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Duros de matar

Empresas mexicanas están dispuestas a enfrentar el huracán económico argentino. Respaldo financie
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Imagínese un grupo de 20 empresas mexicanas que llegaron hace seis años a un país con características sociales, políticas y económicas en común. Arribaron a un mercado que prometía oportunidades de crecimiento. La mayoría empezó de cero y avanzó, pero muy pronto la nación se transformó radicalmente hasta llegar a una caótica situación a la que no se ve salida en el mediano plazo.

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En tal escenario, no parecía haber para los capitales extranjeros más que una alternativa: hacer maletas y salir huyendo o bien aguantar el paso del temporal.

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No obstante las pérdidas causadas por la crisis –alrededor de $200 millones de dólares de los $2,000 que se calcula tienen invertidos en la nación sudamericana–, las firmas nacionales con operaciones en Argentina optaron por lo segundo.

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"Percibo a las empresas mexicanas con una vocación de invertir y quedarse en el país", opina Juan Carlos Raschi, vicepresidente de la Cámara de Comercio Argentina-Mexicana (CCMA).

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Los años de inestabilidad económica que ha vivido México no han pasado en vano. Casi podría decirse que de ese fogueo se ha derivado una suerte de "manual" contra la crisis que, sumado al apoyo de sus casas matriz, constituye la principal herramienta de la que disponen las compañías nacionales para mantener o aumentar la cuota de mercado argentino que lograron arrebatar a firmas locales y gigantes multinacionales.

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Lejos de alardear de su experiencia en crisis y de su capacidad financiera para sortear la coyuntura, aquellas organizaciones, observa Raschi, son de modesto perfil. Una anécdota lo constata: Carlos Slim fue invitado a Buenos Aires por Paolo Rocca, prominente empresario local y presidente de la CCMA, al mismo tiempo que arribaba a Argentina una misión comercial mexicana. La embajada había organizado una importante reunión a la que asistiría el presidente Fox, pero, de no ser por una indiscreción de la secretaria de Rocca, amigo y socio de Slim –juntos crearon la empresa de telecomunicaciones Techtel–, el magnate mexicano habría quedado fuera de la jugada, pues nadie ahí sabía de su presencia en dicha nación. Invitado de último minuto, los presentes tuvieron que esperar más de dos horas para que Slim llegara.

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En cuanto atañe a las empresas públicas, la discreción podría estar justificada por el temor de que los inversionistas "castiguen" el precio de las acciones al tener mayores detalles sobre la evolución y riesgos de sus negocios en Argentina, aunque el bajo perfil en poco ha ayudado a amortiguar los efectos financieros de cuatro años de deceleración económica y el virtual resquebrajamiento del sistema de pagos, con restricciones al circulante, devaluación y alta inflación.

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Manos a la obra
Por el monto invertido en esta nación conosureña, México ocupa el lugar número ocho del ranking de inversión foránea, encabezado por España, Francia y Estados Unidos, según datos de la Fundación Invertir. Entre 1994 y 2000, calcula, el flujo de capitales sumó $89,000 millones de dólares destinados a la creación de nuevas empresas y a inyectar recursos a compañías ya existentes. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Argentina, el capital extranjero en las 500 firmas no financieras más grandes del país pasó de 51% en 1995 a 62.6% en 2000. Las inversiones mexicanas de mayor cuantía dieron origen a nuevas compañías, importando tecnología y logística probadas en otras plazas y adaptándose a las exigencias locales.

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El arranque de Bimbo, por ejemplo, exigió la participación de un nutrido grupo de ejecutivos y empleados mexicanos –incluso repartidores– para capacitar a la mano de obra argentina.

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Aparte de las cuestiones operativas, las firmas mexicanas decidieron ser muy cautelosas con sus inversiones para evitar densas estructuras corporativas. "Apostamos a la productividad", dice un alto ejecutivo de la panificadora nacional.

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En espera de que las condiciones del consumo interno mejoren, en los últimos meses instrumentaron una agresiva reducción de costos, con todas sus secuelas de despidos de personal y recortes en la capacidad utilizada de producción, la que en promedio se encogió de 65 a 50%.

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La situación de inestabilidad y las endebles perspectivas de recuperación sugieren que la crisis argentina aún no toca fondo, por lo que se prevén ajustes posteriores en las operaciones de todo el sector empresarial. "Hay mucha incertidumbre y no se sabe qué pasará", comenta Carlos Arbía, economista en jefe de la consultora argentina Exante.

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Así las cosas, no resulta extraño que prácticamente todas las compañías achicaran sus presupuestos para publicidad, afectando mayormente las campañas de televisión y los anuncios espectaculares. De acuerdo con la agencia argentina Monitor de Medios Publicitarios, hasta septiembre de 2001 la inversión en este rubro cayó 12.2% respecto a igual lapso del año anterior, al sumar $2,152 millones de dólares.

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Plan de contingencia
El índice de confianza del consumidor, que elabora la universidad privada Torcuato Di Tella, ubicada en Buenos Aires, retrocedió 13.3% en enero de 2002 en comparación con la cifra de 12 meses atrás.

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Este escenario de creciente desconfianza tendrá repercusiones negativas en el consumo y, por resonancia, en los sectores enfocados a este segmento, lo que se combinará con el alargamiento de los plazos de pago a proveedores y distribuidores, originando problemas de generación de flujo y liquidez, vaticina Lorena Martin, de la calificadora Fitch en Argentina.

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Por si esto fuera poco, la devaluación agudizará la situación de las corporaciones en el corto plazo. Con caros insumos importados, las firmas promoverán su sustitución por materias primas locales –Femsa y Bimbo ya anunciaron iniciativas al respecto– y, mientras aguardan a la reactivación del mercado local, aprovecharán la baja relativa del precio de la mano de obra y buscarán elevar su productividad.

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Para Marcelo Sierra, de Fundación Invertir, "toda actividad que sea de importación intensiva será menos rentable, y entonces el interés estará en las exportaciones". Pero vender fuera del país no es una vía al alcance de todas las empresas mexicanas. Aunque existen casos como el de Industrias Martín Cubero, que desde Argentina exporta cacahuates a distintos mercados del orbe, México incluido, pero se trata más bien de excepciones.

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Río revuelto
Arbía, de Exante, comenta: las autoridades no tienen un plan definido para salvar la economía y mucho menos para proteger las inversiones extranjeras. Es más, insiste, "están bastante desprotegidas".

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Su opinión no mitiga el optimismo de Miguel Arndt, director de Fitch Argentina, quien considera que aun cuando podría darse en el futuro una salida masiva de inversiones, por ahora no existen evidencias de que eso ocurra. De hecho, fue posible constatar que las empresas mexicanas que se han establecido en este país piensan seguir activas. Y no sólo eso: Francisco Ludueña, gerente de CCMA, asegura que hay más empresarios mexicanos interesados en establecer relaciones comerciales con Argentina –en el rubro de calzado, especifica–, si bien ninguno ha mostrado aún planes de desembarcar en la nación sudamericana.

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La coyuntura económica del país sudamericano genera, sin duda, oportunidades de adquirir activos locales. Los rumores de eventuales compras de empresas argentinas por parte de firmas mexicanas es cada vez más fuerte. Raschi insiste en que por el momento son sólo posibilidades, pues el futuro inmediato de la economía no está nada claro. "Quien apueste ahora debe ser muy atrevido", juzga.

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Este fenómeno también tiene su expresión en la ruta contraria: en las últimas semanas, comenta Ludueña, la Cámara ha atendido una inusitada avalancha de consultas de empresarios argentinos que analizan la posibilidad de establecerse en México. Hoy la mayor inversión argentina en la república mexicana es la de Siderca, propiedad de Rocca, quien controla las operaciones de Tamsa, el principal productor de tubos de acero sin costura en el mundo.

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El panorama que tienen por delante los empresarios es complejo y sobreponerse a él requiere de mucha disciplina financiera y operativa.

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Rogelio Gallegos, director de análisis de la operadora mexicana de fondos de inversión Actinver, comenta que las compañías mexicanas han utilizado diferentes opciones financieras y contables para reflejar el impacto de la crisis, algunas más agresivas que otras (como CIE, ejemplifica). En adelante, agrega, el desempeño dependerá no sólo del escenario macroeconómico sino del tipo de negocios que cubran.

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"En el caso de los sectores que producen bienes de consumo hay distintas estrategias y relativa flexibilidad. No sucede lo mismo en el sector de servicios", abunda Gallegos.

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En suma, para las mexicanas este es el momento de presentar examen sobre el manejo de crisis. ¿Será suficiente la experiencia local?

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