De dulce, chile y manteca
Nació en el México de los años 20, en medio de un ambiente bohemio y soñador. Fue concebida como restaurante pero al cabo del tiempo cambió de giro. Hoy es famosa por sus tamales; su nombre: Flor de Lis.
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Las ventas de esta firma han crecido tanto que se ha visto obligada a mudar sus instalaciones. "Quitamos la planta de producción de la colonia Condesa y vamos a pasarnos a una nave que adquirimos en Iztapalapa", explica Eduardo Farfán, director general de la empresa.
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La nueva sede contará con una superficie de 1,500 metros cuadrados –900 más que la actual– y ocupará 20 empleados más en el área de fabricación, que se sumarán a los 140 de ahora. La compañía importó de Italia una máquina de envasado al alto vacío para apoyar la infraestructura existente y construirá un laboratorio de desarrollo de proyectos que ocupará a unos 20 técnicos especializados en alimentos. "Trabajaremos básicamente en lanzar nuevos productos, sobre todo aquellos relacionados con el maíz y sus derivados."
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Por lo pronto el directivo no piensa dejar de abrir locales. Pondrá en funcionamiento seis más que se agregarán a los 15 ubicados en la capital del país y en los estados de Morelos y México. "Estaré invirtiendo un promedio de $100,000 pesos por establecimiento."
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