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Comer en la Condesa

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Comer en la capitalina colonia Condesa está de moda, desde que algunos pintores, escultores y escritores comenzaron a vivir ahí, y trasladaron su arte a las paredes y menús de los restaurantes-galerías que han abierto en la zona.

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Allí se puede escuchar música en inglés o canciones de Agustín Lara. También observar fotografías de mujeres adornadas al estilo de -Tacones Lejanos. Se escuchan conversaciones frívolas o eruditas. Se puede ser joven y hermoso, o todo lo contrario. Comer y pensar, o sólo pensar en comer.

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Lola Romero, gerente de la Fonda Garufa, "el primer restaurante que se puso de moda en la Condesa", asegura que a partir de su "muchos han querido hacer lo mismo", sin embargo no todos han tenido el mismo éxito.

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El secreto de la Garufa, además "de su buena cocina" -dice Romero- es que es un lugar "bastante informal". No está "todo el tiempo un mesero cambiándote el cenicero, ni presionándote para que consumas más".

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Quizá esto sucede porque quienes sirven las mesas de la Garufa son en su mayoría estudiantes de fotografía, pintura, escultura, o algo más relacionado con la expresión artística.

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La comida del restaurante ubicado en la calle de Michoacán, es italiana y argentina. Ofrece buenas carnes y pastas a precios razonables. La arrachera -un corte de carne acompañado de ensalada, cebollitas y chiles toreados- cuesta N$40 nuevos pesos; la pasta más cara -con salmón y queso crema- N$35 nuevos pesos.

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Otro de los sitios de moda para comer en la colonia Condesa es -el Vucciria, pequeño local de amplios ventanales, antes consultorio dental, y ubicado frente al parque México.

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En este restaurante -asegura Sergio Hernández, uno de sus propietarios- se sirve "cocina cien por ciento italiana". No casera sino un poco mas sofisticada; más bien -"italoneoyorquina".

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Hernández cuenta que cuando estudiaba diseño en el - Fashion Institute of Technology de Nueva York, también trabajaba de mesero y cocinero en restaurantes italianos. Después de saborear un - spaguetti alla pescatora de N$35 nuevos pesos, se puede comprobar que a Hernández le hicieron bien los años de práctica en Nueva York.

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Además de la deleitante variedad de platillos que se sirven en la Garufa y el -Vucciria, éstos dos sitios también ofrecen el placer estético de obras plásticas que se exponen y dan vida a las paredes de sus interiores. No son siempre las mismas pinturas o fotografías las que se exhiben, sino que cambian a menudo.

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Comida corrida y fina. En la Condesa, hay muchas otras opciones para comer, que no son tan famosas, aunque no por eso menos dignas. Atrás del edificio de la Secretaría de Comercio se encuentra la pequeña calle de Cosala. Ahí se ubica -Camporosso, un restaurante que apenas cuenta con ocho mesas, pero donde se sirven platillos a la altura del más exigente paladar.

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En Camporosso el menú varía todos los días. "Es como comida corrida fina", considera una asidua visitante del lugar. Un día, de la carta se puede escoger, por ejemplo, arroz al vino tinto, ensalada, pechuga a la plancha, crepas de chocolate y café. Todo por tan sólo N$20 nuevos pesos.

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Garufa, Vucciria y Camporosso, son semejantes por sus decorados, pero además porque ofrecen deliciosos platillos internacionales, elaborados por cocineros mexicanos.

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En el Vucciria, al igual que el dueño, el cocinero Jaime Navarrete adquirió experiencia en Nueva York. En la Garufa la comida está preparada básicamente por la familia Sánchez. Según Romero, conforme el lugar empezó a crecer se necesitó más gente y así fue como la cocina se llenó con -los hijos de Sánchez".

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La más peculiar de todas, sin duda, es la cocina de -Camporosso, manejada por su dueña, Araceli Rivera. Aunque no practicó en Nueva York, como todo el mundo le decía que cocinaba muy bien un día decidió abrir la puerta de su casa para "empezar a cobrar, en vez de darle de comer a puros gorrones".

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El suyo, dice Rivera, es un restaurante destinado al ejecutivo medio que trabaja. Por eso únicamente abre de lunes a viernes a la hora de la comida.

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Pero eso sí, ella no cocina para cualquiera, sino sólo para -"gente con intelecto y cultura. Para quien le gusta la lectura, la música y la pintura. Para burros -aclara- ni me molesto".

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