Bastó menos de un año de exitosa operación para que Condón.Pon se decidiera a franquiciar su concepto. La empresa importa preservativos de España, Alemania, Gran Bretaña, Tailandia, Corea, Japón, China y Estados Unidos, de donde procede un tercio de ellos. Según cálculos de la compañía, en 10 meses de trabajo unas 10,000 personas les han comprado y 50,000 han asistido a la tienda.
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"Esto nos ha garantizado que trimestre tras trimestre las ventas brutas hayan subido 30%", dice Emilio Jiménez, contador de la empresa. "A un año de que la idea surgiera de una plática entre amigos, en noviembre próximo está planteado que empiece a funcionar el primer modelo de tienda Condón.Pon franquiciada", comenta Ariadna Hernández, administradora y socia de la firma.
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La compañía no es una sex shop porque, a decir de Georgina Ibarra –responsable de Mercadotecnia y Promoción–, "no vendemos juegos eróticos debido a que no fueron creados para la salud, sino con el fin de satisfacer una diversidad de necesidades en los campos de la psicología sexual". En cuanto a los condones, hay de todas las formas: ribeteados, con puntos, de sabores o colores y de broma. Además vienen acompañados de subproductos como lubricantes y gel para masajes.
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El éxito ha llevado a los socios de la organización a planear convertirse en importadores netos de productos vinculados con la higiene sexual e incluso estudian la posibilidad de promover el condón móvil –que no es otra cosa que un carrito similar al de hot dogs, pero con preservativos– y su venta a través de internet.
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