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Detrás del éxito

¿Para usted qué significa trascender?
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Hay personas tan escasas en esta vida como un hombre de negocios capaz de llevar a su empresa al éxito, pero son miles los directores que desfilan por el mundo empresarial tratando de convertir su vida en existencia llenas de logros. Tampoco es difícil, usted lo sabe, ver un anuncio en el periódico promoviendo una universidad, diplomado, cursos o estudios de posgrado, cuyo mensaje inicia con la promesa de convertirnos en seres talentosos.

-  Pero, ¿qué es lo que un programa de formación o capacitación ofrece al participante que, en búsqueda del éxito, decide cursarlo? ¿Qué es lo que hace a un directivo promover entre su gente la capacitación?

- Lo que ofrecen las escuelas y centros de enseñanza son, en resumidas cuentas, dos cosas: por un lado, la capacidad de interpretar la realidad y, por el otro, las habilidades necesarias para transformarla.

- Interpretación y transformación de la realidad son las dos llaves que lo mismo convierten a un arquitecto que a un ingeniero, abogado, ejecutivo, jardinero o cocinero en una persona de éxito.

- La interpretación de la realidad es el proceso por medio del cual una persona trata de explicar un hecho. Este proceso comienza cuando la mente percibe algún acontecimiento y trata de compararlo con las experiencias que tiene registradas en su memoria.

- Si la persona conoce poca historia, respecto al hecho, su interpretación será pobre. En contraste, si el individuo se ha enriquecido con la capacitación y formación necesarias para interpretar el suceso, entonces será capaz de ofrecer una opinión más cercana a lo que sucede y –por ende– podrá modificar la realidad de una forma constructiva.

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- Para elegir entre Francia, España e Inglaterra como país sede del monumental parque de diversiones Euro-Disney se convocó a un grupo interdisciplinario de especialistas integrado por mercadólogos, arquitectos, expertos en factor humano, tecnólogos, sociólogos, entre otros.

- Una persona o grupo de especialistas de una sola rama no hubiera podido determinar el lugar de forma correcta dado que sus mentes sólo estarían en la posibilidad de interpretar una pequeña porción de la verdad, limitada por sus áreas de especialización. En cambio, un grupo integrado por gente con distintas percepciones puede alcanzar a ver un poco más de la inacabable realidad y así lograr una interpretación más completa y acertada.

- En otro ejemplo, un asesor organizacional es contratado por una empresa para que interprete el estado actual de la compañía y proponga una estrategia que la mejore. Su ingreso a la empresa tiene por intención que una mente no condicionada por la costumbre de la organización sea capaz de emitir una opinión más objetiva, sustentada por sus conocimientos y experiencias.

- Lo mismo un ejecutivo de alto nivel que un gerente de primera línea, un obrero y un asesor externo son contratados con el objetivo de modificar una realidad partiendo de una interpretación acertada. Es aquí donde radica el poder de la formación y educación en las empresas, en la capacidad que se tiene para que los colaboradores adquieran la habilidad de transformar a la organización.

- El desempeño pobre de las organizaciones se debe a la baja capacidad que posee su factor humano para interpretar y transformar adecuadamente la realidad. Por ello, no capacitar a nuestra gente implica dejarnos condenados a mirar el mundo de un modo poco conveniente para la organización. Capacitar y educar es ayudar a nuestros colaboradores a que la vida laboral les diga cosas que antes no les decía. Es eliminar las sorderas mentales al disponer el entendimiento de nuestra gente a nuevos enfoques y modos de transformar el entorno.

- Sir Winston Churchill acertó al decir que los imperios del futuro serían los de la mente; en concordancia con este pensamiento una enorme cantidad de futurólogos predecían hace más de 10 años lo que hoy es norma de vida: las empresas que tengan a la gente más preparada serán las dueñas de los mercados.

- Lo que hay detrás del éxito no es la suerte, ni la chiripa. La casuística sólo favorece a aquellos que, al interpretar la realidad, saben develar las oportunidades y, preocupados por dejar una huella trascendente en su tiempo, transforman su entorno como prueba tangible de que valió la pena su existencia.

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