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Convertibilidad monetaria <br>¿Nuestro

¿Le convendría al país adoptar el dólar como moneda y olvidarse, definitivamente, del archideval
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

En este debate, es raro encontrar posiciones intermedias: o se está a favor -o se está en contra. Los partidarios de eliminar el peso y adoptar el dólar -como moneda de uso corriente en México presentan un futuro promisorio con -inflación mínima, bajas tasas de interés y alto crecimiento económico. Los -opositores a la aplicación inmediata de este modelo vaticinan un aumento -alarmante en el desempleo, una mayor pauperización de México e incluso hablan -de “entregar” el país a Estados Unidos.

- ¿Quién tiene razón? Por el momento, no existen estudios concluyentes con -modelos econométricos que muestren de forma clara los efectos reales que -acarrearía emprender tal medida y, así, determinar la razón que ostenta una u -otra posición. Sólo queda, pues, confrontar los argumentos de cada bando.

- Desde la última devaluación del peso –de 22%– debida a la crisis global -y la publicación el 28 de septiembre en The Wall Street Journal acerca -de que el gobierno mexicano estaría evaluando el establecimiento de un consejo -monetario –información inmediatamente desmentida por las autoridades–, en -las últimas semanas han proliferado los pronunciamientos acerca de esta -cuestión.

- Para muestra están los discursos políticos de Vicente Fox, posible -candidato por el PAN a la presidencia de la república, quien ha manifestado -que, en caso de llegar al poder, implantaría la “dolarización”. También -están los epítetos incendiarios, como el de Ricardo Salinas Pliego, presidente -de Grupo Elektra y TV Azteca, quien calificó al peso de “porquería” –adjetivo -del que tuvo que desdecirse un día después–. O bien, las recientes -declaraciones de Alfonso Romo Garza, para quien la única manera de “bajar el -costo del dinero y beneficiar a miles de mexicanos y pequeños empresarios es -evaluar con seriedad la posibilidad de que México participe en una unión -monetaria”.

- Entretanto, los sondeos realizados por diferentes medios de comunicación -reflejan que la mayoría de la población mexicana estaría a favor de remplazar -sus devaluados pesos por verdes dólares. Pero, seamos sinceros: si un -encuestador le aborda en la calle y le dispara “¿Qué prefiere? ¿Ganar en -pesos o en dólares?”, lo más probable es que se incline por la segunda -opción. Lo que estos sondeos no toman en cuenta son las implicaciones que ello -acarrearía para el buen funcionamiento de la economía del país.

- Son tan prolíficas las declaraciones y pronunciamientos favorables a esta -opción que incluso el presidente Ernesto Zedillo tuvo que tomar cartas en el -asunto y declarar que su gobierno jamás aceptará desaparecer el peso o -modificar la actual política cambiaria de tipo flotante.

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- Entonces, puesto que por ahora la dolarización es un simple modelo teórico -de imposible aplicación práctica en el corto plazo, lo mejor será dejar el -debate en manos de los que más deberían saber acerca de estos temas, es decir, -los economistas.

- - ¿UN MÉXICO DOLARIZADO?
-“Debemos aislarnos de la incertidumbre y la mala reputación que nos hemos -ganado: tenemos que renunciar al peso y colgarnos del dólar”, afirma Raymundo -Winkler, director general del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado -(CEESP), el organismo dependiente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).

- El documento que hace un mes y medio publicó el CEESP, Propuesta de -adopción en México de un nuevo régimen monetario , ha servido de mecha -para incendiar los foros nacionales de discusión. Sin embargo, más que aportar -cifras reveladoras, funge como una declaración de principios a favor de la -dolarización, aunque también, de pasada, cite algunas de sus desventajas.

- Para Winkler, la lógica es sencilla: según los cálculos del CEESP, de 1970 -a la fecha México ha experimentado una inflación acumulada de... 254,691%. -Durante ese mismo periodo, la devaluación de su moneda ha sobrepasado... -81,000%. Es difícil encontrar adjetivos para calificar tal marasmo.

- Según Manuel Sánchez, director de Análisis de Grupo Financiero Bancomer, -existen evidencias empíricas para afirmar que, si durante los últimos 25 años -las autoridades hubiesen mantenido la inflación a niveles de 6%, el PIB per -cápita de México habría sido 40% superior al actual y se tendría un mejor -nivel de ingreso por habitante que el que actualmente se registra en Chile.

- Visto esto, lo natural es que muchos economistas se planteen si sería -necesario seguir remando en los mercados con pesos debiluchos en lugar de -navegar respaldados en una moneda fuerte y de probada eficacia como el dólar, -cuya adopción inmediatamente abatiría los actuales niveles de inflación.

- Para los defensores de este esquema, la aceptación en México de la divisa -estadounidense redundaría en enormes beneficios que pueden ser todos resumidos -en un solo concepto: credibilidad. Y esta, a su vez, está ligada a otro -espejismo: la estabilidad. Al no estar sujeto a los vaivenes del peso, México -conseguiría una inflación similar a la de Estados Unidos (1.5% anual), lo que -impactaría en las tasas de interés que, al no estar ligadas al riesgo por -inestabilidad cambiaria, disminuirían drásticamente hasta emparejarse con las -muy competitivas tasas estadounidenses.

- Esto, según los mismos supuestos, repercutiría en una mayor atracción de -capitales foráneos, un mayor crecimiento económico interno derivado de un -aumento de la inversión y un incremento de las posibilidades de endeudamiento -para la mayoría de la población, además de garantizar el poder adquisitivo de -los salarios.

- ¿Y de qué forma se instrumentaría? Existen dos opciones: el consejo -monetario o la unión monetaria. El primero –ya adoptado con el dólar en -Argentina y Hong Kong (ver recuadros) y con el marco alemán en Bulgaria, -Bosnia-Herzegovina, Estonia y Lituania–, funciona bajo el esquema de -establecer un monto mínimo de reservas en dólares y, a partir de ahí, -determinar una paridad fija entre el dólar y el peso. Luego se crea una caja de -convertibilidad, según la cual por cada dólar que entra a México se pone en -circulación en el mercado un número de pesos equivalentes y, viceversa, por -cada dólar que sale del país se retira su equivalente en pesos.

- Por el otro lado, la unión monetaria funcionaría igual que un Tratado de -Libre Comercio, con el que México asume el dólar como moneda de cambio -mediante un compromiso inamovible.

- El resultado es el mismo, en ambos casos: el Banco de México deja de tener -responsabilidad en los designios de la política monetaria del país. Lo que -diferencia al consejo de la unión monetaria es que es revocable en cualquier -momento, en tanto que la segunda da mayores garantías de mantenimiento a largo -plazo y, por lo tanto, es factor de mayor credibilidad. Por eso, todos aquellos -que pugnan a favor de una dolarización de México, se muestran más proclives a -este segundo esquema.

- La unión monetaria es, además, un término muy en boga en estos tiempos de -globalización y consolidación de bloques regionales. La Unión Europea -lanzará su moneda única, el euro, a principios de 1999. Así pues, los adeptos -al dólar argumentan a su favor que los mercados exigen cada vez menos -monedas... pero más fuertes.

- La propuesta de Winkler tiene también a su favor la opinión de economistas -de prestigio mundial tales como Rudiger Dornbusch, del Massachussets Institute -of Technology (MIT) –ver entrevista en página 26–, o Steven Hanke, ex -asesor económico de la Casa Blanca. Todos ellos se apoyan en los ejemplos de -Argentina y Hong Kong, los cuales han mostrado una mayor estabilidad cambiaria -frente a las crisis regionales, para ilustrar lo acertado de sus -recomendaciones.

- “Adoptar el dólar es quitar el control de una cosa tan importante como la -política cambiaria a un grupo de irresponsables. Históricamente, Estados -Unidos ha demostrado más responsabilidad que México en estas cuestiones”, -dice José Romero, profesor investigador del Centro de Estudios Económicos del -Colegio de México.

- Según él, todo el problema radica en quitar de las manos de los actuales -dirigentes mexicanos los instrumentos de política monetaria. “No importa a -qué partido pertenezcan: no hay gente suficientemente responsable para manejar -el peso. Además, el papel que hoy desempeña el dólar es muy parecido al -patrón oro de tiempo atrás. ¿Por qué no adoptarlo para tener mejores -garantías de estabilidad?”

- - LAS VOCES ESCÉPTICAS
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¿Cuáles son los argumentos de quienes rechazan la dolarización? “Todos -buscamos la estabilidad cambiaria y económica. La diferencia radica en los -métodos para lograr ese objetivo y, en ese sentido, no creemos que el consejo -monetario o la unión monetaria sean, ni hoy ni en un futuro previsible, una -alternativa viable para nuestro país. El actual régimen de tipo de cambio -flotante es el que nos conviene: es flexible, puede amortiguar los golpes y -proporciona mayores elementos de política económica”, comenta Marco -Provencio, vocero de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, quien -considera que todo este debate es “ocioso”.

- Provencio expone varias razones por las cuales no sería conveniente que -México se “enganche” al dólar. La primera es que con la adopción del -dólar no se acabaría con la inflación: “Seguiría habiendo una inercia -inflacionaria, porque hay factores en una economía que no se detienen de tajo -mediante una decisión de este tipo. Además, por movimientos en los términos -de intercambio, el país que fija su moneda a otra puede experimentar una -apreciación real de la moneda que restaría competitividad al aparato -productivo.”

- Juan Carlos Orozco y Alejandro Castillo, ambos economistas y editores de la -publicación Tendencias Económicas y Financieras (TEF), tampoco creen -que este esquema garantice una mayor estabilidad para el país. Según ellos, la -adopción del dólar no redundaría, necesariamente, en menores tasas de -interés: “Si los rendimientos a las inversiones se equiparan a las de Estados -Unidos, ¿por qué vendría el capital a México? ¿Cuál sería el atractivo -del país frente a otras naciones emergentes que ofrezcan tasas superiores a -30%?”

- Otro problema, en caso de adoptar el esquema de un consejo monetario, sería -cómo determinar la cantidad de reservas en dólares que México necesita para -respaldar su emisión de moneda. Según los funcionarios de Banco de México -consultados, se trataría de un cálculo subjetivo y de enorme riesgo: “El -país no puede destinar el total de sus reservas a la cobertura de billetes y -monedas. Si sucediera algo grave, simplemente nos quedaríamos en cero, pues no -existen cantidades de divisas suficientes para respaldar una contingencia -severa.”

- “Además, las reservas que tenemos no se obtienen de un saldo superavitario -en la balanza comercial –interviene Orozco–, es decir, de una mayor -fortaleza económica de México frente a Estados Unidos. Los dólares que hay -son fruto de endeudamiento y de inversión especulativa, algo inconsistente para -respaldar un consejo monetario.”

- Una desventaja más, explican en Hacienda y Banco de México, sería que, con -la adopción tanto de un consejo como de una unión monetaria, desaparecería la -figura del banco central como garante global del sistema financiero. Su función -quedaría reducida a cenizas y los bancos comerciales, auguran, tendrían la -obligación de autorregularse.

- “No podemos pedirle a alguien que está enfermo, que acaba de salir de -terapia intensiva, que se cuide solo”, dicen en referencia al todavía -convaleciente sistema financiero mexicano. “Con la adopción del dólar –explica -Provencio–, Banxico perdería su función de prestamista de última instancia, -lo cual puede poner al sistema financiero en un riesgo muy grande. Y es un -factor que, a su vez, resta credibilidad al país.”

- Está claro, entonces, que México perdería su soberanía monetaria en favor -de la Reserva Federal. Si bien esto está lejos de representar un inconveniente -para los defensores de la dolarización, también plantea otra pregunta: ¿Una -pérdida de soberanía monetaria implicaría una merma real en la soberanía -política del país? “Es casi como ceder México a Estados Unidos”, comentan -Orozco y Castillo. “Quien habla de establecer una unión monetaria en México, -¿está también pensando en una unidad política con Estados Unidos y Canadá? -¿Está pensando en una unidad en materia política de defensa o de relaciones -exteriores como en Europa? Nosotros ciertamente no”, comenta Provencio.

- “No se trata de entregar la nación: si pudiéramos quitarnos las -telarañas ideológicas y nacionaleras, adoptaríamos un régimen monetario que -sería de gran utilidad para el pueblo”, se defiende Winkler, quien no duda en -tachar de “izquierdistas” a todos aquellos que arguyen la defensa de la -soberanía política para invalidar la adopción del dólar.

- Con relación a esta cuestión, el vocero de Hacienda destaca que México -quedaría además totalmente atado a los ciclos económicos de Estados Unidos, -por lo que perdería la posibilidad de actuar por su propia cuenta en caso de -recesión en el país vecino. Pero ¿qué importancia real tendría esto cuando -más de 90% de la actividad económica de México está ligada a la de Estados -Unidos? “Se nos olvida algo muy importante –responde Provencio–: para los -estadounidenses, México apenas representa 7% de su intercambio comercial. Atar -nuestra moneda a la suya se volvería un factor desproporcionado para México, -mientras que apenas tendría mínima importancia para Estados Unidos.”

- Otro elemento a sumar a la lista de inconvenientes sería que Banco de -México perdería el rendimiento que obtiene como autoridad emisora de billetes -y monedas, una comisión que se conoce como señoreaje. Al perder el -control de las emisiones, cedería estas ganancias a la Reserva Federal. Las -estimaciones oficiales calculan que el gobierno reduciría sus ingresos en el -equivalente a 0.2% del PIB en caso de no obtener el señoreaje –una -cantidad que, en las condiciones de inestabilidad y escasez de recursos -actuales, no resulta despreciable–.

- Sin embargo, hay quienes piensan que este costo sería mínimo: “El señoreaje -es una fuente de ingresos que beneficia al gobierno, no a la economía. De -renunciar a ella, las ganancias derivadas del crecimiento económico serían -mucho más elevadas que cualquier transferencia que resulte de la existencia del -peso”, comenta Sánchez, de Bancomer.

- Por último, según las autoridades, es todavía inviable plantear una unión -monetaria como la que actualmente vive la Unión Europea. “El euro está -entrando en vigor 42 años después de la firma del Tratado de Roma, y aquí ni -siquiera hemos terminado la negociación del Tratado del Libre Comercio.”

- El énfasis de su argumento radica en la escasa integración de los mercados -de bienes, servicios, financieros y hasta laborales que actualmente existe entre -México y Estados Unidos. Mientras no se logre una mayor convergencia en los -ciclos económicos, comentan en Hacienda y Banco de México, es difícil -plantear una integración monetaria entre los dos países.

- Castillo agrega que la dolarización de la economía mexicana implicaría -contraer y limitar las posibilidades de crecimiento del país. El gobierno, al -verse desposeído de la política cambiaria, carecería de un instrumento -básico para realizar los ajustes que requiere la política económica. Así, -las autoridades sujetarían la actividad productiva a su capacidad para generar -dólares y, en caso de sobresaltos financieros desfavorables, tendrían que -actuar en la contracción de la actividad productiva y, por ello, en un aumento -del desempleo. Esa sería la razón por la que en Argentina, por ejemplo, el -desempleo es superior a 13%. Las voces contrarias argumentan, no obstante, que -la falta de trabajo en el país sureño se debe únicamente a la rigidez del -mercado laboral, no a su política cambiaria.

- Ya que estamos en el ámbito de las odiosas comparaciones, ¿cómo se -defienden los escépticos de la estabilidad cambiaria mostrada en Argentina y -Hong Kong? “En su momento, para defender posturas similares, los adeptos al -dólar mostraron de ejemplo a Nueva Zelanda –dicen Castillo y Orozco–. Al -final, tuvo que devaluar su moneda. Hong Kong no devalúa porque tiene un -acuerdo muy importante con China, que lo respalda por razones de imagen -política. En cuanto a Argentina, su destino está atado a la caída de Brasil.”

- Argentina tuvo que vender todos sus activos para atraer capitales y mantener -su paridad, comenta Arturo Huerta, doctor de la Facultad de Economía de la -Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). “Tendríamos que vender la -industria petrolera para respaldarnos. Y eso sería sólo una solución de corto -plazo antes de que llegaran los verdaderos problemas”, dice.

- Pero, tanto para Huerta como para Orozco y Castillo, la discusión en torno a -las dos propuestas es, a fin de cuentas, bastante artificial. “El argumento de -estabilidad ganada con la dolarización parece rescatado de una realidad virtual”, -dicen los economistas de TEF. Según ellos, lo que realmente se debería -de discutir es el modelo económico impuesto por las autoridades, las cuales han -vuelto a supeditar el crecimiento económico del país a la dependencia excesiva -de la llegada de capitales externos. Incluso, van aún más lejos al criticar la -viabilidad del esquema de globalización de los mercados financieros adoptado -por la gran mayoría de los países. “El verdadero problema es que las -economías han desvinculado su esfera financiera de la productiva. Los -regímenes monetarios y cambiarios impuestos ya no se corresponden con la -economía real”, comentan.

- - VOCES INTERMEDIAS
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Aunque es raro encontrarlas, también hay opiniones más moderadas en este -debate. Tal es el caso de Sánchez, quien si bien se confiesa proclive a la -instauración de una unión monetaria, no cree que esa sea la única solución -para que México regrese al camino de la estabilidad. “Se puede lograr un -marco monetario estable con la política de tipo de cambio flotante que ahora -mantiene Banco de México”, comenta.

- Toda la cuestión radica, dice, en que la política monetaria sea congruente -para provocar una disminución drástica de la inflación.

- “Se está buscando controlar el aumento de precios –prosigue–, pero -falta un programa monetario creíble, con metas claras y alcanzables. Hasta -ahora, la política de Banco de México ha tenido un carácter demasiado -neutral: valida la demanda nominal de liquidez, congruente con 17% de inflación -anual. Esa es una tasa que no es conveniente para fomentar la credibilidad -frente a los inversionistas.”

- Para él, si Banco de México se mostrara más estricto en su oferta -monetaria con el fin de disminuir radicalmente la inflación, no sería -necesario recurrir a medidas extremas como la dolarización. El asunto es que -para lograrlo, el gobierno tendría que apretar aún más el cinturón de los -mexicanos. ¿Estarán dispuestas las autoridades a asumir el costo político que -conlleva una medida de esta naturaleza?

- - EL OTRO DEBATE
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Más allá de los argumentos técnicos, la pregunta que realmente está -escondida detrás de esta discusión es otra: ¿Qué tanta confianza depositan -los economistas nacionales y extranjeros en las autoridades responsables del -manejo del peso? Estar a favor del dólar significa, aunque de forma velada, que -no hay confianza en la capacidad de los responsables actuales de la política -monetaria para devolver fortaleza y estabilidad económica al país.

- “En los últimos 22 años Banco de México no ha conseguido la estabilidad -y no estoy seguro de que la vaya a lograr en los próximos 22. ¿Vamos a esperar -a ver si tiene éxito? ¿El país puede darse ese lujo?”, comenta Winkler.

- Y queda otra pregunta pendiente: ¿Por qué la discusión ha resurgido con -más fuerza que nunca? La duda no es gratuita. Cuando sobrevino la tremenda -devaluación de 1994-1995 en la que el peso perdió 90% de su valor frente al -dólar, el debate se insinuó durante unas pocas semanas pero rápidamente se -diluyó y, en ningún momento, tuvo el eco que ahora ha ocasionado una caída -tres veces menor en la paridad.

- Por ello, hay quienes piensan que este nuevo planteamiento podría ser más -que una mera coincidencia. Según Romero, no es casual que The Wall Street -Journal recibiera una “filtración” de Hacienda para dar nueva vigencia -al debate: “La discusión se ha generado porque las autoridades están -previendo que el PRI no se mantendrá en el poder. El gobierno busca curarse en -salud ante la posible llegada a la presidencia de un partido de oposición; -intenta dejar un candado al sucesor que impida un cambio en la política -económica. La mejor forma de hacerlo, aunque dudo que lo logren, sería -enganchar la moneda al dólar.”

- Se quiera o no dar crédito a esta interpretación, lo cierto es que el ya -próximo cambio presidencial deja entrever que el debate sobre la dolarización -está lejos de haberse terminado. Al igual que Fox ya se mostró partidario del -dólar, es probable que otros políticos con ínfulas presidenciables comiencen -a pronunciarse a favor o en contra de la unión monetaria con Estados Unidos.

- Entonces, ¿vale o no vale la pena la dolarización? Quizá estemos ahora en -un momento decisivo para saberlo, puesto que el caso argentino está a punto de -demostrar su verdadera fortaleza ante los embates del derrumbe en Brasil. En -todo caso, incluso los más críticos con la propuesta, como Hacienda y Banco de -México, tampoco descartan la posibilidad de que la convertibilidad se lleve a -cabo en un plazo más lejano, aunque se resisten a ponerle una fecha concreta. -Saben que, de seguir vigente el esquema actual de globalización en los -mercados, es muy probable que una moneda única norteamericana terminaría por -imponerse.

- Y lo que está aún más claro para los entrevistados es que una posible -unión monetaria no constituiría, de por sí, ninguna panacea que viniera a -borrar de un plumazo las ineficiencias que hoy corroen a México. Panamá lleva -97 años con el dólar como moneda de curso legal y sus condiciones económicas -están muy lejos de parecerse a las de Estados Unidos. Tener dólares en lugar -de pesos no mejorará de cuajo el mermado poder de compra de los mexicanos, ni -acrecentará las oportunidades de los millones de habitantes que viven en la -miseria. En todo caso, es como cambiar de trampolín. Aunque ya se sabe: no son -las plataformas las que hacen a los buenos clavadistas.

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