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Club de vinos

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Es indudable que, día a día, en México se incrementa el interés por conocer mejor a los vinos de mesa. Si bien antaño el consumo de "golosinas líquidas" (como Emile Peynaud, afamado enólogo francés, llamó al vino) estaba reservado únicamente a un reducido sector de mexicanos (que de la mesurada degustación de estos néctares obtenían un gran deleite anímico y corporal), hogaño ha crecido el porcentaje de quienes acompañan con vino sus comidas y cenas, alcanzando de esta manera un gran placer palatal, a más de que, por sus componentes químicos, el vino proporciona, cuando es bebido con sobriedad, efectos saludables sobre el organismo humano.

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Para fundamentar esta opinión de que el vino de mesa (especialmente el tinto) posee cualidades saludables, baste recordar que en infinidad de investigaciones médicas ha quedado demostrado que quienes beben, con regularidad y moderación, vino en sus comidas están menos expuestos, en comparación con los abstemios, a padecer enfermedades cardíacas.

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Los fatídicos "tragos largos". El incremento en México del consumo del vino de mesa ha sido, pues, considerable. De aquella raquítica y risible cifra de menos de un cuarto de litro anual per cápita -como necesario punto de comparación habría que mencionar que en España, Francia, Portugal e Italia, por sólo mencionar a las naciones de mayor producción y consumo, la ingestión oscila alrededor de los 100 litros anuales per cápita-, se calcula que se ha pasado a 400 o 500 centímetros cúbicos. Ello significa una sensible mejoría en el gusto por acompañar alimentos con bebidas naturales y saludables y no con los fatídicos "tragos largos" (hechos a base de refresco de cola mezclado con ron o con brandy, o bien whisky acompañado con agua mineral, o vodka con agua quina).

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Este creciente interés por conocer, de manera más amplia y pormenorizada, aspectos de la enología, le debe mucho a la existencia de diversos clubes de enófilos De éstos, por su antigüedad, por su prestigio y por la labor que ha venido realizando desde su inicio, puede mencionarse el Club del Gourmet, Vinos de Gran Clase, fundado en 1989 por Juan Ignacio Torreblanca, entusiasta promotor de los buenos vinos de mesa.

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Gracias al conocimiento de este enófilo sobre las maneras para promover el consumo de caldos, en ese año logró reunir a varias personas deseosas de disfrutar de la cultura del vino. Tras infinidad de gestiones burocráticas y trámites oficiales, pudo dar inicio a una compleja serie de actividades que cristalizaron en un centro educativo, cuya sede se ubica en la avenida de los Insurgentes, al sur del Distrito Federal. Ahí se llevan a cabo cursos y degustaciones que pretenden dar a conocer la variada y fascinante cultura enológica.

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Uno de los aspectos más interesantes de esta cofradía es el servicio que proporciona a sus miembros. Con un boletín mensual a los socios les comunica la "ficha técnica" de un determinado caldo -generalmente francés, italiano o español, aunque también se informa sobre los mexicanos- que fue elegido por los directivos como vino del mes.

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Con regular frecuencia, el Club del Gourmet brinda a los registrados degustaciones gastronómicas y enológicas en diversos restaurantes capitalinos. Así, incrementa el conocimiento de vinos y platillos, depurando el placer que se obtiene al probar sabrosos guisos y finos caldos.

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A nivel de la industria, esta asociación brinda cursos al personal de servicio de los restaurantes. El fin es orientar los para que de la manera más adecuada puedan sugerir a los comensales acompañar sus platillos con el vino indicado.

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Pero el Club del Gourmet todavía va más lejos, pues en diversos feudos gastronómicos ha instalado máquinas despachadoras de vino por copa. Se trata de un mecanismo capaz de servir caldos de gran finura, adecuado sobre todo para aquellos que sólo desean beber una o dos copas y que no quieren gastar mucho para satisfacer su gusto. Después del servicio, la botella es inyectada con nitrógeno, que es un gas inerte que no afecta la calidad del resto del producto y lo mantiene por cierto tiempo en óptimas condiciones.

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La labor realizada por Torreblanca ha rendido magníficos frutos, pues el número de asociados ha crecido de manera interesante. Todas las actividades del Club del Gourmet demuestran que en México existe un público ávido por cultivarse en materia enológica y en asociaciones como ésta han logrado canalizar sus inquietudes.

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El autor es miembro fundador de la Asociación Mexicana de Cata, AC y de la agrupación enológica Les Amies du Vin (capítulo México) autor de los libros Crónicas gastronómicas I y El libro del vino.

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