Compromiso con México
A casi un año de haber regresado de la escuela de negocios de Harvard, Eduardo Acuña no puede evitar aconsejar a quienes se van: “Es importante que los que pueden irse a estudiar una maestría en administración tengan la conciencia de que son privilegiados y vean la posibilidad de regresar para aplicar en su país lo que aprendieron.” Y es que de los 17 mexicanos que estuvieron en su generación sólo retornaron a trabajar a México tres, contándolo a él.
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Antes de comenzar el programa ya tenía planeado volver para ejercer como servidor público. Eso significó dejar McKinsey, consultora en la que se desempeñó por tres años luego de terminar la carrera de economía en el ITAM. “Me gusta el impacto que puede tener tu trabajo en la vida de los demás”, afirma. Su intención de estudiar en Harvard era obtener conocimientos para ser un buen administrador de los recursos públicos y líder en un sector no lucrativo. Su vocación la tenía tan clara que al mismo tiempo de estudiar la maestría en administración de empresas cursó otra en políticas públicas. Su actual jefe, a quien no conocía y era egresado de la misma escuela, le ofreció integrarse a una nueva área en la Secretaría de Desarrollo Social como director adjunto de Análisis de Programas Sociales.
Acuña aprecia haber aprendido a pensar y a resolver problemas de manera práctica, a presentar soluciones de forma elocuente y a tomar decisiones rápidas. Su mentalidad también cambió: “Mi forma de pensar es más abierta, soy más tolerante, tengo un mayor orden de ideas, tiendo a analizar un problema desde distintos ángulos y cuestiono más sus causas.”
Además del ideal de abatir la pobreza que azota a nuestro país, Acuña tiene otro sueño que piensa realizar, sin dejar su actividad actual: instalar una empresa.