes de empleo.

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Adolfo Medina Haro, socio director de Heidrick & Struggles, una de las principales firmas de headhunters (caza talentos), reconoce que “las universidades han mejorado bastante en los últimos 10 años; han volteado más hacia afuera. De hecho, han desarrollado contactos y han surgido carreras completamente orientadas al comercio exterior”.

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Aclara que la formación universitaria tampoco es una garantía: “Cuando hacemos la búsqueda de un egresado, lo que tratamos de medir es su potencial. Pero no hay una relación directa entre el éxito académico y el profesional. En todo caso, un papel sobresaliente como alumno nos arroja un indicador de actitud, pero no garantiza un desempeño similar en el mundo real”.

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De todos modos, formula una crítica a las universidades porque en lugar de formar líderes se están desgastando en luchas de poder internas y “sólo producen grillos”.

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Aunque el objetivo de las escuelas de negocios es formar universitarios capaces de enfrentar los retos de la apertura comercial, las propias instituciones admiten defectos. Por ejemplo, para Carlos Mota, director de la maestría en Administración del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), el renglón de liderazgo no cubre del todo las exigencias de las compañías. Además, a pesar del énfasis que las universidades mexicanas hacen en el aprendizaje del inglés, “muchos de los estudiantes no se sueltan hablando como las empresas lo necesitan”.

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Y vaya que el aspecto del idioma ocupa un papel principal en los planes de estudio de las escuelas de negocios. El ITAM, por ejemplo, exige para ingresar a sus programas de maestría la aprobación de un examen de inglés (TOEFL, Test of English as a Foreign Language). La institución cuenta con más de 61 intercambios académicos con diferentes universidades del mundo donde la lengua oficial escrita es el inglés. También es miembro de la International Association for Management Education, y participa en el International Management Program.

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“Es importante –comenta Carlos Chávez Solís, director del Programa Master en Dirección de Empresas del IPADE– que los estudiantes entiendan que en el ámbito laboral competirán con empresas de todo el mundo. De ahí que sea relevante desarrollar un programa específico de internacionalización o competitividad internacional. Los alumnos deben pensar globalmente, aunque trabajen localmente. Es todo un cambio de mentalidad.”.

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Para el entrevistado no es suficiente que las universidades ofrezcan vínculos e intercambios con escuelas extranjeras;  “también es muy importante que las instituciones nacionales salgan del país. Nosotros, por ejemplo, ya vamos para el cuarto año de operación en Miami con un programa muy específico de capacitación que iniciamos a petición de Cemex”.

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El avance puma
¿Pero qué hacen las universidades públicas que cuentan con una división de negocios para formar gente capaz de trabajar y sobresalir en una economía de libre mercado? La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), institución que tiene intercambio académico con más de 120 universidades en el extranjero, programas de movilidad estudiantil y videoconferencias completamente en inglés con profesores de la Universidad de Harvard, encontró la respuesta en un nuevo plan de estudios.

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“Es un plan más flexible que el anterior –explica Adrián Méndez Salvatorio, responsable de la carrera de Administración y director del Programa Emprendedores de la UNAM– porque cuenta con siete materias optativas que el alumno puede cursar en México o en el extranjero. Para ingresar a nuestros programas de movilidad, los estudiantes sólo deben cumplir con tres requisitos: que sean aceptados por la institución extranjera, que hablen inglés y que tengan un promedio de nueve de calificación, por lo menos.”

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Consultado sobre la razón de porqué muchas empresas prefieren contratar egresados de instituciones privadas o extranjeras Méndez responde: “Eso es un error y un mito. Para el caso específico de la Facultad de Contaduría, debo decir que nuestros egresados no tienen ese problema porque están muy bien preparados. Lo que sí acepto es que nos falta promover nuestros logros y resultados, por un lado. Y, por el otro, comunicarnos más con las empresas y principales headhunters para que conozcan y prueben la capacidad de nuestros alumnos. Sólo pedimos una oportunidad.”

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La supuesta discriminación que sufren los egresados de algunas escuelas no se limita al cosmos de las instituciones públicas. De hecho, las instituciones privadas también acusan a las empresas, sobre todo a las multinacionales, de privilegiar en los puestos de alta dirección a los ex alumnos de universidades extranjeras. Los retos que trajo consigo la apertura comercial de México,  opina Mota, también pueden superarse con egresados nacionales.

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“Hay algún tema de malinchismo –expresa el director de la maestría en Administración del ITAM-. A pesar de que los conocimientos están estandarizados, puedo decir que en las compañías existe una inercia que favorece a las universidades extranjeras. Para determinados puestos, las empresas prefieren incurrir en todos los gastos que implica la contratación de un egresado extranjero antes que apostarle a un egresado nacional.”

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“La falla –justifica– está en el sistema en su conjunto. Primero, las empresas no están siendo lo suficientemente formales en sus procesos de contratación de personas con características internacionales. Segundo, los alumnos no están muy conscientes de cómo deben manejar su carrera y, tercero, no existe una masa crítica de escuelas que estén trabajando en una dinámica de clase mundial.” 

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Por su parte, Jaime Alonso Gómez Aguirre, director de la Escuela de Graduados en Administración y Dirección de Empresas del ITESM, opina: “Tenemos que mejorar mucho nuestra vinculación con empresas multinacionales para que realicen procesos de reclutamiento. Nosotros la tenemos de manera informal, pero debemos formalizarla. Por ejemplo, para alumnos de posgrado, actualmente tenemos estancias empresariales en 20 países. También nuestros profesores pasan seis semanas al año impartiendo cursos fuera de México y contamos con una maestría llamada International Management for Latin American Managers. Todo, para incrementar la competitividad y el valor de nuestros egresados en el mercado.”

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Respuestas rápidas
Sin duda alguna, las escuelas de negocio deben estar conscientes del significado que la apertura comercial tiene para el país. Incluso, su obligación es interpretar y actuar en consecuencia ante los acuerdos que los socios comerciales de México firmen con otras naciones: “Estados Unidos firmó un tratado con China y eso tendrá un impacto muy importante para México. Por ello debemos desarrollar rápidamente nuestros conocimientos y procesos académicos en Asia”, agrega Gómez.

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La apertura comercial de México tiene efectos sustanciales para la industria nacional. De ahí que una comunicación estrecha y el intercambio de ideas entre compañías e instituciones académicas serán de suma relevancia para formar egresados con la capacidad de enfrentar los retos que la globalización y el libre mercado imponen a las empresas.

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“La vinculación con el empresariado es muy importante, pues sólo así se conocen sus reales necesidades. Nosotros estamos conscientes de esa situación. De hecho, nuestra universidad es socia de Normex, lo que antes eran los laboratorios de fomento industrial, y estamos certificando una serie de normas y productos que tienen que ver con importaciones y exportaciones donde varios de nuestros alumnos colaboran”, expresa Jorge Ortega Martínez, presidente del patronato de la Universidad del Valle de México (UVM).

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“Es urgente –agrega– que las universidades redoblen sus esfuerzos de vinculación empresarial. Sobre todo, en aspectos de comercio internacional. Pero es más urgente que todos los contenidos de las materias, sin importar la carrera en estudio, contengan respuestas para enfrentar la globalización. Nosotros lo hacemos, ahí está nuestro programa American International College of Mexico, donde todas las clases son en inglés y nuestros alumnos obtienen una acreditación del Miami-Dade Community College. Sin embargo, el país tiene una dinámica que exige una mayor respuesta universitaria. Es un hecho, falta mucho por hacer.”

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