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Corren las apuestas

Aun cuando la apertura de casas de juego en México permanece como una incógnita por despejarse, ya
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Para qué adelantarse a invertir en un negocio de este tipo cuando la moneda aun esta en el aire? ¿Se trata de una apuesta o, en realidad, están jugando a cartas vistas?

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"Mas que una apuesta, estamos cachando la oportunidad de capacitar a los jaliscienses y a los tapatíos para que de aquí salgan a ocupar las vacantes que se generarían, si es que hay casinos en México, argumenta Manuel Corona, director de la Escuela Nacional de Entretenimiento. ¿Qué pasará si no se legalizan las casas de juego? "En ese caso, tenemos la opción de exportar a los egresados", confía.

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A pesar de que tienen ese "comodín" bajo la manga, Fernando de Urquidi, vicepresidente de la flamante academia, prefiere pensar que la suerte les favorecerá: "No tenemos la seguridad de que los casinos van a ser aprobados, pero hay una fuerte probabilidad de que, tarde que temprano, van a tener que darse, pues México necesita de este aspecto turístico".

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Contagiado por el optimismo, y sobre la base de que un casino de tamaño mediano necesita 300 -dealers en promedio, Corona hace cuentas alegres: "Pensando que a la vuelta de un año haya actividad, se van a necesitar de 1,200 a 1,500 -dealers, listos de todo a todo". De ese tamaño, calcula, es la oportunidad de capitalización para los que están jugándosela con un proyecto que, entre el arranque y los primeros seis meses de operaciones, implica una inversión de $500,000 dólares.

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El grupo inversionista, por cierto, es de lo más heterogéneo. Lo encabeza Marco Antonio Torres, quien además de presidir la delegación regional de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica ocupa la gerencia local de Organización Ramírez. El segundo de a bordo es Urquidi, originalmente empresario constructor, quien no cree haberse salido de su ramo. Ve en la escuela un trampolín desde el cual podría saltar luego a la construcción de casinos.

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La institución recibió el espaldarazo de la Asociación Nacional Proindustria del Entretenimiento, formada hace un año con el fin de gestionar un visto bueno para la operación de casas de juego en el -país. Asimismo, cuenta con el apoyo técnico de Phoenix Gaming, una cadena con 25 años de experiencia en la industria de casinos y que, a su vez, opera 18 casas de juego en Estados Unidos y Canadá.

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PAGO POR VER
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Cuando a fines de septiembre pasado se informó de la apertura del periodo de preinscripciones para la Escuela Nacional de Entretenimiento, sobraron los candidatos que quisieron apuntarse en la novedosa academia. "Recibimos muchas solicitudes, 90% de las cuales corresponden a profesionistas de todas las áreas", comenta Urquidi.

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Según Corona, el perfil adecuado para convertirse en -dealer o croupier es el del egresado de carreras turísticas. "El dominio del idioma inglés, la atención al público y el conocimiento del manejo de -hotelerías le dan bases para desenvolverse en este tipo de actividades", justifica.

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Una vez elegidos los candidatos que cubrieran mejor esas características, los directivos planeaban arrancar operaciones a más tardar a principios de noviembre. Sin embargo, nunca contaron con que la Dirección de Padrón y Licencias del Ayuntamiento de Guadalajara argumentarla que, al no existir un giro de escuelas de casinos, debería ser el Cabildo tapatío el que aprobara la licencia.

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"Aventaron la pelota para no ser ellos los que tomaran la -decisión", opina Corona.

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El cuerpo edilicio sesionó un par de ocasiones sin que el tema siquiera fuese considerado en las respectivas órdenes del día. Los inversionistas interpretaron el retraso como una prueba de que el ayuntamiento tapatío le "daba largas" al asunto. Desesperados (y molestos), consideraron la posibilidad de buscar la licencia en otros municipios de la zona metropolitana de Guadalajara (Zapopan y Tlaquepaque eran las opciones más viables) o, de plano, trasladar el proyecto a Cancún, Quintana Roo, donde según ellos tendría buena acogida.

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A principios de diciembre pasado, cuando ya consideraban como mejor opción al puerto caribeño, el ayuntamiento zapopan les otorgó la aprobación correspondiente. Ya sin impedimento alguno, comenzaron a ofrecer sus cursos en dos turnos (matutino y vespertino) de 40 alumnos cada uno. Con una carga de trabajo teórica y práctica de cuatro horas diarias, durante 12 semanas los alumnos son entrenados por los instructores de Phoenix Gaming (dos por turno) en los secretos de la ruleta, el póker, el -bacará y el blackjack, entre otros juegos de azar.

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En palabras del director de la institución, la carrera promete "una posibilidad de trabajo clara, una actividad con mucha proyección nacional e internacional y un mayor ingreso". Urquidi repara en el aspecto económico: "Con base en un sueldo mínimo mas propinas, los ingresos de un -dealer en Estados Unidos son de $120,000 dólares anuales; en cambio, un ejecutivo en el mismo país gana $80,000 dólares". La promesa suena tentadora, sobre todo si, como se asegura, en México los ingresos serán similares.

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Pero mientras se ve si las promesas se cumplen o no, Corona señala que los mejores 20 egresados de la primera generación serán contratados por Phoenix Gaming para trabajar en su cadena. Para otros alumnos "aplicados", la oferta es que permanezcan en la escuela como ayudantes de instructores, a fin de que, en tres o cuatro generaciones, ellos sean los maestros titulares.

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Al destapar sus cartas, los entrevistados dejan ver que su juego no solo es crecer en la academia de Guadalajara, sino abrir nuevos centros de enseñanza en otros puntos del país. De hecho, aseguran haber recibido una petición de inversionistas del sureste para instalar en esa región la que seria la primera sucursal de la Escuela Nacional de Entretenimiento, y a través de la Asociación Nacional Proindustria del Entretenimiento, tienen también otras ofertas para extenderse a la ciudad de México, Mazatlán y Tijuana.

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Formar una cadena nacional es la carta fuerte a la que planean apostar su resto. Pero mientras la legalización de los casinos no sea una realidad, cualquier plan no es más que un castillo de naipes.

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