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Diario de guerra de el Gordo

Algunas víctimas de sujetos psicóticos sueñan con un inexistente diálogo o negociación.
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Equiparar a los fanáticos de la jihad (guerra santa) con un grupo insurrecto que demanda la reparación de agravios es no haber entendido nada."

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La frase anterior proviene de un singular "diario de la guerra" que escribe el Gordo Basurto. Podría decir que gracias a mi audacia periodística he tenido acceso a esos documentos secretos que hoy hago públicos. Pamplinas. Ni son ocultos, ni he requerido mayor talento o audacia para leerlos. Ha bastado la generosidad del autor, quien, además, ha condescendido a comentar sus apuntes.

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Cito: "A pesar de que tanto Osama Bin Laden como los voceros de la banda terrorista Al-Qaeda han sido muy claros en su discurso fundamentalista, aún hay muchos que suponen que el actual conflicto entre el mundo occidental y el terror parapetado tras el Corán puede resolverse mediante el diálogo o la negociación.

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"Caen en el mismo error fatal en el que incurren algunas víctimas de sujetos psicóticos que sueñan con un inexistente acuerdo que atempere las iras de sus victimarios. Por supuesto, es una ilusión."

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–¿Por qué has escrito –le pregunto a mi amigo– que los convenios son en este caso imposibles?

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Porque la negociación –responde el Gordo–, es un concepto netamente occidental que proviene del reconocimiento de la autonomía y libertad de cada individuo, del dominio o señorío de cada cual sobre sí mismo y sus decisiones. Negociar es intercambiar, ceder A para obtener a cambio B, buscar intereses comunes. Para ello, es preciso que existan personas (concepto netamente occidental, también) libres y responsables, autónomas.

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–Si para el fundamentalismo no hay personas, entonces ¿qué hay?

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–Hay dos grandes conjuntos absolutos: los fieles y los infieles.

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Y para ampliar su respuesta, el Gordo me muestra en el diccionario la definición de fundamentalismo: "Exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o prácticas establecidas."

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–¿Ves?, el talibán es el gobierno de los poseedores de la verdad absoluta, indiscutible, que define sin concesiones lo que es y lo que no es, lo que debe existir y lo que debe destruirse. Las mujeres afganas, sometidas forzosamente al régimen, no pueden dialogar o negociar con sus opresores. Se someten o mueren.

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–¿Qué es "lo absoluto"?

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–De nueva cuenta el diccionario es elocuente: es aquello que existe por sí mismo, que no requiere de nada ajeno ni de nadie ajeno a él (a lo absoluto) para existir. El concepto conviene a Dios y sólo a Dios. La tragedia es cuando los auto designados "voceros infalibles de Alá" –eso es el conjunto de clérigos que se llama talibán–, emiten dictados que abarcan la totalidad de la vida humana: comida, amor, vestido, diversión, lenguaje, y creen saber que la violencia es el modo de instaurar ese reino de Alá, el califato universal, en todo el planeta.

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Y añade: la tragedia es que estos autodesignados "voceros de Alá" conciben su misión como la destrucción en el planeta de cualquier vestigio ajeno a la verdad absoluta de la que se dicen poseedores.

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–Bajo el régimen talibán, desengáñate Medina, no existen nimiedades tales, típicas de la civilización occidental, como población civil, derechos humanos, juicio imparcial... Por favor, que me expliquen cómo se dialoga con él, cuando además, bien provisto por millonarios fundamentalistas que se parapetan tras la fe islámica, nos dice con todas sus letras que morir matándose les garantiza a los guerreros de Alá (mujaidines) una suerte de pase automático al paraíso. ¿Qué acaso no fueron lo suficientemente explícitos el 11 de septiembre?

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