¿Qué impacto tuvieron los sucesos del 11 de septiembre en el sector de tecnología?
-Las empresas ahora están revisando sus proyectos de continuidad en casos de contingencia. El plan de recuperación del negocio –qué hacer si un desastre genera la eventualidad de operar la compañía con otro apoyo– adquiere más importancia que nunca. Las firmas, ya acostumbradas a trabajar con tecnología, están fortaleciendo sus estrategias de emergencia o sus contratos de soporte con terceros.
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¿La lección aplica en México?
-Claro. Las organizaciones mexicanas otorgarán mayor trascendencia a las estrategias de protección y respaldo. Hay que contar con planes que permitan, en dado caso, mantener las operaciones y, si hace falta, obtener auxilio de terceros.
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¿Cuál será el impacto para los proveedores de tecnología?
-Es un hecho que la economía se frenará. Las empresas revisarán sus planes de negocio y los presupuestos en tecnología, pero esto no quiere decir que se dejará de invertir en sistemas de información. En Estados Unidos, durante los dos próximos trimestres el crecimiento se detendrá y continuarán los despidos de personal, pero todo esto no tiene que ver con el 11 de septiembre. Quizá los atentados serán un catalizador que acelerará algunas cosas, pero forman parte de un proceso ya en marcha.
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¿La tecnología ayudó o estorbó ante el caos que desencadenaron los ataques?
-No se puede decir que debido a lo que pasó la tecnología es un demonio. Siempre será un habilitador. La máxima, de cara al futuro, será contar con una estrategia de emergencia, y no tanto invertir en fierros, que después no servirán para nada.
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