Candil de la calle
Celosos vigilantes del exacto desempeño del sereno en su ejercicio cotidiano de encender la trementina del farolito que alumbra apenas la calle desierta, algunos empresarios no se dan cuenta que ni velas de cebo hay en sus casas...
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Mientras la Coparmex, por ejemplo, lanza diatribas y consignas al vuelo en reclamo de profundizar la reforma política, cerrándole las veredas pendientes a los mapaches electorales, le niega al Consejo Coordinador Empresarial la posibilidad de extender el padrón de votantes para elegir al presidente, es decir 70 en lugar de siete.
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Que se haga la democracia...
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Y en tanto la Concanaco reclama transparencia total en los procesos electorales, para evitar los vergonzosos éxodos de inconformes con el resultado, hete aquí que pese a la orden del IFE, que diga de la Secretaría de Comercio, le impidió votar a las Cámaras que no iban a apoyar al candidato oficial, a la postre el vencedor en la raquítica contabilidad de sufragios.
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Convertido en el José Woldemberg de la jornada, el secretario Herminio Blanco había apelado a las reglas del IFE, es decir a la Ley de las Cámaras Empresariales y sus Confederaciones, para abrir el ostión que había cerrado, al estilo Roberto Madrazo, el presidente saliente de la cúpula comercial, Armando Araujo, es decir darle acceso a todos los posibles votantes, hayan o no pagado sus cuotas...
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Y ahora no me vengan con un gobierno paralelo, ni con plantones ante el Tribunal Federal Electoral.
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Es más, mueran las concertacesiones...
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Y mientras se critica con acidez la que sería triple intentona de Cuauhtémoc Cárdenas por alcanzar la Presidencia de la República, hete aquí que el ex presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, Claudio X. González, jura que la segunda será la vencida en su obsesión por llegar a la silla del Consejo Coordinador Empresarial.
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Ahora que si en Los Pinos se pronuncian largos discursos en elogio de la estabilidad macroeconómica del país, que aleja por primera vez desde la docena trágica –así le dicen al mandato Echeverría-López Portillo– el peligro de crisis de fin de sexenio...
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...desde otro ángulo se pugna por la dolarización, en temor de una nueva devaluación como la que inauguró el ejercicio actual, escondiendo la ausencia de confianza en una ruleta de maravillas: la caída de la inflación a niveles internacionales; la llegada de tasas de interés manejables, y por ende el regresar de las ventanillas de crédito; la reducción drástica del pago de réditos por la deuda interna...
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Por otro lado, mientras el discurso empresarial habla de unidad y concordia entre los mexicanos para avanzar, juntos, en la construcción de un escenario de justicia frente al nuevo milenio, por debajo de la mesa se deslizan acres críticas contra el vicepresidente del grupo cervecero Modelo, Juan Sánchez Navarro, por haber convidado a su tradicional desayuno mensual bajo un marco plural, a tres enviados del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en viaje de promoción para la consulta ciudadana sobre derechos indígenas.
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Y muera la Comisión Federal de Telecomunicaciones por imponerle, ¡válgame Dios!, un escenario de tarifas al alza a Teléfonos de México, según ello para equilibrar la competencia, y viva la Secretaría de Comercio por acabar con el último precio controlado que quedaba en la canasta: las tortillas.
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Y muera la Comisión Federal de Competencia por oponerse al libre juego, incluidas imposición de tarifas altas en rutas no competidas; reducción de comisiones a sus intermediarias; cerrados de recorridos no suficientemente costeables... en que debe desarrollarse Cintra, la controladora de Aeroméxico, Mexicana de Aviación, Aerolitoral, Aerocaribe y Aerocozumel, y viva la Secretaría de Energía por decidirse al fin a deshacer el monopolio de Estado que representa la Comisión Federal de Electricidad.
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Y mueran los subsidios que representan una grave distorsión económica para el país, pero por favor dénselos en forma de quitas a la sobrevivencia de Taesa.
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¿De aquí para acá democráticos...?