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Bálsamos económicos

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

No obstante que nuestra posición respecto del, pareciera ser, eterno debate sobre si el tipo de cambio se encuentra o no en el nivel adecuado, concuerda con la de Hacienda, en cuanto a que el mercado debiera hacer los ajustes; vale la pena hacer algunas consideraciones, a la luz de la información del tercer trimestre del año. Las principales variables económicas siguen mostrando un positivo comportamiento, de tal suerte que pareciera cada vez más cercano el hecho de que el país alcanzará el grado de inversión en muy poco tiempo.

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Pero si hacemos una revisión de la información financiera trimestral que entregaron las empresas a la BMV, se observan dos detalles importantes. Por una parte, las ventas totales muestran una ligerísima contracción. Esto podría atribuirse a que la economía empieza a responder a la política restrictiva del Banco Central, pero la información del crecimiento de la economía para el tercer trimestre lo desmiente. El problema radica en que las ventas de exportación muestran una contracción superior a 5%. Uno pudiera pensar que la demanda interna, usualmente con mejores márgenes, absorbió estas ventas de manera natural, pero los márgenes también se contrajeron. En los grandes grupos industriales, tradicionalmente de elevados índices de exportación, las ventas de exportación cayeron más de 10%. La deuda denominada en moneda extranjera en este sector es de 58% del total de los pasivos.

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La inferencia inmediata es que el nivel del tipo de cambio empieza a representar un, hasta este momento, pequeño obstáculo para las ventas manufactureras al exterior.

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Este asunto no se puede resolver por una decisión administrativa. El nivel del tipo de cambio ha servido como un elemento estabilizador de la tasa de crecimiento de los precios de los bienes comerciables. Pero el costo se empieza a reflejar en el incremento de la vulnerabilidad de algunos sectores ante posibles tropiezos, en el tipo de cambio o en el crecimiento de la economía, doméstica o mundial.

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No es la primera vez que enfrentamos una situación de riesgo en las empresas y aparente salud en todos lo demás indicadores económicos, pero sí será la primera vez que lo hagamos con el esquema cambiario en plena libertad.

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Las condiciones favorables nos vuelven a llevar a una enfermedad en la cual tengo que crecer, pero si crezco, me “inflo” y mi moneda se debilita. Debemos pedir que los cambios regulatorios permitan incrementar la productividad, que es el bálsamo para esta rara enfermedad de marcadísima recurrencia.

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No existe el tipo de cambio “ideal”, pero sí tenemos que lograr que las expectativas de riesgo y rendimiento del país permitan que continuemos creciendo sin que el chipote nos aparezca en el peso o en los precios.

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Ya se que no está nada fácil, pero sí se puede. Pregúntenle a un tal señor Greenspan..

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El autor es director de análisis de Casa de Bolsa Bancomer

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