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Clotilde, vidente

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Es probable que imaginar escenarios para el futuro no tenga ninguna utilidad, ni siquiera la de moderar la incomodidad que produce la incertidumbre. Pero, al menos, es divertido.

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A sólo unos días de las elecciones federales y locales del 6 de julio, a Clotilde entre bromas y veras le ha dado por oficiar como vidente. Desbocada la imaginación, Clotilde dibuja escenarios para México que se antojan fantásticos o terroríficos, hilarantes o trágicos. La que sigue es sólo una muestra de sus calenturientas especulaciones sobre el futuro de México.

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Escenario 1: El modelo chileno. En esta eventualidad, dice Clotilde, México avanza con paso decidido tras las huellas del modelo de Chile. Esto significa que en unos tres años tendremos como gobernante a un Salvador Allende local que dividirá a la sociedad, después sufriremos un golpe de Estado (presuntamente justificado por la ingobernabilidad del país y el desorden causado por una “izquierda” reaccionaria y nostálgica) para concluir, cerca del año 2015, con una transición a la democracia.

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Escenario 2: No me ayudes, com­padre. Ante el aparente avance de Cuauhtémoc Cárdenas en la carrera tras el gobierno del Distrito Federal, el PRI decide aplicar un recurso desesperado: convence a Carlos Salinas de Gortari para que se pronuncie pública y enfáticamente a favor del ingeniero Cárdenas. De inmediato, la popularidad del hijo del general Cárdenas se desploma. Clotilde admite que el resultado podría ser el inverso dada la irracionalidad de la masa electoral y en lugar de que Cárdenas pierda terreno, este apoyo salinista lava cualquier culpa real o imaginaria del ex presidente. Si a Cárdenas todo se le perdona, razona Clotilde, podría ser que tanta indulgencia colectiva beneficie también al villano favorito.

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Escenario 3: El hijo pródigo. El triunfalismo prematuro hace caer al ingeniero Cárdenas y a su partido en errores fatales. Por ejemplo, el ingeniero decide, para cerrar su campaña, vestirse de charro y entrar a caballo en el zócalo de la Ciudad de México. El caballo “repara”, el ingeniero cae. Como resultado del accidente el candidato del PRD sufre amnesia parcial: olvida todo lo sucedido después de 1987. Gana las elecciones, pero se proclama priísta de toda la vida. Hum­berto Roque Villanueva, astuto, proclama el triunfo del ingeniero Cárdenas como el “auténtico” representante del PRI. Del Mazo recibe la oferta de ser embajador en Nueva Zelanda y acepta gustoso. Castillo Peraza aparece en la televisión diciendo: “Se los dije...” La mayoría de los dirigentes del PRD recapacitan oportunamente y desempolvan sus viejas credenciales del PRI.

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Escenario 4: Voy viviendo ya de tus mentiras. El ingeniero Cárdenas gana la elección para el gobierno del Distrito Federal. La capital del país tiene durante tres años un gobernante “víctima” que vive quejándose de que el gobierno federal no le da dinero y no le permite gobernar. El ingeniero Cárdenas hace un plantón permanente en el anillo periférico y despacha desde una tienda de campaña. Por supuesto, se postula como candidato para la Presidencia de la República 2000-2006. Gana de nuevo la elección. Ahora se proclama “víctima” permanente de la arrogancia del “neoliberalismo” mundial que no quiere condonar la deuda externa de México. Caos, hiperinflación, miseria. En las siguientes elecciones se disputan la Presidencia un indocu­mentado condenado a muerte en los Estados Unidos (y absuelto en el último minuto), Paco Stanley, Gloria Trevi y Jorge Campos.

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Escenario 5: El más probable. Clotilde, aterrorizada por sus propias lucubraciones, decide hacer un voto de perpetuo silencio e ingresa a un convento de clausura.

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