Uno de los pasos para conocer el estado real del organismo consiste en realizarse una exploración precautoria, que puede salvar la vida al detectar males antes de que se vuelvan graves.
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El doctor Jorge Guillén, internista que coordina las revisiones médicas en Unidad de Radiodiagnóstico, afirma que las personas deberían practicarse un examen preventivo cuando hay algún malestar o si existen factores de riesgo como estrés, tabaquismo, alcoholismo o antecedentes familiares peligrosos. Así, curar ciertos tipos de cáncer (colon, pulmón, piel, de mama o próstata), lo mismo que afecciones cardiacas y problemas de presión alta o diabetes llega a ser viable.
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Aunque la edad para practicarse una prueba es relativa a cada paciente, se sugiere un examen físico completo: entre los 20 y 30 años, cada cinco años; de 30 a 40, cada tres; de 40 a 50 cada dos años y medio, y una vez por año después de esa edad.
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Colesterol en sangre o perfil de lípidos.
-Identifica el riesgo de enfermedades coronarias. A partir de los 20 años y, si los resultados son normales, repetir cada cinco.
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Biometría hemática completa.
-Determina anemia, tipo de sangre, y otros indicadores específicos. Una vez al año desde los 20.
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Química sanguínea.
-Mide el nivel de glucosa en la sangre. Cada año desde los 20.
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Ojos.
-Exploración oftalmológica para definir visión, salud ocular y lesiones en retina, que pueden indicar diabetes y otras enfermedades. Cada cuatro años o de acuerdo con las indicaciones médicas.
- -Brazo.
-Examen médico para valorar el estado de los ligamentos o disfunciones óseas. Cada dos años o en caso de dolor constante.
- -Presión sanguínea.
-Busca detectar tempranamente la hipertensión arterial. Desde los 20 años, y cada dos años si los resultados son normales.
- -Tórax.
-Placa toráxica para ver pulmones, corazón y huesos. Una vez al año después de los 40.
- -Corazón.
-Electrocardiograma y prueba de esfuerzo que identifican daños en el corazón o alteraciones de su ritmo. Uno a los 40 años y seguir las recomendaciones del médico.
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Próstata. (Hombres).
-Antígeno prostático que mide la cantidades de una proteína que, si tiene valores elevados, puede indicar cáncer o inflamación. Es recomendable una vez al año si se tienen antecedentes familiares de cáncer en próstata o más de 40 años.
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Cabeza.
-Tomografía y resonancia magnética para detectar problemas neurálgicos, tumores y otras alteraciones. Pruebas de concentración, memoria y reflejos. Cada cuatro años o por prescripción.
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Oídos.
-Reconocimiento del aparato auditivo. Una vez al año o en caso de dolor.
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Boca.
-Revisión dental y ortopantomografía con el fin de detectar el estado de boca, dientes y encías. Una por año desde la infancia.
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Cuello y garganta.
-Perfil tiroideo para medir algún padecimiento glandular. Cada cuatro años partir de los 20 o antes por indicación médica.
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Senos (en mujeres).
-Mastografía con la intención de detectar nódulos y tumores antes de que sean palpables. Después de los 45 una vez por año.
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Abdomen.
-Ultrasonido, que permite examinar páncreas, riñones y bazo. Cada dos años.
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Vagina (mujeres).
-Papanicolau, que localiza células anormales que podrían convertirse en cancerosas. Debe practicarse cada año después de los 18 o en mujeres menores que tengan vida sexual activa; si hay anomalías, cada seis meses.
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Recto.
-Análisis coproparasitoscópico que informa acerca de parásitos o sangre en las heces. Radiografía y sigmoidoscopía flexible o colonoscopía del colon: cada tres a cinco años después de los 50.
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Riñones.
-Examen general de orina con el fin de buscar bacterias y rastros sanguíneos que hablan de un problema renal e incluso de una excreción excesiva de azúcar o proteínas. Cada dos años.
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Hígado.
-Prueba del funcionamiento hepático para detectar enzimas cuya presencia indica padecimientos crónicos o posibilidad de hepatitis C. Cada dos años o antes por indicación médica.